Las peripecias de un narco uruguayo que quiso probar suerte como futbolista profesional, como productor de espectáculos, como falso músico, y que es acusado de montar una estructura regional de tráfico de drogas, expusieron esta semana al gobierno a una inesperada polémica política. La responsabilidad del Estado uruguayo en darle a Sebastián Marset un pasaporte que le permitió salir de una prisión en Dubai volvió a estar bajo debate luego de que desde Paraguay y Colombia se lo acusara como instigador del crimen contra el fiscal paraguayo Marcelo Pecci, y que una investigación de la Secretaría Antidrogas de Paraguay, que publicó El Observador, informara con lujo de detalles su modus operandi, y sus maniobras para lavar el dinero que recaudaba.
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