El PS disfruta su capital político pero padece una interna partida

"Renovadores" y "removedores" marcan sus diferencias
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13 de diciembre de 2015 a las 05:00
"105 años sembrando sueños" dice el lema del 48 Congreso del Partido Socialista que se celebrará hoy y que servirá, entre otras cosas, para evaluar el futuro de esa colectividad y para abordar varios documentos que analizan la situación del país y del Frente Amplio.

Pero, a decir verdad, más que sueños, en los últimos meses en ese más que centenario partido han sido sembradas diferencias que enfrentan a sus dos corrientes internas y que abren un signo de interrogación acerca de su futura unidad.

Esos choques no impiden que el PS pueda exhibir lo que considera un importante capital político personificado en la expresidenta del Frente Amplio, la senadora Mónica Xavier, y en el intendente de Montevideo, Daniel Martínez, en quienes ya se piensa como precandidatos presidenciales para las elecciones de 2016.

No obstante, después de un período de aparente calma, las cosas se complicaron cuando, a fines de julio, el presidente de la departamental de Montevideo y diputado Gonzalo Civila dijo en El Observador que la corriente que integra se identifica más con el apelativo "removedor" que con el de "ortodoxos" que le endilgan desde el ala "renovadora" del partido.

Al grupo de dirigentes que integra Civila le empezaron a llamar "ortodoxo" en contraposición a la corriente "renovadora" que representan, entre otros, el Secretario General del PS, Yerú Pardiñas, y la senadora Daisy Tourné.

"Hoy la izquierda tiene el rol fundamental de gobernar; es un gran desafío y es ahí en donde hay que ser cuidadoso. No se trata de una carrera de obstáculo para ver quién es más de izquierda", dijo Pardiñas.

Esa ortodoxia supone la reivindicación de posturas históricas de la izquierda como la defensa de los intereses de los trabajadores y el combate al capitalismo.

La corriente tuvo en el excanciller Reinaldo Gargano a su exponente más conocido, tanto que a los
"ortodoxos" también se les llama "garganistas".

Después de esa declaración, militantes y dirigentes medios del ala "renovadora" se burlaron a través de las redes sociales de la nueva caracterización de los otrora ortodoxos. En tanto, Pardiñas reconoció que esas palabras distintivas son un "cliché" pero advirtió que "hay que tener cuidado con esas carreras para ver quién es más de izquierda".

"El Frente Amplio tiene una responsabilidad mayor que en otras décadas. Antes la responsabilidad era la de generar opinión y la de resistir. Hoy la izquierda tiene el rol fundamental de gobernar; es un gran desafío y es ahí en donde hay que ser cuidadoso. No se trata de una carrera de obstáculo para ver quién es más de izquierda", insistió Pardiñas.

Y entendió negativa la existencia de "ciertos perfilismos que no ayudan al proceso de unidad".
Por su parte, Civila cuestionó las reacciones "virulentas e infantiles" de algunos de sus compañeros y estimó que la palabra "removedor" hizo "tambalear un estigma que les es funcional".

A partir de allí, los socialistas de una y otra ala marcaron sus diferencias en temas tales como los procesos políticos del kirchnerismo en Argentina y el chavismo en Venezuela. Los "renovadores" han sido críticos con esos gobiernos en tanto que los "removedores" los han apoyado casi sin cortapisas.
El intento del presidente Tabaré Vázquez de decretar la esencialidad en la enseñanza encontró a los renovadores en una actitud comprensiva y a los removedores en un franco rechazo que se expresó con la presencia de sus dirigentes en movilizaciones callejeras.

También hay diferencias acerca de los énfasis que se deben poner en la política económica. Los "renovadores" están más cerca del astorismo y los "removedores" tienen más coincidencias con el Movimiento de Participación Popular (MPP) y el Partido Comunista (PCU).

En el Congreso de hoy, los socialistas deben abordar, entre otras cosas, un documento elaborado por el integrante del Secretariado Ejecutivo, Manuel Laguarda, en el que se sostiene que el partido debe dar un "respaldo inequívoco" al gobierno de Tabaré Vázquez evitando "abrir flancos que favorezcan" a los adversarios.

"Se puede tener al mismo tiempo que una práctica y actitud unitaria, perfil e identidad que no es igual a 'perfilismo'. En esa línea hay que ser implacable con las actitudes indisciplinadas que atacan la unidad del FA", dice el escrito.

La acusación de "perfilismo" ha sido utilizada por los renovadores para señalar las posturas críticas que los removedores han tenido con el gobierno de Vázquez.

El documento hace mención al "inmenso capital político" que representa la gestión de Xavier como presidenta del Frente Amplio y destaca "el triunfo de Daniel" que lo llevó a la intendencia de Montevideo.

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