Gavel tenía una vida planificada por delante. Con pocos meses de vida, el perro entró en el cuerpo de Policía de Queensland, Australia. Sin embargo, durante la academia demostró que su vocación estaba en otra parte.
Tal como cuentan los posteos en las redes sociales del gobernador de la región, el pastor alemán nunca se adaptó a su lugar de trabajo. No seguía las órdenes de intimidar o seguir un señuelo, pero sí le gustaba jugar con otros perros, algo que nunca facilitaba los arrestos.
Gavel, dijeron los entrenadores, no estaba apto para integrar el cuerpo de Policías por ser muy amigable.
Pero la historia de Gavel no terminó ahí. Gracias a su forma de ser, el Estado lo nombró oficialmente Perro Vice-Regio, y sus tareas serían como acompañante del gobernador de la región en todas sus tareas diplomáticas o incluso en partidos de rugby.
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