El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) comenzaron en la capital de Estados Unidos sus reuniones anuales de primavera con duros pronósticos para el año en curso.
Los directivos de ambos organismos financieros globales advierten un aumento del PIB global por debajo del de 2022 mientras los bancos centrales de todo el mundo continúan aumentando las tasas de interés para controlar la inflación persistente.
Sus directivos, de acuerdo a los datos técnicos de sus estructuras, creen que la economía global crecerá este año por debajo de lo que lo hizo en 2022, con una crisis de deuda en curso en las economías emergentes, una inflación que no cesa y unas tasas de interés que parecen no tener techo.
Esta semana, los jefes de ambos organismos se reúnen en Washington con representantes de distintos países y entidades financieras para abordar los problemas más apremiantes de la economía global. El panorama es negativo, de acuerdo a las primeras observaciones de ambos organismos. Incluso peor de lo que esperaban a fines de 2022.
Por un lado, el FMI espera que la economía mundial crezca menos del 3% este año, por debajo del 3,4% del año pasado, lo que aumenta el riesgo de hambre y pobreza a nivel mundial. El Banco Mundial, más pesimista, estima un 2%.
Para la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, "una recuperación sólida sigue siendo difícil de alcanzar", debido a "un problema de inflación significativo".
"Eso significa que los bancos centrales deben continuar manteniendo las tasas de interés más altas para combatirlo, y eso está en camino de restaurar las perspectivas de un crecimiento sólido", agregó.
El Banco Central de Japón es uno de los menos ortodoxos del mundo y ha optado por mantener sus tasas de interés muy bajas, en contraposición de lo que están haciendo sus colegas. Su inflación objetivo, al igual que en otros países, es del 2% anual y en 2022 cerró en 2,3%, su mayor nivel en ocho años.
Aunque muchos creen que es un caso de éxito, otros subrayan que esta estrategia ha traído efectos secundarios como la fuerte devaluación del yen frente a otras divisas.
Este lunes comenzó el mandato del nuevo gobernador del emisor japonés, Kazuo Ueda, quien anticipó que "el Banco de Japón ha tomado varias medidas para mitigar el costo de las tasas negativas. Por lo tanto, dado que la inflación aún no alcanza el 2% anual, es apropiado mantener esas tasas negativas".
(con información de agencias)
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