“Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad”, es la letra de unos momentos de “La verbena de la Paloma”, una zarzuela llena de encanto. Recuerdo cuando la compañía lírica se instalaba en el Larrañaga de Salto, y nos trasmitía un género de música que no ha pasado de moda. Hasta un profesor con buen humor, en medio de una prueba escrita, tenía el don de calmarnos tarareando bajito algún momento de “La verbena”.
Pero los años han pasado y días atrás me hallé como uno más, en la despedida del doctor Tabaré Vázquez. Le llevo una diferencia de algunos años. Me encontré con el cortejo. A propósito, no le agregué el adjetivo “fúnebre”, porque junto a mí había juventud y todas las ciudadanas y los ciudadanos de nuestra tierra que supimos aprender y poner siempre en práctica el respeto mutuo.
Ochenta años son muy pocos en la vida del Dr. Vázquez. El esposo, el padre de familia, el médico, el político y el presidente de nuestra República, han quedado en la memoria colectiva del Uruguay.
Agradezco las muestras de afecto que me hicieron llegar, mis amables lectores de El Observador. Pero como bien o expresa el título de esta nota, “hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad”. Estoy nuevamente con ustedes y mejor que antes…
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