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La OIT pide mantener la flexibilidad global de horarios y el teletrabajo que trajo la pandemia

Las restricciones sanitarias masificaron otras formas laborales que, según la agencia mundial, benefician a la economía a y los trabajadores
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08 de enero de 2023 a las 05:00

La pandemia obligó al mundo a flexibilizar jornadas laborales y generalizar el teletrabajo en muchos sectores, medidas que beneficiaron la productividad, la conciliación y hasta la salud de los empleados.

En función de ello, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomendó que esas nuevas modalidades laborales se mantengan.

Se trata de una de las principales conclusiones del primer informe de la OIT sobre jornadas de trabajo y conciliación familiar. El estudio subraya también que más de un tercio de los empleados globales (35,4%) aún trabaja más de 48 horas por semana, mientras que un quinto (20,3%) no llega a las 35.

La pandemia por coronavirus supuso un punto de inflexión para el trabajo presencial. El confinamiento y las limitaciones sanitarias obligaron a numerosas empresas a flexibilizar jornadas laborales y generalizar el teletrabajo en muchos sectores.

Durante la crisis sanitaria se tomaron también medidas como la reducción de horarios, que evitó muchas pérdidas de empleos.

En cuanto al teletrabajo, cuya eficacia ya había sido probada en crisis como la del terremoto de Japón de 2011, "mostró que puede aplicarse a gran escala, cambiando la naturaleza del trabajo", asegura la OIT.

Las medidas laborales de emergencia tomadas durante la pandemia "aportaron nuevas pruebas de que dar a los trabajadores más flexibilidad sobre cómo, dónde o cuándo trabajar es positivo para ellos y para los negocios, mejorando por ejemplo la productividad", destaca el informe.

La pandemia, por otro lado, mostró la necesidad de flexibilizar los horarios y el lugar de trabajo de los empleados cuando estos tuvieron que hacerse cargo de familiares enfermos, subraya el documento.

El estudio de la OIT, sin embargo, advierte que la flexibilidad de horarios tiene costos, como el desequilibrio por género en el mundo laboral, ya que las mujeres tienden más a reducir su jornada que los hombres.

Dejar el trabajo

Otro de los fenómenos que analiza el estudio de la OIT es la tendencia económica conocida técnicamente como la "gran dimisión", iniciada con la pandemia.

Se trata de la gran cantidad de trabajadores que decidieron dejar voluntariamente sus puestos de trabajo alegando dificultades para conciliar su vida privada y el trabajo, además de la insatisfacción con sus sueldos y empleos.

Ese fenómeno "colocó en primer plano la importancia de la conciliación en el mundo postpandemia", subraya el coordinador del informe de OIT, Jon Messenger, quien afirma que "aplicando algunas de las lecciones de la crisis de la Covid se puede mejorar este aspecto y a la vez los resultados de las empresas".

El informe recomienda mantener leyes que establezcan un máximo de horas diarias, algo que la OIT –recuerda el dossier– ya reivindicó en el primer documento que publicó tras su fundación en 1919. La reducción de horarios, como las que pusieron en marcha recientemente países como Islandia, España o Reino Unido, forman parte del recetario continuo de la organización.

El teletrabajo, añade en sus conclusiones, "ayuda a mantener el empleo y crea un nuevo espacio para la autonomía del empleado". Pero necesita ser regulado para que, entre otras cosas, se incluya el "derecho a desconectarse" del trabajador cuando está trabajando en su domicilio, subraya la OIT.

El informe subraya que los largos horarios –y también los que no pueden predecirse, como los "encargos de última hora"– están en general asociados a la baja productividad, que mejora a medida que hay reducciones de jornada y trabajos más predecibles.

Más trabajo, peor salud

Los horarios excesivos también contribuyen a una peor salud del trabajador, al aumentar el riesgo de estrés, ansiedad o insatisfacción laboral, con mayores porcentajes en estos trabajadores afectados por la depresión o el alcoholismo.

Aunque se considera que el horario estándar de trabajo semanal es de 40 horas, la media mundial es de 43,9 horas, siendo los hombres quienes están más afectados por los largos horarios y las mujeres por los de corta duración.

La región con la jornada semanal promedio más prolongada es la del sur de Asia (49 horas, o 51 si se contabiliza sólo a los hombres), seguida por la de Asia Oriental (48,8), mientras que Europa y América ya están por debajo de las 40 horas de promedio.

El informe recoge en sus encuestas que un 43% de los trabajadores no está satisfecho con las horas que trabaja, aunque son muchos más los que preferirían aumentar sus jornadas (36,6%) que los que quieren reducirlas, aunque ello supusiera menor sueldo (6,5%).

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