En el universo de los cuidados para mascotas, surge una pregunta recurrente entre los dueños de gatos: ¿es seguro que los felinos disfruten de un buen vaso de leche? Aunque esta imagen idílica fue popularizada en la cultura popular, la realidad detrás de la relación entre gatos y leche es más compleja de lo que parece.
Durante décadas, la imagen del gato disfrutando de un plato de leche ha sido parte del folclore doméstico. Sin embargo, la realidad es que muchos gatos adultos son intolerantes a la lactosa, un azúcar presente en la leche. A medida que los gatos crecen, su capacidad para digerir la lactosa disminuye, lo que puede resultar en malestar estomacal, diarrea y otros problemas gastrointestinales.
Los profesionales veterinarios concuerdan en que, si bien algunos gatos pueden tolerar pequeñas cantidades de leche, la idea de proporcionarles regularmente este lácteo puede no ser la mejor opción. En lugar de recurrir a la leche, los dueños de gatos pueden proporcionar agua fresca en todo momento, asegurando una hidratación adecuada. Además, existen alimentos especialmente formulados para gatos que ofrecen los nutrientes esenciales que necesitan sin recurrir a productos lácteos.
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