La contaminación ambiental pone en peligro a la población de la capital de Indonesia

El gobierno del presidente indonesio Joko Widodo está sometido a una fuerte presión sobre el tema, y no pudo menos que admitir la fatal contribución de la industria de su país en la densa niebla que envuelve la capital. Por eso, durante las últimas dos semanas comunicó sanciones efectivas a 13 firmas por no cumplir con la normativa y ordenó realizar pruebas de emisiones a los vehículos.

Incluso antes de una cumbre regional que tratará los altos índices de contaminación, Widodo recortó por decreto la producción de electricidad en la planta de carbón de Suralaya, cerca de Yakarta, con la intención de reducir los altos niveles de micropartículas PM2.5, contaminante que pueden penetrar en lo más profundo de los pulmones.

Pero Asep Muizudin Muhamad Darmini, un trabajador indonesio de 35 años que trató de protegerse de la polución durante todo el año usando una mascarilla y haciendo ejercicio de manera regular, no logró su objetivo. Conectado a un respirador en un hospital de Yakarta, desde donde contempla la bruma gris del exterior, dijo a la agencia de noticias AFP: “Me siento impotente, no importa cuánto intente en mantener una actitud positiva y vivir con normalidad, mi cuerpo no puede luchar contra la contaminación”.

Es que el aumento de la contaminación llevó a que la capital indonesia ostente el triste liderazgo en la clasificación de peor calidad del aire del mundo desde el pasado mes de agosto, según clasificó la empresa de control de la contaminación suiza IQAir.

Decepción

Cempaka Astriani, una habitante de Yakarta de 35 años, señala a AFP que la mala calidad del aire es motivo de la tos persistente de su hijo de seis. “El gobierno parece que no entiende completamente nuestros derechos y sus obligaciones. Mi sentimiento va más allá del enojo; estoy decepcionada, desesperada”.

Los niños constituyen el segmento más vulnerable a la contaminación del aire ya que la exposición temprana en sus cuerpos todavía en desarrollo puede tener impactos duraderos.

Feni Fitriani Taufik, médica especialista en problemas pulmonares del hospital Persahabatan, dice que “si los niños contraen frecuentemente infecciones respiratorias, el crecimiento de sus pulmones puede verse alterado y acarrear problemas de salud crónicos”.

Fuertemente criticado, el presidente Widodo también padece la contaminación. Con una fuerte tos permanente, comunicó en conferencia de prensa que el nuevo tren inaugurado en agosto en Yakarta, con el cual se busca disminuir sustancialmente el tránsito vehicular ayudará a mitigar el problema. Otra de las medidas paliativas es el traslado de la capital el próximo año a la nueva ciudad de Nusantara, en la isla de Borneo, lo que se espera alivie la polución.

Claro que no todo parecen buenas medidas. Widodo puso al frente de un equipo especial contra la contaminación al ministro Luhut Pandjaitan que, según las informaciones, es accionista en una empresa con intereses en minas de carbón.

Si bien Pandjaitan calificó de hipócritas a las críticas de los países desarrollados a la dependencia de Indonesia del carbón, omitió todo tipo de certezas sobre sus acciones al frente de la empresa.

Al mismo tiempo, las grietas en los precarios compromisos climáticos asumidos por Indonesia implican que pueden construirse nuevas plantas de carbón que ya están en el proceso de planificación o que abastecen a otras fábricas, lo que redundaría en un aumento de las emisiones contaminantes del 70% para 2030, según estimaciones del Centro para la Investigación de la Energía y el Aire Limpios (CREA).

De esa manera, así como dicen Astriani y Darmini, no son pocos los indonesios que afirman que, en las próximas elecciones presidenciales del país, a realizarse en febrero de 2024, tendrán muy en cuenta los planes anticontaminación de los candidatos. A pesar de que, hasta el momento, ninguno de los partidos favoritos haya presentado su estrategia de transición hacia un consumo de energía más limpio.

“La contaminación es un problema sistémico. No quiero que lleguemos a un punto en el que tengamos que comprar aire limpio en el futuro”, dice Darmini.

Promesas y datos

“Los casos de infecciones y neumonía aumentaron del 20 al 30% entre marzo y julio, comparado con el año anterior”, señala un comunicado del principal hospital de Indonesia para las enfermedades respiratorias, aunque no se informa si el aumento es producto exclusivo de las plantas de carbón.

El comunicado añade que la contaminación deriva de múltiples causas: “Factores como el aumento de la temperatura del aire, el cambio de los patrones del viento y la topografía del terreno afectan a la concentración de las partículas nocivas”. Pero se deja en claro en el informe que las fuentes de energía contaminantes, como las plantas de carbón, muy habituales en Indonesia, también contribuyen.

Según los datos del CREA, las emisiones de las plantas de carbón de Indonesia en 2022 causaron 10.500 decesos y un costo sanitario de US$ 7.400 millones.

Y si bien el país asiático, el cuarto más poblado del mundo, se comprometió a dejar de construir nuevas plantas desde 2023 y a alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, las autoridades ya se enfrentan a procesos legales por la lentitud de los avances y su impacto en la salud de la población.