Mao Tse Tung en 1961 leyendo el “Diario del Pueblo”, 12 años después del triunfo de la revolución.

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Este sábado se celebran comicios en la isla que Mao Tse Tung cedió a los nacionalistas

En 1949, cuando el Partido Comunista de China lideró el triunfo de la revolución, permitió al derrotado partido nacionalista Kuomintang instalarse en ese territorio, pero Naciones Unidas reconoce una sola China desde 1971, con capital en Beijing
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13 de enero de 2024 a las 05:02

Mao Tse Tung fundó el Partido Comunista en 1919 y tres décadas después era el líder de la revolución triunfante del país más poblado de la Tierra y uno de los más pobres. En esos años, la otra figura relevante del país era Chiang Kai-shek, líder del Kuomintang, el partido nacionalista.

Mao y Chiang fueron aliados y enemigos alternativamente. En los últimos años, los nacionalistas fueron perdiendo la guerra civil contra los comunistas. Mao pactó una salida honrosa en un país exhausto: los seguidores de su enemigo podían mudarse a Taiwán, la isla distante 150 kilómetros del continente y que había sido colonia portuguesa y japonesa pero que en 1945, tras la derrota de Japón en la segunda guerra pasaba a jurisdicción china.

Chiang moría en abril de 1975 y estaba al frente de la isla. Mao moría en mayo de 1976 y también era presidente de China. Casi medio siglo después, pese a que Naciones Unidas reconoce “una sola China” desde 1971, la disputa geopolítica entre el país de 1.400.000 millones de habitantes y la isla de 25 millones está en el centro de la escena mundial.     

Taiwán celebra este sábado 13 de enero unas elecciones presidenciales en las que se juega su futuro. En el centro está el reclamo de Beijing que considera a Taiwán “una provincia rebelde” que debe reunificarse con el continente tarde o temprano.

Pero los sucesivos gobiernos de la isla reclaman su independencia. En los últimos dos años las maniobras militares en el Mar de China cobraron un volumen que muchos ven como un eventual conflicto armado. No por la magnitud de ambos ejércitos sino porque detrás de Taipéi, la capital de la isla, están aliados poderosos, empezando por Estados Unidos y por Japón, que dominó ese territorio como colonia.

Jaw Shaw-kong, compañero de fórmula de Hou Yu-ih, el candidato presidencial del principal partido de oposición, Kuomintang (KMT) dijo a la BBC que ese “es el camino que lleva a Taiwán al peligro, el camino que lleva a la incertidumbre”.

El KMT gobernó muchos años tras la muerte de Chiang, pero luego perdió las elecciones con gobernante Partido Democrático Progresista (PPD), que lidera las encuestas para estas elecciones. Ching-te es el actual vicepresidente y candidato a ocupar la presidencia. Quiere mantener la distancia de Beijing y su diálogo con Washington y Tokio es bueno.

Sin embargo, el KMT puede dar la sorpresa. Es un candidato moderado que cree en el diálogo con el Partido Comunista de China para reducir las tensiones.

Los primeros habitantes de Taiwán fueron pueblos austronesios, procedentes de Oceanía, el sureste asiático y partes de lo que es hoy el sur de China. En 232 A.D., la isla quedó registrada por primera vez en los archivos chinos, después de que China enviara una fuerza expedicionaria para explorar el lugar. Este hecho es tomado por Beijing como un argumento más para respaldar sus reclamos territoriales.

Taiwán se convirtió en una colonia holandesa por un tiempo breve entre 1624 y 1661. Posteriormente fue administrada por la dinastía Qing, la última dinastía imperial china, de 1883 a 1895.

Desde principios del siglo XVII, un importante número de migrantes empezaron a llegar a Taiwán desde China, muchos escapando de la agitación política o de la penuria. La mayoría eran de la provincia de Fujian, o chinos hakka, provenientes de Cantón. Los descendientes de estas dos olas migratorias conforman la mayor parte de la población actual.

En 1895, después de la victoria de Japón en la primera guerra chino-japonesa, la isla fue colonia del imperio chino. Pero después de su rotunda derrota en la Segunda Guerra, Taiwán quedó del lado de China y Beijing empezó a gobernar la isla con el consentimiento de los aliados Estados Unidos y Reino Unido.

Pero la guerra civil de China, que había iniciado en 1927, continuó tras la II Guerra Mundial y, pocos años más tarde, Chiang Kai-shek era derrotado por la revolución liderada por Mao Tse Tung.

Fue entonces cuando Chiang y lo que quedaba de su gobierno nacionalista del Kuomintang (KMT) se refugiaron entonces en Taiwán.

En 2000 recién ganaba las elecciones un candidato que no era del KMT: Chen Shui-bian. Hasta entonces, Beijing tenía una fórmula que permitió complementar. Era conocida como "un país, dos sistemas". Le permitía a Taiwán una autonomía significativa si aceptaba la reunificación con China.

Era el modelo que funcionaba en Hong Kong. Pero con los nuevos vientos políticos, Taipéi desestimo la oferta aunque seguían las inversiones chinas y el intercambio comercial con el continente. Incluso, en 1991, Taipéi proclamó el fin de la guerra con la República Popular China, existente desde la guerra civil que perdió el KMT.

El triunfo de Chen Shui-ban en 2000 significó una mayor distancia con Beijing. Chen fue reelegido en 2004, lo que motivó a China a aprobar la llamada ley antisecesión en 2005, que declara el derecho de China a recurrir a "medidas no pacíficas" contra Taiwán si intentaba separarse oficialmente de China continental.

En 2008, Ma Ying-jeou fue elegido presidente y buscó mejorar las relaciones, particularmente a través de convenios económicos. Ocho años después, en 2016, fue elegida Tsai Ing-wen, la actual presidenta de Taiwán. Tsai lidera el Partido Democrático Progresivo (DPP), que se inclina hacia la independencia formal de China.

En ese contexto, Washington se comprometió a dar respaldo a Taipéi y venderle armas. La escalada siguió. En 2018, China pidió a las empresas que incorporan a Taiwán como parte de China en sus páginas en internet.

Tsai fue reelecta en 2020. Para entonces, Hong Kong había atravesado meses de disturbios, con manifestantes protestando contra la creciente influencia de Beijing. Ese año empezó a regir una ley de seguridad nacional en Hong Kong impuesta por Beijing.

China, para entonces, no solo era la segunda economía mundial sino que su poderío político crecía a pasos acelerados. Washington perdía la hegemonía lograda tras la implosión de la ex Unión Soviética y debía vérselas con un país que invierte infinitamente menos en armas que Estados Unidos pero que su capacidad geopolítica en la región es contundente.

Sin embargo, Joe Biden afrimó que el compromiso de Washington con la isla es "sólido como una roca". No puede desconocer la Casa Blanca que en 1971, con los consejos de Henry Kissinger, Estados Unidos votó en las Naciones Unidas que hay “una sola China” y es la que tiene como capital a Beijing.

Tras 25 años de tironeos, las elecciones de este sábado cobran más relevancia por el clima mundial donde dos guerras tiñen el horizonte, la de Ucrania y la de Medio Oriente.

Es difícil aventurar una guerra entre Taipéi y Beijing ya que las empresas taiwanesas llevan invertidos unos U$S60.000 millones en el territorio chino y un millón de taiwaneses viven en el continente, muchos con trabajo en fábricas taiwanesas.

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