Agro > INFORME GANADERO

La paradoja de la invernada

Fucrea detectó una caída generalizada en los ingresos netos del agro, pero el ciclo incompleto resiste
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06 de noviembre de 2015 a las 05:00
Por Blasina y Asociados, especial para El Observador

Usualmente la invernada, es decir el engorde, es el negocio con más margen de la ganadería. La baja en el precio de los granos debería abrirle nuevas oportunidades por un menor precio también de la tierra.

Pero en los números de Federación Uruguaya de grupos CREA (Fucrea), las empresas invernadoras tuvieron un resultado muy bajo y, por primera vez desde que se llevan registros comparativos, lo que la organización llama ciclo "incompleto" fue un negocio más rentable. Centrarse en la producción de músculo parece ser la vía más práctica y segura de agregar valor en las empresas ganaderas.

Es más: es el único rubro extensivo medido por Fucrea cuyo margen mejoró en el último ejercicio. La excepción que confirmó la regla. En un período de márgenes decrecientes este segmento mejoró sus ingresos netos promedio de US$ 86 a US$ 88 por hectárea. Algo que ningún otro negocio del agro logró.

En el ejercicio ganadero 2014/15, según los datos de Fucrea, los demás sistemas productivos tuvieron una caída en sus márgenes. Los criadores por ejemplo vieron caer sus ingresos de US$ 74 a US$ 49 por hectárea en el ejercicio pasado. Algo que está por debajo de las rentas normales que se pagan en los campos de Uruguay y que deja un ingreso real menor al del Ejercicio 2013/14. La suba del dólar no alcanza a compensar la caída productiva.

Como en toda la ganadería, la caída del resultado es la combinación de una producción menor con un precio más bajo. Y la producción menor tiene un componente meteorológico con sequía en el final del ejercicio, uno poblacional con un menor ingreso por ovinos. Esto tiene un efecto inercial importante porque la primavera para la mitad sur del país ha sido floja desde el punto de vista forrajero dadas las bajas temperaturas que han inhibido el rebrote de las pasturas.

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El dato no sorprende. Pero llama la atención que proporcionalmente la caída de los criadores fue bastante menor que la de los invernadores, que tuvieron un retroceso realmente grande en sus resultados. El ingreso neto de estas empresas, las que tienen las mejores tierras ganaderas, cayó de US$ 147 a US$ 70 por hectárea. Menos de la mitad que el año anterior.

En este caso el clima juega todavía más fuerte. No tanto por el efecto sobre la producción ganadera sino por el mal resultado de la incorporación de la agricultura en suelos de regular potencial agrícola, donde la sequía sí hizo estragos. Estos sistemas invernadores tenían hasta el ejercicio pasado una incorporación fuerte de agricultura que es lo que tira abajo los resultados.

En realidad lo que estos datos muestran es la merma de la sinergia que la agricultura hacía en las empresas ganaderas, agregando un complemento de alto margen a la actividad.

En efecto, como aclaró el coordinador de ganadería de Fucrea, Gonzalo Ducós: "Lo que se evalúa es la empresa en su conjunto, lo que incorpora a su faz agrícola", al explicar el descenso tan abrupto de los márgenes netos. En las empresas invernadoras promedialmente más de 20% se destinó a la agricultura, en muchos casos con mal resultado.

La invernada no parece aprovechar los beneficios de contar con un precio más bajo para los granos y se pierde los ingresos agrícolas o incurre en riesgos que el llamado ciclo incompleto no tiene. Por esto, el resultado de la invernada fue por primera vez igual al del ciclo completo, mostrando que producir los terneros propios fue una buena estrategia para muchos. Este tipo de empresas, bastante aislada de los vaivenes del mercado, se independiza de la competencia que por momentos surge de la exportación en pie y, aunque también tuvo una merma en sus márgenes, la caída de US$ 91 a US$ 70 es bastante compensada por la suba del dólar.

Resulta especialmente destacable el comportamiento del segmento de los negocios ganaderos es el emergente "ciclo incompleto", una denominación que Fucrea aplica a quienes llevan sus terneros a novillos que venden con un peso aproximado a 350 kilos, donde habitualmente los compra un feedlotero, que lo termina.

Es un proceso muy eficiente biológicamente, que incorpora más músculo que grasa y deja la terminación a otra empresa especializada. Estas empresas engordadoras pueden pagar bien por estos animales especialmente a partir de la irrupción del cupo 481. Estos ganaderos tienen eficiencia biológica y buen precio de venta.

