Indiana Jones y el Dial del Destino está en cines
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

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Indiana Jones 5 es una bomba de diversión y la mejor despedida para un héroe inmortal

La nueva película del aventurero que encarna Harrison Ford es también una reflexión sobre el paso del tiempo
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05 de julio de 2023 a las 05:02

Indiana Jones está viejo. Le duele la espalda, le pesan los hombros y la vida, y el cuerpo aventurero ya no está para los mismos trotes que antes. Los golpes, las trompadas y los disparos –nueve, para ser más exactos– recibidos a lo largo de una vida de correrías dejaron huella, y también las malas memorias. Las pérdidas, la decadencia. El paso del tiempo es inevitable. Es un enemigo al que no se le gana con un latigazo.

Ese concepto está presente a lo largo de toda la quinta película del ícono interpretado por Harrison Ford, presumiblemente por última vez. Indiana Jones y el Dial del destino es una historia sobre la vejez, sobre el paso del tiempo y los dilemas que acarrea el llegar al final del camino. Y es también un viaje en el tiempo: un salto nostálgico al pasado, con caras conocidas, algunos guiños y un cierto aire de remix de las viejas aventuras clásicas aunque con un protagonista añoso.

El golpe nostálgico ya viene de entrada: antes de saltar a 1969, la película abre con una larga secuencia ambientada sobre el final de la segunda guerra mundial, con un Harrison Ford rejuvenecido digitalmente (la tecnología para hacer esta proeza sigue mejorando pero todavía es muy artificial, por lo que el resultado es ambiguo) y que como los inicios de las aventuras clásicas del doctor Jones, nos tira de cabeza a la acción, que en definitiva, es lo que vale la pena de estas historias. El entretenimiento. Y El Dial del Destino es muy, muy entretenida.

Después de dirigir las cuatro partes anteriores de la serie, Steven Spielberg le cedió las riendas a James Mangold, un director eficaz y que sabe construir películas dinámicas. Aunque no llega a las cotas de Los cazadores del arca perdida o La última cruzada, esta nueva entrega no pierde intensidad durante sus más de dos horas de duración, que se pasan volando, enganchando una persecución con otra, una secuencia de acción con otra.

A ese guion que va al trote, de Nueva York a Marruecos, de Grecia a Italia a bordo de caballos, tuk tuks, barcos, aviones y trenes, se le suma el carisma nato de Ford, que compone a un Jones igual de magnético que siempre, pero más gruñón que nunca. Un Indy ajado, vapuleado por la vida y solitario tras una hecatombe familiar que termina en su divorcio de Marion Ravenwood, que extraña sus días de aventurero y que salta ante la primera oportunidad de volver a la acción.

La excusa se la da la reaparición de la ahijada de Indiana, Helena Shaw (Phoebe Waller-Bridge, pura chispa), que lo convence de acompañarla en la búsqueda del objeto histórico de turno, el mecanismo de Anticitera, una suerte de reloj astrológico creado por Arquímedes que, se presume, permite localizar fisuras que permiten viajar en el tiempo. El aparato existe en el mundo real, pero hasta donde se sabe, no tiene esas funcionalidades.

Phoebe Waller-Bridge brilla en la película

La dupla Jones-Shaw, más un puñado de aliados que irán apareciendo por el camino, se enfrentan a Jürgen Völler (el danés Mads Mikkelsen, en su enésimo rol de villano en Hollywood), un científico que fue nazi y desertó a Estados Unidos para colaborar con el proyecto espacial a lo Werner von Braun, y que quiere usar el Anticitera para viajar a 1939 y cambiar el curso de la guerra para que ganen los alemanes.

Un antagonista que a su manera, también es un hombre enganchado al pasado, que prefiere volver a él, y que sirve también para tirar algunos golpes por elevación al recordar que el fascismo no desapareció en 1945, y que Estados Unidos, encarnado en sus matones y en una agente de la CIA que ejerce como su nexo con el gobierno, le abrió sus puertas.

Los cazadores del tiempo perdido

Para ser una película sobre la cacería de un objeto que permite viajar al pasado, Indiana Jones y el Dial del Destino está bastante más ocupada en el presente de su personaje protagónico. Aunque obviamente el encanto tentador del pasado está ahí, hay una intención de mostrar sin muchos problemas que hasta los héroes de acción envejecen. Al punto que en nuestro primer vistazo al Indy de 1969, está apenas en ropa interior, algo que no todas las películas se animarían a hacer, y mucho menos una que llega con pretensiones de taquillazo.

Como nos va a pasar a todos los que hoy tenemos menos de 50 años, Indiana Jones no deja de trabajar aunque sea un septuagenario. Aunque le digan que se tiene que quedar tranquilo en la casa, y aunque aquella magia que tenía incluso en su aburrida faceta de docente universitario ya no esté ahí, en parte porque el mundo cambió y también porque él ya no es el mismo.

Harrison Ford rejuvenecido en Indiana Jones 5

De todas formas, esta vuelta a las aventuras tiene un claro tono de despedida, sobre todo porque Harrison Ford ya pasó la barrera de los 80. Y aunque volvió con mucho gusto a calzarse el sombrero fedora, prefiere irse en sus propios términos, en un cierto paralelismo con su personaje más icónico.

Aunque esta historia también tiene algo de remix, de estructura conocida, de personajes que se parecen a otros que ya aparecieron. En ese sentido, se emparenta por momentos con el Episodio VII de Star Wars, la otra gran saga que tiene a Ford en su elenco, y que como en este caso, fue resucitada bajo la égida ratonil de Disney.

Pero más allá de ese parecido, esto no tiene como aquella película galáctica la misión de abrir una nueva trilogía y traer nuevo público además de recuperar la fe de los veteranos seguidores, sino que acá la intención es dar un final digno, luego del tropiezo de la película anterior de Jones, de 2008.

Esta película sabe que por mucha tecnología que use, ya no es lo mismo que antes. Porque al tiempo no se le gana. Indiana Jones está viejo, si, pero todavía le queda un último round. Y el resultado no llega a las cotas de las aventuras originales –eso es prácticamente imposible– pero es una bomba de diversión. Si está buscando algo para ver acompañado de un balde de pop, es esta película (pero por favor, no comente absolutamente todo lo que ocurre en la pantalla; sí, a usted le hablo).

Entre a la sala y déjese llevar por la aventura. El pasado no vuelve, pero se lo puede honrar. Indiana Jones está viejo, pero hay íconos que son inmortales.

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