La fachada de una escuela de Lanús, a menos de 12 kilómetros del centro de la ciudad de Buenos Aires, está llena de carteles que ruegan por justicia. Morena, perdón, no supimos protegerte, se lee en uno de ellos. Morena no tiene paz si no hay Justicia, expresa otro. Justicia por morena, dice el más directo de todos.
El edificio está de luto. Hace unos días, a 20 cuadras de ese lugar, Morena Domínguez, una niña de 11 años, fue asesinada por motochorros mientras se dirigía hasta su escuela.
Hoy, en plena jornada electoral, la escuela Almafuerte n° 60 en Villa Diamante a la que asistía Morena recibió a los vecinos de Lanús para votar, entre la indignación, la tristeza y el acongojo.
Cecilia Scasso, residente de Lanús y madre de tres hijos, experimenta una profunda emotividad en esta votación particular. Aunque no conocía personalmente a Morena, para ella esta elección va más allá de lo habitual. Votar en la misma escuela donde hace unos días una madre luchó por reanimar a una niña de 11 años provoca una carga emocional palpable en Scasso.
“La verdad es que no iba a venir, vengo a votar por respeto. Me afectó mucho lo que pasó. Nosotros vivimos acá, mi hijo menor tiene 14 años, ¿me entendés?”, expresó la mujer antes de votar a Infobae.
Finalmente, Scasso no pudo entrar a la institución. La mujer se quedó paralizada por la tristeza, mirando fijamente la fotografía de Morena que acompañaban los carteles.
Ornella, la hija de 19 años de Scasso, fue a votar junto con su madre. “Yo voto confundida más que enojada, porque no confío en nadie. Siento que vote a quien vote no me voy a sentir segura”, reflexionó.
La furia también tiene su lugar en la escuela a la que fue morena. Elena se bajó del ómnibus para participar de la jornada cívica. En vez de paralizarse, dijo indignada: “Todos los políticos son unas lacras vivientes. Yo crecí en este barrio, jamás vivimos toda esta inmundicia. No se aguanta más esta mugre que tenemos que soportar", añadió.
Elena trabaja en el cementerio de Lanús; fue testigo directo del entierro de la niña de 11 años. Detrás de su enojo, está la tristeza, expresó. “No me lo voy a olvidar nunca. Los chicos llorando con globitos en las manos y flores para su compañera. Terminamos todos llorando, yo y todos mis compañeros de trabajo... mirá que estamos acostumbrados, pero a eso no”, contó la mujer.
Rubén, un jubilado de 66 años llegó en bicicleta a la escuela. “Con las pocas ganas que tenía de votar”, dijo al mismo medio. “Vengo por obligación como ciudadano, pero lo que siento ahora es hambre y sed de justicia”, añadió.
La puerta con rejas negras con los carteles, las fotografías de Morena y los dibujos de los niños que concurren a esa escuela funcionan como un portal que detiene a los vecinos de Lanús. Fue el caso del jubilado Miguel Carbone, de la enfermera Reina Rodríguez, del electricista Hugo Rodríguez y de tantos otros quedaron congelados al llegar.
Todos los vecinos de Lanús, desesperanzados, se congelan ante ese lugar.
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