Benjamín Netanyahu, el primer ministro que más tiempo ha estado en el poder en Israel, adorado por unos y denostado por otros, apostó fuerte por la carta de la defensa del país. Pero, tras 12 años ininterrumpidos en el poder y un sinfín de maniobras para mantenerse al frente del gobierno, perdió sus funciones después del voto de confianza en el Parlamento este domingo que ungió una “coalición del cambio”.
Sus opositores ven en él a un “ministro del crimen”, y no a un primer ministro, en alusión a las acusaciones de corrupción, malversación y abuso de confianza que pesan sobre él.
Sus partidarios ven en “Bibi” la encarnación del nuevo “rey de Israel”, por su pétrea defensa del país frente a Irán, el archienemigo. Su papel protector se vio fortalecido tras su gestión en la pandemia de covid-19 y su rápida campaña de vacunación, que permitió desconfinar el país antes que Europa o Estados Unidos.
Con su inconfundible voz ronca, su cabello canoso siempre impecablemente peinado, Netanyahu está profundamente marcado por la herencia de la derecha israelí.
Nacido en Tel Aviv el 21 de octubre de 1949, creció con el fuerte bagaje ideológico de su padre, Benzion, que fue asistente personal de Zeev Jabotinsky, líder de la tendencia sionista llamada “revisionista”, favorable a un “Gran Israel” que abarque también a Jordania.
Opuesto al proceso de paz israelo-palestino de Oslo, que él mismo ayudó a enterrar, Netanyahu abogó por una visión de Israel como un “Estado judío”, cuyas fronteras se extienden hasta Jordania. En este sentido, apoyó la anexión de zonas de la Cisjordania ocupada y sus medidas favorecieron un aumento de las colonias.
La muerte de su hermano Yoni en 1976, durante el asalto israelí para liberar a los rehenes de un vuelo Tel Aviv-París, conmovió profundamente a Netanyahu, que hizo de la “lucha contra el terrorismo” uno de los principales temas de su carrera.
Orador nato, Netanyahu es también un diplomático de carrera. Vivió en Estados Unidos, donde hizo sus estudios y fue embajador ante la ONU en los años 1980.
Cuando regresó a Israel fue elegido diputado en 1988 por el partido Likud, la gran formación de la derecha israelí, en la que pronto se convirtió en la nueva estrella. Su ascensión fue imparable hasta 1996 cuando, a los 47 años, se convirtió en el primer ministro más joven de la historia de Israel. Pero su gobierno duró solo tres años.
Después de permanecer alejado algún tiempo regresó a su gran pasión, la política, volvió a dirigir el Likud y fue elegido de nuevo primer ministro en 2009. Hasta este domingo.
En base a AFP.
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