La Responsabilidad Social Empresaria como hoja de ruta de las compañías del siglo XXI

En 2015, tuvo lugar un evento que parece haber sido un punto de inflexión en los Reportes de Sostenibilidad. Naciones Unidas establecía los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a alcanzar en 2030, que se recogen en 169 metas y que permite a todos los actores sociales dirigir sus esfuerzos hacia un fin común; la creación de bienestar a través de un modelo de desarrollo más sostenible.

Tal como se desprende de la 10° encuesta llevada a cabo por KPMG “The road ahead: the KPMG Survey of Corporate Responsibility Reporting” de la que participaron 4.900 compañías de 49 países, las empresas habrían abandonado su escepticismo respecto a los reportes en responsabilidad social empresaria(RSE): el tema forma parte de la agenda de los órganos de dirección de las compañías, y tanto la cantidad como la calidad de los reportes se ha multiplicado en los últimos años. El cambio de comportamiento se explica por el cambio climático y el impulso global de los ODS, lo que ha llevado también a importantes cambios normativos en varios países.

En este contexto, las exigencias de los stakeholders han aumentado y los reportes de sostenibilidad se han convertido en el medio que permite conocer qué grado de madurez tienen las prácticas de responsabilidad social empresaria en las compañías.

¿Y cómo son los informes a los que tienen acceso los stakeholders? El 75% de las principales compañías a nivel global realizan un reporte de RSE, según pone de manifiesto la encuesta antes referida. Los países que más reportes realizan son Reino Unido, Japón e India.

En la actualidad, conviven dos tipos de reportes sobre responsabilidad social empresaria o corporativa de acuerdo con las regulaciones que han adoptado las distintas regiones del mundo: un modelo que busca la comparación de compañías a través de indicadores fijos para sectores, y otro basado en la materialidad. El modelo de mayor difusión es el basado en la materialidad. Dicho modelo se basa en principios, profundizando en aquellos aspectos que la compañía considera más importante. Por ejemplo, en el caso de las compañías del sector retail es de esperarse se aborden cuestiones relacionadas con Derechos Humanos, mientras que las eléctricas se deberían centran en sus emisiones de gases de efecto invernadero. En este sentido, los contenidos de los reportes se centrarán progresivamente en las cuestiones que están relacionadas con los riesgos y las oportunidades de las nuevas responsabilidades que la sociedad le asigna a la empresa.

Un paso más allá son los informes integrados, que suponen un reporte más avanzado y que cuentan con los inversores como su principal audiencia. Este tipo de informes están despegando en países como Japón, Brasil México y España, donde el 36% de las 100 mayores compañías afirmaron realizar informes integrados. Sin embargo, puede ocurrir que los inversores planteen dudas sobre la fiabilidad de los informes, una cuestión ante la que las empresas han optado por el aseguramiento independiente de la responsabilidad social empresaria, una práctica que se ha más que duplicado en los últimos 12 años.

Respecto al estándar de referencia a la hora de abordar los reportes, el modelo GRI sigue siendo la referencia.

De cara al futuro, es de esperarse que pronto se incremente la regulación en este sentido, así como la misma se expanda a un mayor número de países y regiones. En este contexto, las compañías exitosas serán sin dudas las que entiendan la importancia de los aspectos de que la RSE, establezcan estrategias asociadas a los mismos y reporten sus logros de forma sistemática.