Existen marcas que se han convertido en películas. El último caso es el de Barbie, que rompió récords de taquilla, pero últimamente muchas empresas utilizaron sus propiedades intelectuales para explotarlas en la pantalla grande.
No obstante, también existen ocasiones en las que las películas o series inspiraron negocios. Ya sea porque los estudios decidieron estirar la popularidad de sus personajes a productos reales o porque intentaban potenciar el impulso de marketing antes de un estreno.
Estos son cinco productos que traspasaron la pantalla grande y se convirtieron en negocios en serio.
Para ser un detective de misterios y fantasmas, el gran danés Scooby-Doo es muy asustadizo. Por eso, cada vez que sus compañeros quieren convencerlo de que haga algo arriesgado, lo hacen sobornándolo con una "Scooby galleta". Y este aparentemente irresistible snack llegó al mundo a principios de 2000 para promocionar la primera película live action basada en la serie animada.
La encargada de fabricar este premio para las mascotas fue la estadounidense DelMonte Foods que lanzó una versión para perros, con opciones de sabores como pollo y panceta, y otra para humanos, en este caso con sabor vainilla. Ambos productos no tuvieron las ventas esperadas y pronto abandonaron las góndolas.
En 2014 DelMonte separó su división de alimentos para mascotas y la renombró Big Heart Pet Brands, que en 2015 fue adquirida por The J.M. Smucker Company por US$ 5.800 millones.
Hoy Kellogg's maneja la marca Scooby-Doo con una línea de palitos de galleta inspirados en el snack canino.
La secuela de Mi pobre Angelito (Home Alone) estrenada en 1992 no tuvo el mismo éxito en taquilla que la original, sin embargo le dio a la juguetera Tiger Electronics un negocio que se convirtió en furor durante la Navidad de 1993.
El guionista John Hughes quería que Kevin Mc Callister tuviera un grabador de voz de mano, que pudiera también reproducir el audio y cambiarle la velocidad para engañar a sus enemigos. La distribuidora 20th Century Fox le pidió a Tiger Electronics que lo fabricara para usarlo como utilería y la compañía le pidió autorización para hacer una versión para el público.
El Talkboy salió al mercado y fue un éxito en ventas. Incluso disparó una serie de productos, desde un intercomunicador hasta una versión pensada para niñas, el Talkgirl. El grabador fue descontinuado recién en 1999, un año después de que Tiger Electronics se fusionara con Hasbro.
Lo de "todos los sabores" es literal. Si bien hay gustos más comunes del mundo de las golosinas también hay de tierra, pimienta y jabón. Cuando se conocen en el tren rumbo a Hogwarts, Ron Weasley le advierte a Harry Potter que hay incluso otras como espinaca, hígado y tripa.
Para promocionar el debut de la franquicia en la pantalla grande, en 2001, Warner Bros. le otorgó la licencia de varios productos a la estadounidense Jelly Belly.
Además de las famosas grageas, la firma sacó al mercado varitas de chocolate, criaturas de gomitas y Snitchs doradas dulces. Lo importante es no encontrar la de vómito que, según Albus Dumbledore, le impidió volver a disfrutar esta golosina.
El último deseo de Benjamin "Bubba" Blue antes de morir fue ver plasmado su sueño: un restaurante dedicado a los camarones. Su amigo, Forrest Gump, cumplió su pedido. Y lo mismo hizo Viacom, dueña de Paramount Pictures, que en 1996 se asoció con la cadena de restaurantes Rusty Pelican para lanzar Bubba Gump Shrimp.
El primer local cortó cinta en 1996 y poco a poco se expandió con más franquicias en los Estados Unidos.
Desde 2010 la cadena pasó a manos de Landry's, cuyo dueño es el empresario Tilman Fertitta. Hoy la marca cuenta con 38 sucursales en el mundo con restaurantes en Osaka, Doha, Cancún y Hong Kong, según su sitio web.
En 1971 Quaker Oats aportó US$ 3 millones para financiar Willy Wonka y la fábrica de chocolate, la primera adaptación al cine de la novela de Roal Dahl. Su plan era que sirviera como promoción para el lanzamiento de su línea de barras de chocolate Wonka. No obstante, el producto no llegó a tener éxito.
El proyecto fue retomado por la británica Rowntree, creadora de golosinas icónicas como el Kit Kat y el After Eight.
Tras ser adquirida por Nestlé, la barra tuvo un pequeño revival una vez estrenada la nueva versión cinematográfica en 2005 con la actuación de Johnny Depp. La compañía descontinuó los chocolates Wonka en 2010 y cinco años más tarde le vendió su negocio de golosinas en los Estados Unidos a la italiana Ferrero por US$ 2. 800 millones.
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