Donald Trump es el favorito en las internas republicanas de 2024 y fuerte competidor en los comicios del 4 de noviembre para regresar a la Casa Blanca.

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Las ultraderechas y las elecciones en Estados Unidos y el Parlamento Europeo

El 15 de enero empieza la carrera por las primarias en la primera economía del mundo mientras que en junio se celebran elecciones de representantes para el grupo de la Eurocámara, y en ambos casos, los sectores ultras muestran avances significativos
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01 de enero de 2024 a las 05:04

La figura emblemática de la dirigencia ultraderechista es Donald Trump. El hombre que completó un mandato completo al frente de los Estados Unidos y que en este año que comienza se muestra como favorito excluyente del Partido Republicano.

Trump cumplirá 78 años el próximo 14 de junio, en pleno proceso de las primarias que comenzarán el 15 de enero y que culminarán el 10 de septiembre cuando tanto republicanos como demócratas certifiquen sus fórmulas para competir el 5 de noviembre.

Si Trump tiene edad avanzada, los demócratas ya tienen a un precandidato con fuerza para intentar quedarse en la Casa Blanca. En efecto Joe Biden intentará hacer ese recorrido fatigoso de las primarias con 81 años. Y si lograra la nominación y ganara los comicios presidenciales, su cumpleaños 82 sería apenas 16 días después de las elecciones.

No obstante ser un dato curioso que Estados Unidos no haya podido dar una nueva camada de aspirantes jóvenes a la Casa Blanca, algo significativo es que los republicanos, que sí tienen varios precandidatos, entre todos ellos no logren sumar lo que las encuestas indican: Trump encabeza por lejos el favoritismo para ser candidato.

Con un dato adicional. En las primarias de 2016 era el “outsider” de ese partido conservador con una retórica ultraderechista que hasta The Washington Post, tradicional diario ligado a ese sector político, fustigó duramente. Y ganó las internas republicanas y las presidenciales.

Ahora, Trump está en el “main stream” de lo que suele llamarse derecha, cuando los conceptos de derecha e izquierda están interpelados por la realidad de Estados Unidos y de las 27 naciones que componen la Unión Europea, además de muchos otros países.

El socialista catalán y alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, apuntó la posibilidad de que los ultraconservadores y los populistas de extrema derecha crezcan mucho en las próximas elecciones para el Parlamento Europeo de junio de 2024.

“Creo que las próximas elecciones europeas pueden ser más peligrosas que las estadounidenses. Me temo que los europeos votarán sobre la base del miedo, y que promoverán el ascenso de la extrema derecha”, dijo el experimentado Borrell.

Las previsiones de muchos observadores apuntan a que los dos grupos parlamentarios de la Eurocámara que representan estas opciones políticas ganarán protagonismo. Ahora suman el 18% del arco parlamentario y se acercan al 25% si se incluye a buena parte del denominado grupo de los No Inscriptos, en el que están, por ejemplo, los representantes de Fidesz, el partido del primer ministro húngaro, Viktor Orbán.

Orban es el dirigente que más desafió en los últimos años a las instituciones europeas. Y, como Orban, la mayoría de los candidatos de los otros partidos de los 27, son abiertamente euroescépticos. Sencillamente descreen de mantener las pesadas estructuras de ese bloque, que ya perdió a Gran Bretaña con el Brexit.

La incógnita no es si crecerá la ultraderecha, sino si lo hará con la fuerza suficiente como para llevar al colapso la gran coalición continental de socialdemócratas, conservadores moderados y liberales que cimentaron el proyecto europeo tomando como base el mercado único y la moneda común.

El Brexit, la pandemia que llevó a golpear los Estados de bienestar en la mayoría de los integrantes continentales y luego la crisis energética por la guerra entre Rusia y Ucrania, dejaron un escenario que golpea a los moderados.

Hay un asunto adicional que permite ver una relación entre los ultras –que se reivindican nacionalistas- del Viejo Continente y de Estados Unidos: la inmigración. En efecto, las economías golpeadas más las sequías y las guerras, produjeron en el 2023 mayores flujos de migrantes sin papeles hacia los países ricos.

Ni los demócratas estadounidenses ni los moderados europeos plantean soluciones para esta dinámica de gente que golpea las puertas y llegan como pueden. Pero Trump y los ultras europeos son abiertamente racistas.

No solo niegan las causas de las migraciones, desprecian a quienes llegan y proponen medidas drásticas para evitar su asimilación como trabajadores en sus países. Como los ciudadanos europeos y estadounidenses se quejan, con razón, de sus propias estrecheces, la ideología antiinmigración gana más voluntades.

Los ultras tienen altas chances en Estados Unidos de volver a la Casa Blanca. Pero, en Europa casi nadie que el extremista Geert Wilders ganara los comicios en Países Bajos, como así sucedió, y que sea desempeñará un papel clave en la UE, dado que su país es uno de los fundadores de la sociedad comunitaria.

Los principales integrantes de la coalición entre populares y socialdemócratas ya perdieron la mayoría absoluta en la Eurocámara por primera desde que el parlamento se elige por sufragio directo, pero la superaban con el apoyo de los liberales.

Si en las elecciones de 2019, los partidos de extrema derecha europea lograron convencer a muchos votantes de ser los defensores de los valores tradicionales, en 2024 esos partidos están mejor preparados y fueron ganando espacios en sus respectivos países.

Muchos de los institutos que hacen encuestas sobre las elecciones de la Eurocámara auguran cambios en la composición. Y la lógica indica que los euroescépticos prefieren que los fondos de sus países se centren en sus necesidades en vez de ayudas, por ejemplo, a Ucrania. Es más, muchos de ellos no tienen un rechazo directo a Vladimir Putin, que les vendía el gas barato.

A propósito, ni la prensa de Estados Unidos ni la de los países de la Comunidad Europea comentan mucho que en marzo de 2024 se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en Rusia, el país más extenso del planeta, un jugador de primera línea en la producción de energía basada en hidrocarburos y con un arsenal militar poderoso.

Todos dan por sentado que Putin es el favorito excluyente. Si cabe una calificación en esta división entre izquierdas y derechas, surgidas al calor de la Revolución Francesa, para el presidente de Rusia no cabe otra que de la de ubicarlo bien a la derecha. No sorprende que ni Trump ni la francesa Marine Le Pen o el húngaro Orban.

A propósito, a fines de octubre, el primer ministro de Hungría se convirtió en el primer dirigente europeo que se reunía con el mandatario ruso desde la invasión de Ucrania. Les dijo a sus aliados que era para intentar caminos para la paz entre Vladimir Putin y Volodomir Zelensky.

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