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La batalla de Lula por el Banco Central brasileño, todavía en manos del bolsonarismo

El Partido de los Trabajadores, sindicatos y economistas advierten que la entidad conducida por economistas del anterior presidente brasileño choca con la política del gobierno y le quita herramientas para cumplir su mandato electoral
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14 de febrero de 2023 a las 15:23

El Partido de los Trabajadores (PT), la expresidenta Dilma Rousseff, economistas desarrollistas y los sindicatos reforzaron la ofensiva lanzada hace dos semana por Luiz Inácio Lula da Silva para remover al titular del Banco Central de Brasil (BCB), el bolsonarista y ultraliberal Roberto Campos Neto, cuyo mandato vence en 2024 y al que acusan de mantener elevadas las tasas de interés para enfriar la economía y, de esta forma, entorpecer al gobierno en su intento por generar una mayor demanda interna y más puestos de trabajo.

El PT, a través del jefe de bloque en Diputados del oficialismo, Zeca Dirceu, convocó a la manifestación organizada por el Sindicato de Bancarios bajo el lema "Fuera Campos Neto". Lo hizo luego de que el BCB difundiera su boletín semanal Focus, en el que se consigna que el mercado financiero redujo al 0,76% la previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2023, dinámica que choca con la intención del gobierno de expandir la economía, reducir el impuesto a las ganancias a los trabajadores más pobres y elevar el salario mínimo.

La disputa se da en un marco novedoso para el país. Es la primera vez que un gobierno asume sin tener poder de decisión sobre la gestión del BCB, conducido actualmente por Campos Neto, quien tiene mandato hasta 2024 y fue a votar en las elecciones del año pasado vistiendo la camiseta de la selección brasileña de fútbol, como lo hizo el ahora expresidente Bolsonaro.

Lula da Silva se quejó la semana pasada por la decisión del BCB de haber mantenido en el 13,75% la tasa de interés básica de la economía, que se conoce en el país como Selic, pero también de los argumentos esgrimidos por la entidad, que justificó la decisión alertando sobre presiones inflacionarias futuras. En ese contexto, el mandatario calificó la determinación como “una vergüenza”, al tiempo que sostuvo que la inflación, que se ubicó en el 5,7% interanual en enero, no es producto de la demanda sino de un freno al consumo y a la producción.

En la misma línea, la expresidenta Dilma Rousseff (mandato 2011-2016), también del PT, se sumó a la batalla política para retirar al bolsonarismo del BCB, al advertir que la política monetaria restrictiva generará una "depresión" económica durante la gestión de Lula da Silva. En un discurso realizado el domingo por la noche como parte de los festejos de los 43 años del PT, Rousseff defendió las acciones de Lula da Silva para que el BCB reduzca la tasa de interés de la economía.

"Cuando Lula presiona por la tasa de interés está defendiendo el futuro de su gobierno. Con esta tasa, el gobierno está siendo condenado a una depresión y a la pérdida de renta, de empleo e inversión", aseguró Rousseff, quien fue postulada como la próxima presidenta del Banco de Desarrollo del grupo de los BRICS, que Brasil integra con Rusia, India, China y Sudáfrica. “Si Campos Neto continúa, el gobierno de Lula no tendrá herramientas para cumplir su mandato", aseguró Rousseff.

Los dirigentes y funcionarios del PT señalan que Campos Neto, que tiene mandato de cuatro años producto de una ley que otorga independencia al BCB sancionada en 2021, además de ser abiertamente partidario de Bolsonaro, participa activamente de varios grupos de Whatsapp de exministros bolsonaristas que administra el senador Ciro Nogueira, exjefe de Gabinete del anterior gobierno.

“Lo que ocurrió el 8 de enero en Brasilia fue una revuelta de los ricos que perdieron las elecciones", afirmó la semana pasada Lula da Silva durante un discurso en el que fustigó a la entidad conducida por Campos Neto. “Un día el pueblo pobre puede cansarse de ser pobre y resolver cambiar las cosas. Yo gané las elecciones para cambiar y si decepcionamos a este pueblo no sé qué será del país. El país no puede ser gobernado para pocos, sino para la gran mayoría", agregó.

Fue en ocasión de poner al frente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), la principal institución de fomento de América latina, a su exministro y economista Aloizio Mercadante. En ese marco, y en clara contraposición a la decisión del BCB, Lula da Silva defendió la banca pública como motor para el desarrollo y el crecimiento, ocasión en la que alertó que su plan de gobierno está "amenazado" con la política del BCB.

Poco antes, dirigiéndose a la poderosa Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp) afirmó que los empresarios "necesitan aprender a quejarse". "Cuando el Banco Central era dependiente del gobierno, protestaban, y ahora que no lo es no protestan ante una tasa que impide tomar créditos y genera un freno del crecimiento. Si la clase empresarial no se manifiesta contra la tasa de interés, ellos no van a bajar la tasa", afirmó el mandatario.

La tasa de interés anual fijada por la entidad la semana pasada busca cumplir con una meta de inflación del 3,25%. Esta semana, el ministro de Economía, Fernando Haddad, deberá convocar a Campos Neto para discutir una suba del objetivo al 4,5% anual con una tolerancia de hasta 6%, objetivo que para cumplirse requiere una reducción de los intereses. "No hay motivo para esta tasa", dijo Haddad en reunión con la cúpula del PT, evento cerrado a la prensa del que informó la agencia de noticias privada Agencia Estado.

La dirigencia del PT señala, además, que el propio Campos Neto incumplió durante el gobierno de Bolsonaro la meta de inflación durante dos años, razón por la cual según el oficialismo podría ser desplazado del cargo, una decisión que es resistida por los principales editorialistas de los grandes medios, como O Globo, Folha de Sao Paulo y O Estado de Sao Paulo.

La defensa de la posición de Lula da Silva la expresa, entre otros, el economista ortodoxo André Lara Resende, uno de los padres del Plan Real y exfuncionario del presidente Fernando Henrique Cardoso, actual aliado del líder del PT, quien criticó la independencia del BCB aprobada durante el gobierno de Bolsonaro en el marco de la agenda de apertura económica alineada con el visto bueno del mercado financiero.

La postura de Lula da Silva también tiene el apoyo de los economistas desarrolllistas más reconocidos del país, como Luiz Carlos Bresser Pereira, Luiz Gonzaga Belluzzo y Monica De Bolle, entre otros.

En el Palacio del Planalto, la sede del gobierno, el presidente recibió a las cooperativas de cartoneros y de reciclado en el inicio de la semana en un acto cargado de un fuerte simbolismo que expresa sus prioridades. Para ellos, firmó dos decretos que crean programas para generar una economía del reciclado en las grandes ciudades, programas que habían sido suspendidos por el expresidente Bolsonaro.

En ese contexto, Lula da Silva dijo a los recicladores: "Es importante que ustedes puedan entrar al Palacio del Planalto, no sabemos si otros presidentes querrán dejarlos. Pero, así como logramos firmar estos decretos para mejorar la actividad, les pido que se quejen, que reclamen, que reivindiquen sus necesidades". En ese marco, prometió pasar las fiestas de Navidad con los cartoneros y recicladores de San Pablo, como lo viene haciendo desde 2006.

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