Jorge Barrera no pudo contener las lágrimas al finalizar el partido y coronar la primera victoria de Peñarol en el Campeón del Siglo, en el segundo clásico disputado en el escenario aurinegro y en el último del presidente carbonero al frente del club y como dirigente de fútbol.
Cuando el partido estaba en los últimos minutos, el titular mirasol caminó por el pasillo de la platea. Parecía que iba rumbo a la zona de los allegados de Nacional, pero frenó unos metros antes, dio la vuelta y vio como Pablo Giménez marcaba el final del encuentro.
Ahí levantó las manos y con lágrimas en sus ojos comenzó a celebrar, casi sin gritar, con los abrazos de algunos conocidos que estaban cerca, como de su vicepresidente Rodolfo Catino, quien se acercó hacia él.
Luego fue abordado por medios de prensa y manifestó su emoción por el triunfo, como también fue autocrítico al hacer un balance de su gestión.
“Emocionado, feliz, primer clásico en la historia del Uruguay que ganamos en el Campeón del Siglo”, fueron sus primeras palabras.
“En este periodo jugamos dos clásicos, uno con hinchas visitantes y fue histórico y ahora en la historia de nuestro club saber que se va a escribir que en un día como hoy Peñarol ganó su primer clásico de los miles que va a ganar. Pero siempre la satisfacción de haber presidido el club que por primera vez en su historia gana el clásico en el Campeón del Siglo”, agregó.
Barrera dijo tener “alegría” por ganar la primera Supercopa en la historia del fútbol uruguayo, de haber ganado un bicampeonato.
“Y de haber jugado todos los clásicos de nuestra gestión en el Campeón del Siglo, y con la felicidad de ganar a lo Peñarol como nos merecíamos el primer clásico de la historia en el Campeón del Siglo”, agregó.
El presidente saliente, que el miércoles dejará su cargo a Ignacio Ruglio, señaló que tenía palabras de agradecimiento para socios e hinchas y también palabras de disculpas por no lograr todos los objetivos deportivos propuestos.
“Pero me voy con la satisfacción de haber hecho una presidencia donde busque siempre lo mejor, también cuando me equivoque”, agregó. “Y coronar mi último partido como presidente y en la vida política del fútbol con un triunfo y el primer triunfo clásico en nuestra casa. Me voy feliz”.
Barrera agradeció a su madre, quien lo llevó a su primer partido de Peñarol en 1974 y también comentó que no pudo llevar a su hijo al partido, a quien suele llevar a todos los encuentros, para cumplir con el protocolo sanitario establecido.
“Y agradecer a los seis mensajes que recibí en los momentos deportivos más duros, que son con los que quiero estar ahora. Los que en las dificultades estuvieron”, agregó.
Tras su comparecencia con los medios, Barrera tuvo un emotivo abrazo con Ruglio, el nuevo presidente de los carboneros, que pidió a la prensa para hablar luego de saludar al titular saliente del club.
Luego, ya recuperado, Barrera lanzó un “Peñarol nomá”, que fue celebrado por los allegados carboneros que permanecían en la platea.
El presidente saliente señaló que no quiso ver el penal y que fue Ruglio quien se lo relató.
“Le dije que le deseaba lo mejor porque soy más hincha de Peñarol que la primera vez que mi vieja me llevó al Centenario”, expresó.
“El tercer gol me lo relató él. Me pasaron muchas sensaciones en el momento del penal y me di vuelta. Él me cantó el gol. Lo que miré fue cuando cambiaron el score y decía 3”, agregó.
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