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La Iglesia Católica brasileña repudió la presencia de Bolsonaro en la mayor peregrinación del país
La Iglesia Católica brasileña repudió el uso político que hizo el presidente Jair Bolsonaro de la procesión del Cirio de Nazareth, la mayor celebración del culto católico en América Latina, en la que participó en un barco de la Marina.
La procesión reunirá durante el fin de semana a unos 2,5 millones de personas en Belém, capital del estado amazónico de Pará.
"No permitimos cualquier utilización de carácter político o partidario de las actividades del Cirio", indicó en un comunicado el Obispado de Belém, organizador de la festividad que incluye 13 procesiones fluviales y terrestres en la ciudad amazónica.
El presidente, sin avisarlo en su agenda oficial, embarcó en una lancha de la Marina brasileña y participó al lado de otras embarcaciones típicas llena de peregrinos llevando flores por los ríos amazónicos que bañan Belém.
La Iglesia Católica aclaró que "no hubo ninguna invitación a autoridades" para participar del evento como una actividad de la campaña oficialista para el balotaje del 30 de octubre.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva dijo, por su parte, que fue invitado a participar de la peregrinación por el gobernador de Pará, Helder Barbalho, pero que desistió para "no mezclar religión con política".
Bolsonaro llegó a Pará el viernes por la noche para hacer campaña en un estado en el que Lula obtuvo más votos en la primera vuelta del domingo pasado. Miles de personas lo abuchearon en Belém, donde gobierna la izquierda. Y el sábado se metió en la procesión.
"Ningún político puede apropiarse del Cirio, que es propiedad de los paraenses y de los creyentes del mundo", dijo el gobernador Barbalho, del Movimiento de la Democracia Brasileña (MDB), reelecto el domingo pasado y aliado de Lula.
El diario El Liberal, de Pará, informó que la Presidencia de la República aclaró que la visita del jefe del Estado no forma parte de su campaña, sino que asistió por su condición de presidente.
La religión es uno de los ejes de la campaña de Bolsonaro, que cuenta con un decidido apoyo de las iglesias evangélicas que se han convertido en la principal estructura orgánica que lo respalda.
En ese segmento, el candidato ultraderechista se impone 70 a 30 y cae entre la población católica, donde domina Lula.
Bolsonaro y sus aliados acusaron esta semana a Lula de tener una “alianza con el diablo”. Por el peso de las identificaciones religiosas en la población sel candidato del PT se vio obligado a desmentirlo y a ratificar que es "cristiano".
Lula acusó a Bolsonaro de liderar un movimiento de "intolerancia religiosa" en su contra y de utilizar al Estado para su reelección en el balotaje del 30 de octubre.
También comparó al frente opositor que respalda su candidatura con el movimiento democrático que surgió después de la dictadura militar (1964-1985).
Mientras el presidente evangelista se unía a la procesión católica, Lula recorrió Campinas, interior de San Pablo, en apoyo del candidato a gobernador del PT, Fernando Haddad.
Se trata del estado más rico y poblado del país, donde el exministro de Infraestructura bolsonarista, Tarsício Freitas, se impuso en la primera vuelta por 42% a 35%.
A una semana de la primera vuelta, Lula mantiene entre 5 y 6 puntos de ventaja en las encuestas y aún no logró absorber el peso de los apoyos de Simone Tebet y Ciro Gomes, tercera y cuarto en las elecciones del 2 de octubre, con algo más de 7 puntos entre ambos el domingo pasado.
