Pasan los años y el repertorio casi no sufre modificaciones, pero Marc Anthony sigue siendo una cita casi sagrada para miles de fans que, una vez más, decidieron acompañar al músico y a sus canciones en su pasaje por el Velódromo Municipal de Montevideo para presentar el “Legacy Tour 2018”.
Con un sorpresivo retraso (comenzó a la hora 21.55 estando pautado para las 21 horas), el cantante neoyorkino con orígenes en Puerto Rico apareció en escena con el tema Valió la pena y automáticamente puso a bailar a toda la platea. La conexión entre su voz, las letras y el público –que el artista llama “Mi gente”– fue tan rápida como inobjetable. La orquesta del artista, de casi una veintena de músicos, sonó de forma impecable con las melodías de siempre y otras más nuevas y frescas.
Con un excelente humor, mucho carisma y con la experiencia de una trayectoria de años, Marc Anthony condujo a su verdadero antojo el ritmo del espectáculo, desde cómo explotar su caudal vocal hasta cuando querer que la gente acompañe sus canciones. Terminó de comprar al público al tomar una bandera uruguaya para colgarla junto al soporte de su micrófono.
El espectáculo puede calificarse como breve puesto que no superó las 18 canciones, pero fue intenso y hasta podría decirse algo "vertiginoso" por lo rápido que transcurrió. Temas como Y hubo alguien, Flor pálida, Qué precio tiene el cielo, Yo que te conozco bien y Contra la corriente fueron casi himnos para un público (mayormente femenino) que gritaba sin pausa.
Y cómo es él, Vivir lo nuestro y Mi gente fueron interpretadas en un recital en el que el artista tuvo gestos que hablan de su calidez, entre ellos el instante en el que hizo subir primero a un niño y luego a una niña. Le dio a cada uno un abrazo, cantó con ellos y les regaló su firma, ante los aplausos de todo el público.
Sin embargo, cuando se escucharon los acordes de la penúltima canción –Tu amor me hace bien–, se apagaron los equipos (las pantallas, micrófonos, parlantes) y quedó el artista con algunas luces pero sin sonido. Los únicos instrumentos que sonaban eran un par de trompetas y un güiro. A pesar del inconveniente, la muestra de profesionalidad del artista no pasó desapercibida, ya que quedó cantando a capela y bailando junto a la gente, lo cual reforzó aún más el show. El mensaje fue: “Aún sin música, se canta, baila y disfruta como si nada pasara”. Minutos después, solucionado el problema técnico, Marc Anthony cantó el tema nuevamente, no sin antes mirar atónito la respuesta recibida por "su gente".
Ya pasadas las 23.15 horas, el público presagiaba el final y pidió el clásico Vivir mi vida, y Marc aceptó el pedido. Esa fue la despedida a un show que estuvo a la altura de lo que el artista está acostumbrado a dar cada vez que llega al país. Emotivo, cálido, entretenido e intenso, así pasó Marc Anthony otra vez por Uruguay, con una salsa repetida pero que le resulta infalible.
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