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Liber Trindade

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Ojos atentos

Involución

La desigualdad social crece y la indigencia se extiende por las avenidas, incluso por los árboles
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21 de diciembre de 2013 a las 00:00

Quién no ha oído sobre la evolución de nuestra especie, más allá de algún eslabón perdido desde que supuestamente bajamos de los árboles en busca de alimentos.
También durante nuestra niñez oímos los cuentos del viejo de la bolsa, esos con los que se ayudaban nuestros padres para buscar que nos portáramos bien, ante el aviso de que si no lo hacíamos nos iba a llevar ese personaje.

Claro que los años pasaron para todos, ya no pudimos dejar nuestras puertas abiertas sin llave como en esa época. El personaje del viejo de la bolsa se propagó en los últimos años por toda la ciudad, pero atrás de la mayoría de esas barbas y desprolijidad encontramos gente muy joven, afectada por la pasta base, por algún desequilibrio mental. Algunos cayeron en esa situación por otras razones, y la calle se convirtió en su hogar bajo cartones, más allá de que en los últimos tiempos también somos testigos de cómo en una profunda involución parecen buscar los árboles de las avenidas para subir, para guardar sus pertenencias durante el día, ante la mirada distraída de las autoridades que pasan frente a ellos cada día, durante semanas enteras.

Son cientos por toda la ciudad. Ya no basta con mirar para abajo solo para ir tratando de esquivar las veredas rotas, sino para no pisar esta gente, que duerme por todos lados, con un cruel invierno, pero también se hace más evidente con el aumento de la temperatura, aunque genera menos sensibilidad.

Muchos me dirán que eso se ve en todos los países y cierto es, pero también es cierto que también estamos a la cabeza en este escenario, a pesar de los números que se intentan mostrar.

En este caso el viejo de la bolsa se convierte en uno de los individuos más vulnerables de la sociedad, come lo que recoge de los contenedores, estos mismos que también son usados a diario como baños químicos, junta alguno que otro elemento para vender y hacer unos mangos, luego los vemos entrando a las bocas de pasta base, esas que no ven las autoridades, pero que están por todos lados, esas que dicen que generan puestos de trabajo.

Mientras tanto ese viejo de la bolsa se consume en vida, en un camino sin retorno, que lo agrede en todos los sentidos y que tal vez por el simple hecho de no tener una credencial cívica, está condenado a intentar seguir subiendo a los árboles.

En el suelo hay muchos depredadores, en esos mismos canteros hay muchas flores que le cuestan varios millones de dólares al año a los contribuyentes, pero parece que nadie se atreve a cuestionar por qué plantamos tanta plata para el lucro de determinadas empresas. Hay quienes quieren tapar en la vida el sol con una mano, hay quienes quieren tapar la realidad con flores, dejando en el camino justo a quienes luego no tendrán ni siquiera alguien que les lleve unas flores a su eterna morada.
Realmente vemos tanto despilfarro de plata a nivel departamental, a nivel nacional, que nos impresiona. Se habla de inclusión y solo puedo percibir desigualdades, sectores de la sociedad que hacen su negocio mediante la presión, sin importar nada más que el poder de hacerlo, el poder de llenar sus bolsillos.

Entramos en la recta final, ciento cincuenta días para la interna. Todos abocados estarán a conseguir sus votos. Nadie ya se podrá rasgar las vestiduras hablando de unos corruptos, los otros no, las malas acciones ya los tocaron a todos. Quienes decían ser distintos, a los únicos que dejaron en el aire fue a los pobres viejos de la bolsa, porque al resto del Uruguay lo dejaron en tierra, viendo cómo se pierden día a día millones, fundiendo un ícono nacional como Pluna, sin importarles nada, con una desfachatez total. Ahora comenzó el fuego cruzado con las viviendas sociales, tratando de bajar al piso las acusaciones de algún que otro fraude a nivel sindical y el votante ya podrá afirmar rotundamente son todos iguales.

Desde nuestras páginas durante estos años hemos tratado de mostrar una realidad, una visión independiente de gente que quiere pensar que en Uruguay tenemos todo para salir adelante, pero debemos jugarnos cada día en nuestros comentarios, en nuestras denuncias, no viendo la realidad que nos quieren mostrar, sino la que pasa frente a nuestros ojos atentos. ||

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