Cuba - Turistas caminan por la Plaza de la Revolución de La Habana (Cuba), junto a uno de los carteles que anuncian el desfile del 1o de mayo

Mundo > CUBA

La relación entre Uruguay y Cuba: amor, rechazo, amor...

Desde la revolución, el sentimiento entre ambos países estuvo lleno de vaivenes
Tiempo de lectura: -'
27 de noviembre de 2016 a las 05:00

El comandante Fidel Castro recorrió durante 48 horas las anegadas tierras del interior uruguayo en aquel mayo de 1959, el de las peores inundaciones de la historia del país y dejó como colaboración US$ 20 mil provenientes del Fondo para la Reforma Agraria en Cuba. Después, durante más de cincuenta años, siguió recorriendo el mundo y enfrentándose a la potencia del norte mientras que en el pequeño país del sur que dejó atrás pasaba de todo lo que puede pasar en un país en el que casi nunca pasa nada.

El 1 de enero de 1959 mientras los guerrilleros cubanos entraban triunfantes a La Habana, en Uruguay algunas cosas empezaban a cambiar y los nacionalistas se preparaban para asumir por primera vez el gobierno tras décadas de predominio batllista.

Cuatro años más tarde, los blancos repetirían el inusual plato electoral, en tanto que Cuba seguía su derrotero hacia el partido único y el mundo se informaba acerca de la “crisis de los misiles” que amenazaba con una guerra nuclear a escala global.

Fueron los nacionalistas los que, siguiendo la recomendación de la Organización de Estados Americanos (OEA,) rompieron relaciones diplomáticas con el gobierno de la isla en 1964, poco antes de irse nuevamente al llano para devolverle el poder a los colorados.
El batllista Oscar Gestido llegó al gobierno el mismo año en el que los Estados Unidos aprobaron una ley para otorgarle la ciudadanía a aquellos cubanos que llegaran a sus playa. Y, para entonces, alentados por la revolución cubana, la guerrilla tupamara andaba a los tiros con la Policía pese a que el Che Guevara, en su paso por Uruguay, les había aconsejado que no se metieran en esa aventura.

Al Che lo mataron en Bolivia, y en Uruguay asumió el gobierno Jorge Pacheco Areco, quien le dio paso a Juan María Bordaberry, quien le dio el poder a los militares tras un golpe de Estado (1973) que se llevó por delante las instituciones democráticas.
Los militares uruguayos se alinearon estrechamente con Estados Unidos durante la guerra fría hasta que el caudillo nacionalista en el exilio Wilson Ferreira Aldunate denunció ante el congreso norteamericano los crímenes del gobierno castrense, y Jimmy Carter le cortó la ayuda bélica a sus antiguos socios. En 1980, Fidel Castro permitió salir de la isla a unas 130 mil personas desde el puerto de Mariel. En las embarcaciones, Castro mandó a Miami a muchos disidentes, pero también aprovechó para filtrarles miles de presos comunes y enfermos psiquiátricos.

Un mes después, en Uruguay a los militares se les empezó a colar la oposición cuando en un plebiscito constitucional que ya creían ganado, los votantes le dijeron que no a sus pretensiones de perpetuarse en el poder.

Por entonces, los demócratas fueron barridos del gobierno en Estados Unidos y llegó el actor Ronald Reagan con su “guerra de las galaxias” y sus amenazas contra todo lo que tuviera olor a marxismo. Los militares uruguayos volvieron a tener un amigo en el norte, pero ya no les quedaba mucha vida y en las elecciones internas de 1982 ganaron los sectores democráticos de los partidos Nacional y Colorado. El Frente Amplio seguía proscripto pero ya empezaban a renacer en los muros sus pintadas de “yanquis go home” y “Cuba no se toca”.

Por fin, la democracia volvió a Uruguay en 1985 y, con ella, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales con Cuba. El paso lo dio el colorado Julio María Sanguinetti y Uruguay fue el primer país en retomar las relaciones de amistad con la isla tras la resolución de la OEA de 1964. En el plebiscito de 1986 los uruguayos ratificaron la amnistía a los militares golpistas, en 1990 volvieron los blancos al gobierno nacional y, de la mano de Tabaré Vázquez, la izquierda ganó por primera vez la intendencia de Montevideo.
En la isla, el principio de los 90 encontró a Castro decretando el “período especial” que imponía restricciones al consumo ya alicaído por el desabastecimiento de los productos que llegaban desde los derrumbados regímenes comunistas.

En 1994 arribó Sanguinetti al gobierno por segunda vez e invitó al presidente Castro a visitar Uruguay. El viernes 13 de octubre de 1995 el comandante pisó Montevideo 36 años después de su primera visita y permaneció 37 horas en suelo uruguayo.
Castro recibió la llaves de Montevideo de manos del entonces intendente izquierdista Mariano Arana y después habló en la explanada municipal ante más de 60.000 personas que gritaban “¡Cuba sí, yanquis no!”. “Lamento mucho no haber venido en 36 años, cinco meses y 11 días”, dijo Castro demostrando su legendaria buena memoria.

En el Palacio Legislativo prometió “seguir luchando el tiempo necesario” contra el embargo económico de los Estados Unidos. Luego, Sanguinetti visitó Cuba.
Después, en la potencia del norte mandaron George Bush padre, Bill Clinton y luego George Bush hijo quien en 2002 le dio una mano grande al presidente Jorge Batlle con un préstamo millonario que lo ayudó a capear una virulenta crisis económica.

Batlle rompió relaciones diplomáticas con Cuba luego de que se lo calificara de “trasnochado y abyecto judas” por apoyar en la ONU un voto de condena a la situación de los derechos humanos en la isla.
En 2004, el Frente Amplio ganó las elecciones nacionales y Tabaré Vázquez restableció relaciones con Cuba pero también estrechó los contactos con su colega Bush a quien recibió en Anchorena. Bush, a su vez, reforzó la mano dura contra Cuba que luego fue visitada por Vázquez en un viaje oficial.

En 2008, Fidel Castro anunció que, por problemas de salud, se alejaba de la presidencia de Cuba para dejarle el lugar a su hermano Raúl. En el ir y venir de esta intrincada historia, no es extraño que en Uruguay finalmente llegara al poder, y por intermedio de las urnas, uno de aquellos guerrilleros que en los 60 y 70, y siguiendo los pasos de los revolucionarios cubanos (que les dieron instrucción militar), se levantaron en armas contra las instituciones.
José Mujica fue uno de los que extendió la mano para que, en diciembre de 2014, Barack Obama y Raúl Castro, empezaran a terminar con la guerra fría. l

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...