La recuperación de Nagorno-Karabaj por Azerbaiyán no acaba con los conflictos en el Cáucaso

Tras la victoria de Azerbaiyán, hubo un éxodo masivo de armenios de Karabaj y la creación de una grave crisis humanitaria que recordó a algunos la huida de los armenios del Imperio Otomano durante 1915-16, cuando hasta un millón de personas murieron o fueron asesinadas por los turcos.

Según explica Shireen Hunter, investigadora del Centro de entendimiento cristiano-musulmán de la Universidad de Georgetown en el sitio web Responsible Statecraft, muchos factores contribuyeron a la victoria final de Azerbaiyán en su prolongado conflicto con Armenia por Nagorno-Karabaj. Algunos factores tienen sus raíces en la compleja historia del Cáucaso Meridional como parte del Estado iraní hasta 1813, seguido de los imperios ruso y soviético, las políticas de nacionalidad de la URSS y su práctica de utilizar diversos grupos étnicos como palancas de influencia, y finalmente la desordenada desintegración. de la URSS a partir de 1988. Otros factores se relacionan con la disparidad en el tamaño, la población y los recursos de Armenia y Azerbaiyán. A diferencia de Armenia, que tiene pocos recursos naturales, Azerbaiyán es un país rico en energía y, por tanto, capaz de gastar grandes sumas de dinero en armas.

Otros factores incluyen las persistentes diferencias políticas internas de Armenia sobre la orientación de la política exterior del país, así como las rivalidades y desacuerdos entre las élites políticas armenias y de Karabaj.

Desde que obtuvo su independencia tras el colapso soviético, Armenia ha dependido principalmente del apoyo ruso. Pero en gran parte debido a la guerra de 20 meses en Ucrania, las prioridades de Moscú han cambiado. Tanto Turquía como Azerbaiyán se volvieron más importantes para Moscú, y su incapacidad para apoyar adecuadamente a Armenia, particularmente mediante el despliegue de su fuerza de mantenimiento de la paz para desmantelar el bloqueo, selló el resultado del mes pasado.

Desafortunadamente para Armenia, Azerbaiyán también se volvió más importante para Occidente a la luz de la guerra de Ucrania. Esto significó que ni Europa ni Estados Unidos estaban dispuestos a correr riesgos importantes para frenar a Bakú.

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Por último, las rivalidades geopolíticas internacionales y regionales y la vulnerable posición geopolítica de Armenia contribuyeron a su derrota final. Entre estos factores se encuentran la rivalidad más amplia entre Rusia y Occidente por el control de Eurasia y los esfuerzos de 30 años de Washington para contener y aislar a Irán negando a Teherán cualquier papel en las estructuras económicas y de seguridad emergentes de la posguerra fría en el Cáucaso meridional, principalmente en la construcción de oleoductos para transportar petróleo y gas desde Azerbaiyán, el Mar Caspio y Asia Central a los mercados occidentales.

Hunter indica que, para lograr este objetivo, Estados Unidos y Europa asignaron efectivamente un papel de liderazgo a Turquía en el Cáucaso y Asia Central, como modelo a ser emulado por los estados de Asia Central y como principal socio regional de Occidente. Quizás, en ese momento, Armenia debería haber visto la señal en la pared y alinearse más estrechamente con Occidente mientras buscaba alguna forma de acuerdo con Turquía. Pero dada la historia de los armenios con los otomanos y Turquía, esto no fue fácil de hacer, y Ereván optó por alinearse más estrechamente con Rusia.

Rodeada por Turquía y Azerbaiyán, Armenia vio a Irán, con el que construyó una relación constructiva después de la independencia, como un contrapeso potencial a Azerbaiyán. Pero Irán, temeroso de enemistarse con su propia población azerí concentrada en la parte noroeste del país y preocupado por enemistarse con un país musulmán y mayoritariamente chiita, fue limitado en su respuesta. Al mismo tiempo, Moscú trabajó para aumentar la dependencia de Armenia de Rusia, haciendo más difícil para Ereván desarrollar vínculos económicos y energéticos más estrechos con Teherán. En resumen, la contención estadounidense de Irán y el deseo de Rusia de controlar Armenia privaron a Ereván de fuentes alternativas de apoyo.

Hunter afirma que la participación regional de Israel, la potencia militar más importante de Oriente Medio y enemigo jurado de la República Islámica, ha complicado aún más las cosas. Como Estado que nació en parte como resultado del genocidio nazi contra los judíos en Europa, en teoría Israel debería haber sentido una afinidad natural por Armenia. Pero el deseo de ampliar sus relaciones diplomáticas con los Estados musulmanes (mucho antes de los Acuerdos de Abraham de 2020), el atractivo de los recursos y mercados energéticos y su hostilidad hacia Irán han acercado a Israel cada vez más a Azerbaiyán.

