Fue una tarde-noche difícil en el Gran Parque Central. Primero porque se apagaron las luces del estadio y después porque el juez internacional Christian Ferreyra lo terminó cinco minutos antes, lo continuó cuando se dio cuenta del error y volvió a finalizarlo cuando faltaba un minuto por jugarse.
A los 48 minutos del partido entre
Nacional y Atenas, el Parque Central quedó a oscuras. El juego se detuvo y desde los altavoces se indicó que estaban "cambiando los generadores" y que en 10 minutos se reestablecería la iluminación.
Esos 10 minutos se transformaron en 15 y se reanudó el juego. En la primera parte también hubo un bajón de energía que no duró más de tres minutos y continuó con normalidad.
Pero lo más insólito ocurrió al final. El árbitro dio 18 minutos de adición debido al apagón. Pero cuando faltaban cinco minutos para que se cumpliera ese tiempo, terminó el partido.
Ni los futbolistas ni los entrenadores se dieron cuenta con tantas detenciones. Los jugadores se saludaron entre ellos, se bajaron las medias, se quitaron las canilleras, comenzaron a irse por el túnel hacia los vestuarios y la gente inició la retirada de las tribunas.
Hasta que uno de los asistentes le avisó a Ferreyra que faltaban cinco minutos. Entonces el juez llamó a los protagonistas. Los jugadores volvieron, se subieron las medias, la gente volvió a sentarse y se reinició el partido.
En ese interín Atenas descontó por intermedio de Santiago Barboza, pero no le dio para más; Ferreyra terminó el juego por segunda vez.
Pero ¿saben qué? Faltaba un minuto para que se cumplieran los cinco. Como era de esperarse, el árbitro se retiró en medio de la silbatina general de los asistentes al Gran Parque Central.