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El Varela y la importancia de educar en valores
El grupo de sexto año de primaria del Colegio Nacional José Pedro Varela decidió manifestar una disconformidad a la directora de la institución, desde el respeto y la cordialidad. Al comienzo le transmitieron la molestia a la maestra, y luego diez representantes del salón se reunieron con la directora.
Situaciones como estas suceden de forma continua en este centro educativo, en el que por sobre todas las cosas se apunta a una enseñanza rica en valores.
Su alto nivel académico y su fuerte programa bilingüe se ve acompañado por ciertos valores que son útiles en el presente y futuro de los alumnos como individuos críticos de la sociedad.
Cecilia Saettone, Verónica Ortiz y Aldo Ford, en representación de la Comisión de Padres del colegio –la cual contribuyó con que no cierre el Varela en enero de 2016-, consideran que sus hijos son capaces de tomar determinada postura ante situaciones críticas gracias a lo aprendido allí.
Esfuerzo, solidaridad, compromiso, dedicación y laicidad son los principales valores para estos padres. Al primero de ellos lo destacan como el más importante. "Dado las exigencias el esfuerzo es indudable, pero el reconocimiento del esfuerzo también lo es", explica Saettone.
En la misma línea, Ortiz sostiene que de esta forma los niños aprenden que para alcanzar ciertas metas es necesario el esfuerzo y la dedicación.
Esta madre confiesa que ella no es exalumna de allí, pero que eligió mandar a su hija primero que nada por la laicidad, por la calidad académica y por lo que implica en valores. Muchas familias comparten esta opinión.
Asimismo, para Ford la institución es sumamente humanista, ya que los alumnos aprenden a ser solidarios y se ayudan entre compañeros. Un ejemplo de esto es que cuando el Varela tuvo problemas con el cumplimiento de algunos pagos durante su crisis fueron los propios niños quienes propusieron planes alternativos para colaborar con los gastos.
A su vez, hay mucha dedicación por parte de los funcionarios, familias y alumnos. "Todos dedicamos. Los maestros hacen más de lo que deberían hacer y los padres están al pie del cañón", añade Ford.
Desde la refundación del Varela -exactamente dos veranos atrás- el centro educativo cambió en varios aspectos. Entre ellos, el consejo directivo generó un sistema de representación estudiantil. Todos los alumnos del liceo eligen a los delegados de clase -entre los alumnos de los últimos dos grados- mediante votación secreta. El candidato escogido representa a los alumnos en el consejo. "Es súper importante el proyecto, desde la lectura cívica, desde el compromiso que implica y desde la voz", opina Ortiz.
El Varela busca "incentivar a los alumnos para que hagan sus criticas, pero con el mismo ímpetu que busquen las soluciones para eso". Es decir, es fundamental para ellos que identifiquen el problema, lo aborden y busquen una solución real.
Si bien son meramente palabras que utiliza la institución, los tres padres consultados de la comisión insisten en que no solo se ve en el discurso, sino también en la práctica. "Para mi hija el Varela es su primera casa", dice Ortiz.
Para Ford, los niños están viviendo una experiencia de vida que no está escrita en ningún libro y no hay plan de estudio de ninguna institución que te enseñe a enfrentarte a la vida, en donde si no se lucha con convicción, razón y firmeza no se llega a ningún lado. "Los chiquilines viven distintas realidades y se están formando, pero con los ejemplos correctos van a ser excelentes personas de bien. Sus padres se llenarán de orgullo".
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