El resultado de las empresas ganaderas tiene otra arista interesante. La anterior crisis forrajera y de precios dio a los invernadores grandes oportunidades de lograr ganancias y significaba para los criadores una situación más dramática que en el presente.

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Los datos de Fucrea mostraron en su 33ª jornada de información económica que la crisis de 2008/09 significó para los criadores un margen mínimo de US$ 21 por hectárea, menos de la mitad que el que tuvieron el año pasado. Y que era 25% del margen de los invernadores que tuvieron un excedente neto de US$ 80/ha, 10 dólares más que el año pasado.

Mientras los invernadores en la anterior crisis forrajera cuadruplicaban el ingreso neto por hectárea de la cría, ahora lo superan por relativamente poco. Las empresas de ciclo completo también tuvieron un mejor desempeño ahora que en aquel entonces. En aquella situación complicada el margen cayó a US$ 38, poco más de la mitad de los US$ 70 de este año.

Y el ciclo incompleto en aquel momento ni siquiera era significativo como para evaluar sus márgenes. Los datos muestran actualmente una ganadería más diversa y con capacidad de resistir adversidades, pero además con negocios nuevos como este de producir novillos que no se venden a un frigorífico sino a un corral. Hay más opciones, hay más estabilidad que en otros rubros, y hay cosas que cambian. Entre ellas que los invernadores que apostaron a la agricultura a partir de los resultados del año pasado deben estar volviendo a poner el foco en la pecuaria.

De todos modos, es posible que la sigan teniendo difícil. Los beneficios que tenían cuando venía una crisis y los criadores tenían que vender a cualquier precio no se han repetido y es dudoso que esas situaciones de márgenes extraordinarios vuelvan a darse en el futuro. Tal vez deben evaluar volverse invernadores "incompletos". Porque no siempre algo incompleto es negativo. En el ejercicio pasado fue lo único positivo.

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Diversificar la producción con agricultura aumentó los riesgos


Incorporar rubros, diversificar, suele tomarse como una estrategia lógica de reducción de riesgos, un "no poner todos los huevos en una sola canasta. Pero la táctica en el ejercicio pasado no dio buen resultado. La agricultura agregó riesgos a los de la ganadería y en muchos casos empañó resultados que tomados sólo en la superficie ganadera hubieran sido mejores.

Las empresas invernadoras que tiran abajo el promedio están en el centro de las zonas de sequía, en muchos casos obtuvieron escaso rendimiento por la soja. De modo que en estos casos la diversificación no bajó riesgos sino que los aumentó. Porque estas empresas dedicaron en promedio un 23% de su superficie a la agricultura. Y aunque en las hectáreas estrictamente ganaderas tuvieron un margen alto de US$ 191, como empresas su resultado cae a US$ 70. Con la agricultura perdieron dinero. "Si hubieran arrendado la agricultura les sumaría, pero apostaron a hacer agricultura y los golpeó la sequía", explicó el coordinador ganadero de Fucrea, Gonzalo Ducós.

Esos resultados traen consecuencias en la toma de decisiones para el ejercicio en curso. "Esta primavera hay menos hectáreas agrícolas y campos arrendados para agricultura que fueron devueltos o renegociados, una reconversión a verdeos y pasturas importante, una ida a la ganadería importante", explica Ducós.

Al mismo tiempo hay una reconversión ganadera. "Hay ciclos completos que pasan a ser mixtos una parte completos (vendiendo novillos gordos) y otros incompletos vendiendo novillos de unos 360 kilos para ser terminados a corral". Con el forraje ahorrado por una venta más temprana, "a veces hacen más engorde de vacas y empiezan a abrir la gama de actividades ganaderas y las combinaciones entre ellas".

Cuándo conviene modificar los sistemas productivos y en qué dirección es una decisión compleja. "Es importante seguir avanzando en la modelización de los sistemas para ver qué estrategias se vuelven más apropiadas de acuerdo a las relaciones de precios, por ejemplo entre terneros y novillos".

Las oportunidades quedan abiertas por un ajuste a la baja en el precio de la tierra para arrendar. "Ahora hay rentas que han pasado a 250 kilos o 300 kilos de soja y que antes estaban en 600 kilos, y eso lo van a captar los ganaderos, con una inversión razonable en pasturas va a permitir que se den muchas combinaciones ganaderas nuevas", concluyó Ducós.

Ganadería
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