Con el tiempo, Israel se convirtió en un proveedor clave de armas para Bakú, proporcionándole hasta el 69 por ciento de sus importaciones totales de armas, incluidos algunos de sus sistemas de armas más avanzados, entre 2016 y 2020, una tendencia que se intensificó significativamente a medida que Azerbaiyán preparaba su ofensiva para tomar Karabaj. Además, Turquía, el principal patrocinador y mentor de Bakú, que tiene sus propias ambiciones regionales, suministró armamento y asistencia adicionales, incluso hasta el punto de proporcionar mercenarios sirios para que Bakú luchara en Karabaj durante el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán de 2020.

La conquista de Karabaj por parte de Azerbaiyán marca el primer paso hacia el objetivo de la creación de un corredor terrestre entre Azerbaiyán y Nakhicevan, un enclave azerbaiyano delimitado por Armenia, Irán y Turquía. Esto equivaldría a la incorporación de lo que los armenios llaman Syunik y los azerbaiyanos llaman Zangezur a Azerbaiyán, evitando así a Irán. En una demostración de los objetivos de Turquía, el propio Erdoğan visitó Nakhichevan para reunirse con el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, el 25 de septiembre, dos semanas antes de la ofensiva de Bakú en Karabaj, y habló sobre la apertura del llamado Corredor Zangezur.

Para la profesora Hunter, es comprensible que Irán esté preocupado por todos estos acontecimientos. Si bien las relaciones entre Bakú y Teherán han oscilado entre cálidas y frías desde la independencia de Azerbaiyán, se han vuelto más tensas en los últimos años, particularmente cuando Israel se volvió cada vez importante en el fortalecimiento militar de Bakú, posiblemente a cambio de petróleo y, según se informa, también para el acceso a operaciones de inteligencia. A Irán le preocupa desde hace mucho tiempo que Azerbaiyán pueda servir como plataforma de lanzamiento para un ataque israelí, estadounidense o conjunto contra su territorio.

En cuanto a las ambiciones de Turquía, cabe señalar que el enclave de Nakhicavan se encuentra a sólo 90 millas de Tabriz, la capital del Azerbaiyán iraní, que Bakú afirma que es territorio ocupado al que se refiere como Azerbaiyán Meridional. Erdogan parece compartir ese sentimiento; En 2020, su alusión a un poema que afirmaba que Irán había usurpado la región provocó protestas en Teherán.

Irán ha dicho claramente que se opone a cualquier otro cambio territorial en la región, especialmente la creación de un corredor que eliminaría su frontera común con Armenia. A principios de octubre, el presidente de Irán, el ayatolá Ebrahim Raisi, expresó esta opinión a los funcionarios armenios y azerbaiyanos que se reunieron con él. Anteriormente, miembros del parlamento habían advertido que Irán no toleraría ningún cambio en su frontera con Armenia, mientras que un artículo que apareció en el influyente periódico de Teherán “Iran Diplomacy” incluso sugirió que Irán creara unilateralmente una zona de amortiguación de 20 millas dentro de Karabaj, Nakhichevan y Syunik para impedir cualquier incursión en territorio iraní. Hace un año, Irán realizó ejercicios militares a gran escala a lo largo de su frontera con Azerbaiyán, lo que demuestra su determinación de resistir nuevos cambios territoriales en su detrimento.

En este contexto, el constante acercamiento entre Turquía e Israel desde el intercambio de embajadores del año pasado ha hecho poco para calmar Las preocupaciones de Teherán. Y a principios de este año, más de 30 miembros de la Knesset de Israel también pidieron apoyo internacional para “las aspiraciones nacionales de los pueblos del sur de Azerbaiyán”.

Según Hunter, a la luz de la historia y del desarrollo actual de los acontecimientos políticos y diplomáticos, puede decirse que el conflicto en el Cáucaso no ha terminado y es posible que se avecinan enfrentamientos mayores, especialmente si Azerbaiyán prosigue con sus reclamos irredentistas contra Irán con el respaldo de Turquía e Israel. En los últimos días, ha habido informes de que Bakú y Teherán están intentando normalizar las relaciones bilaterales e incluso discutir la apertura de una nueva ruta de tránsito a través de Irán hasta Nakhicevan, lo que podría aliviar algunas de las principales preocupaciones de Teherán. Sin embargo, es poco probable que las fuentes de tensión profundamente arraigadas entre Irán y Azerbaiyán se resuelvan rápidamente y, por lo tanto, el riesgo de un posible conflicto sigue siendo alto.