El parabrisas del Airbus A319 de Sichuan Airlines estalló en la mañana del lunes, cuando sobrevolaba la ciudad de Chengdu,
China. El copiloto sintió el cambio de presión y fue succionado, pero se salvó de salir volando. Quedó por un momento con medio cuerpo fuera de la cabina. Sufrió arañazos y se torció la muñeca.
El capitán, Liu Chuanjian, pudo controlar el
avión que, según contó a la estación de televisión estatal china CCTV, se sacudía con fuerza hacia todos lados. Aterrizó de emergencia, sin
pasajeros heridos, en el aeropuerto Chengdu Shuangliu, al sur de China. El copiloto se salvó de ser succionado por el cinturón de seguridad, que lo ataba a su asiento.
Según Liu Chuanjian, no hubo señales de advertencia antes de la explosión, que se dio de un momento a otro. El caso es ahora objeto de investigación.
Jiang Wenxue, vocero de la Administración de Aviación Civil, contó a la agencia de noticias estatal Xinhua que "la situación era muy crítica".
"El parabrisas se desprendió a una altura de 10.000 metros. El avión estaba en un estado de baja presión y la temperatura era de -30 a -40 grados centígrados", contó. Sus dichos
fueron recogidos el martes por CNN.
Una de las azafatas del vuelo, que resultó herida, contó al Servicio de Noticias de China que el accidente sucedió justo cuando estaban sirviendo la comida. Los pasajeros comenzaron a perder la calma y a gritar. La azafata y el resto de los tripulantes intentaron calmarlos y demostrar que podrían aterrizar de forma segura.
Según el Servicio de Noticias de China, el país reconoció al piloto como un héroe en las redes sociales por su aterrizaje seguro, a pesar del vidrio roto.