Entre los 2.891 documentos sobre el asesinato de John F. Kennedy que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo públicos por primera vez, hay varios datos que revelan conspiraciones y espionajes.
Aunque Trump dio marcha atrás y decidió postergar la publicación de "archivos sensibles", la información que se llegó a difundir hasta este jueves, sirvió para que un equipo de periodistas de The Washington Post encontrara información desconocida hasta el momento.
Un memorándum de la Agencia Federal de Investigaciones (FBI) describe un encuentro entre exiliados cubanos que intentaron ponerle precio a la cabeza de Fidel y Raúl Castro y Ernesto Che Guevara en 1964. Pero la cifra de US$ 150.000 (más US$ 5.000 para gastos) por el líder de la Revolución Cubana les pareció demasiado alta.
En una reunión siguiente, las cuentas se moderaron a US$ 100.000 por Fidel Castro y US$ 20.000 por Raúl Castro y Guevara.
En la investigación de Jack Ruby, el dueño de un nightclub en Dallas que disparó a Lee Harvey Oswald el 24 de noviembre de 1963, a dos días del asesinato de JFK, el FBI intentó ubicar a una de sus amigas, la stripper Kitty, cuyo apellido se desconocía. La pista se perdió en Nueva Orleans, donde se había suicidado meses antes Kitty Raville.
Un documento del FBI de mayo de 1964 citó a un informante que aseguró tener "documentos que prueban que el presidente Johnson fue un miembro del KKK en Texas al inicio de su carrera política". Sin embargo, no muestra la presunta evidencia.
Muchos de los documentos cubren las dos décadas anteriores a la muerte de Kennedy: los que revelan los esfuerzos del FBI contra los sospechosos de comunismo en los Estados Unidos. Se menciona, por ejemplo, el intento fallido de instalar micrófonos para escuchas ilegales en la casa del guionista John Howard Lawson, sospechoso de ser miembro del Partido Comunista en California y uno de los primeros profesionales del cine proscripto, entre "los 10 de Hollywood".
Uno de los documentos desclasificados alude a un traje de buceo contaminado que el abogado James B. Donavan —retratado por Steven Spielberg en su película El puente de los espías— debía regalarle a Fidel Castro durante su negociación de la libertad de los detenidos tras la invasión en Bahía de Cochinos.
"Se sabía que a Fidel Castro le gustaba bucear", dice el texto. "El plan de la CIA era espolvorear el interior del traje con el hongo causante de micetoma, una enfermedad cutánea crónica e incapacitante, y con el bacilo de la tuberculosis el equipo respiratorio". Pero Donovan no accedió, y le regaló a Castro un traje de buceo limpio.
También se cita la búsqueda fallida de un molusco caribeño con caparazón lo suficientemente grande como para cargar explosivos que volaran a Castro en el mar y la lapicera con una aguja hipodérmica que hubiera permitido a un cubano reclutado por la CIA inyectar veneno a Castro.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá