Porque lo viejo está de moda. La ropa de segunda mano y los diseños que se basan en las décadas de 1980 y 1990 son las que mandan en la moda desde hace ya algunos años. Lo reflejan, por ejemplo, los diseños que Adidas presentó para Alemania, España, Argentina, Bélgica, Colombia y Rusia, que son versiones actualizadas de camisetas históricas y ganadoras utilizadas entre 1984 y 1994 por esas mismas selecciones.
Nike hizo algo similar con la de Nigeria y para su diseño tomó como referencia la vestimenta que usó la selección africana en el Mundial de 1994, su primera participación y la que mejores resultados le reportó a las “Súper Águilas”; además tiene influencias de la primera camiseta hecha por la empresa para el país africano en 1995.
La compañía de ropa deportiva estadounidense incluso se inspiró en el uniforme de 1982 de Inglaterra –uno de los clásicos históricos y más queridos por los fanáticos de ese país– para la remera de entrenamiento de la selección inglesa.
Pero el caso de Nigeria reúne otros datos llamativos. La cifra de ventas supera a la de algunos de los clubes más importantes del mundo: los tres millones de esa lista de espera superan a los 2,8 millones que vendió la camiseta del Manchester United en 2016. Los principales compradores son los nigerianos o descendientes que viven fuera de su país (la mayoría concentrados en Inglaterra), ya que el precio de la casaca, US$ 85, hace que muchos nigerianos hayan recurrido a versiones piratas, más baratas.
Hasta el momento, la camiseta no se puede comprar en Uruguay (ni siquiera a través de plataformas como Amazon o Mercado Libre). En las tiendas Nike locales no está disponible, pero reconocen que hubo varias consultas, por lo que si la demanda se mantiene, llegará eventualmente.
La camiseta también conquistó a los neutrales por su aspecto estético, más llamativo que el común denominador de las camisetas de fútbol. Es un diseño vistoso, que rompe con el tradicionalismo y el arraigo por lo clásico que suele mandar en el fútbol, donde las remeras de clubes y selecciones son mantos sagrados reverenciados e intocables.
El equipo deportivo de la colección tiene un estampado floral, y una de las camisetas de calentamiento ostenta unas palmeras –ese diseño se repite en bolsos, pelotas, y riñoneras que también están dentro de la colección–. Los dos diseños adaptan a lo deportivo otras tendencias actuales, la de las camisas hawaianas y los estampados florales. Así se forma una combinación de moda urbana muy actual, estética deportiva y un guiño a la tradición y a los rasgos identificativos del país. De hecho, el diseño de la camiseta se inspira en el plumaje de las águilas.
La utilización de ese tipo de símbolos no es nueva en el fútbol. Desde 2010 Puma, por ejemplo, utiliza el sol como componente en las casacas de Uruguay. En Sudáfrica estaba como estampado en toda la camiseta; en 2012 el sol de la bandera era visible en un hombro y en la de Rusia 2018 se reproduce el Sol de Atlántida, monumento creado por Carlos Páez Vilaró.
Las camisetas uruguayas recientes (y las de Puma en general) también son destacadas por su talle ajustado que se adhiere al cuerpo de los futbolistas. Además de tener motivaciones tecnológicas y deportivas, también tiene el objetivo de que el público le eche el ojo a los jugadores. “Muchas mujeres empiezan a mirarlo desde otro lugar, ya no por cómo son con la pelota, sino cómo son físicamente. La tecnología ha determinado que ingrese un nuevo público a ver los partidos”, dijo a la revista Galería la semana pasada el periodista argentino y especialista en marketing deportivo Claudio Destefano.
Y además, la vestimenta deportiva ha trascendido los gimnasios, estadios y el uso exclusivamente atlético para usarse también como ropa casual. Versace presentó en mayo una remera de fútbol, los raperos estadounidenses se ponen camisetas de clubes y selecciones europeas, y el diseñador ruso Gosha Rubchinskiy también estrenó una línea de prendas inspirada en las camisetas noventosas. Ahora el fútbol se viste a la moda.
Brasil 1970
Asociada a uno de los mejores equipos de la historia del torneo –y al 10 de Pelé– es clásica y sencilla; con eso a veces basta para que una camiseta pase a la historia.
Holanda 1974
El naranja rabioso, la sencillez de su diseño, la polémica de Johan Cruyff y Adidas (la fabricante de la casaca) y la revolución futbolística que significó ese equipo la ponen en el panteón del deporte.
Dinamarca 1986
Para los uruguayos ver esta camiseta puede evocar un recuerdo traumático; más allá de eso la prenda –que unió un diseño arriesgado con un equipo que atacaba mucho (como puede atestiguar Fernando Álvez)– se ganó un lugar en el corazón de los hinchas neutrales.
Alemania 1990
Camiseta campeona del mundo y encargada de traer el color a las habitualmente blancas y negras vestimentas teutonas. Es un diseño icónico y memorable, que ha sido repescado en camisetas vintage y por la selección alemana para Rusia 2018.
Estados Unidos 1994 (alternativa)
Inspirada en el denim, la tela yanqui por excelencia y con un diseño de estrellas, se robó varias miradas en el mundial en el que el equipo anfitrión también contaba con jugadores llamativos como Alexi Lalas.
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