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Lo personal como comercial

La diseñadora argentina Jazmín Chebar presenta en Uruguay la nueva colección de su marca, que, tras veinte años de trabajo, sigue atrayendo al público latinoamericano con una propuesta fresca y adaptable
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15 de agosto de 2015 a las 05:00
Para muchos, "atemporal" implica colores neutros, formas clásicas y diseños limpios que no se vean agobiados por las paletas y estructuras de moda. Sin embargo, para la argentina Jazmín Chebar, diseñadora de la marca homónima, ese mismo término adopta un cariz distinto, desbordando de color, de juventud.

"Nuestra idea es que Jazmín Chebar sea fresco, distinto y diferenciado, pero a la vez que no te disfrace, sino que te haga sentir linda, femenina y cómoda", sostiene la diseñadora, que presentará hoy su colección Primavera/Verano 2015-2016 en el Dress Beauty Festival. "Priorizamos los detalles, la calidad y el confort", afirma a El Observador, al tiempo que rechaza los diseños excesivamente elegantes.

Esa idea, que la diseñadora pregona en una marca de casi dos décadas, la ha acompañado desde el comienzo, incluso antes de sumirse en la industria. Sus padres, dueños de la importante boutique bonaerense La Clocharde, fueron la primera inspiración: "siempre se trabajó con mucha calidad y ambos tienen un gran interés por la estética, le dedicaron su vida y de alguna manera crecí ligada a eso". Al terminar sus estudios secundarios, Chebar ingresó en la Parsons School of Design de Nueva York y trabajó como pasante en Donna Karan y Valentino. Una vez que retornó a Buenos Aires aceptó la proposición de una amiga para convertir su nombre en una marca propia.

"Éramos muy jóvenes, a esa edad tenés muchas menos responsabilidades. Todo eso hizo que pudiese ser mucho más genuino el estilo Jazmín Chebar. Era la ropa que me gustaba hacer o que quería usar", dice.

La profesionalización en términos comerciales vino de la mano de Claudio Drescher, desarrollador de Caro Cuore y Vitamina, con quien se asoció en 2002, año en el que la frescura de Chebar comenzó a difundirse por Latinoamérica. Ahora, con presencia en shoppings bonaerenses y del interior argentino, así como locales en Uruguay, Paraguay, Perú y Chile, Chebar considera que la femineidad y atemporalidad de sus prendas le han permitido captar la atención de esos distintos públicos.

Detrás del estilo


"No me gusta la ropa que al año ya parece antigua. Hay tendencias que las adoptamos porque nos gustan y tienen que ver con nosotros, pero hay otras que no. No las agarramos sólo porque sean algo nuevo, pero tampoco nos negamos a ellas", sostiene. La innovación dentro del mismo espíritu muchas veces se vincula a la búsqueda de nuevos elementos. "En Argentina tenemos muchos desafíos, mucha menos posibilidad de crear cosas diferenciadas por la menor tecnología. Pero eso también te hace encontrar cosas distintas, ayuda a la identidad", sostiene.

Sin embargo, existe una suerte de limbo en la que a la escasa industrialización se le contrapone una progresiva desaparición de lo artesanal: "ya no es como antes, que podías conseguir gente que te tejiera a mano o bordara a mano". Motivada por esas carencias, la marca intenta incorporar elementos de distintos lugares, lo que le permite a Chebar explotar su afición por los detalles, algo que ella define como característico de la marca. En el caso de la colección a presentarse hoy, Chebar se refiere, casi sin pensarlo, a las hebillas. "Diseñamos unas hebillas que las terminamos poniendo en varias prendas, y eso hizo que las piezas cambiaran de forma y de largo". La década de 1960, mayoritariamente presente en los accesorios, y la simpleza de 1990 también tienen protagonismo en una colección que, como las anteriores, toma insumos de múltiples fuentes. "Lo que hacemos es trabajar cada prenda por sí sola.

Son colecciones muy grandes en las que no hay una sola inspiración. En una misma temporada puede haber motivado una película, una década o un botón. En la variedad, después de mezclada, hay armonía", agrega.

Sin embargo, la idea detrás de sus creaciones no es que las clientas se "disfracen de Jazmín, sino que adapten la ropa a su propio look". "Respeto muchísimo lo que cada mujer elija porque lo más importante es que cada uno esté cómodo consigo mismo", agrega Chebar, quien, en su popularidad, no le teme a ser calificada como una diseñadora comercial. "No entiendo mucho el concepto de 'diseño de autor'. En realidad tiene que ver con que una marca tenga su personalidad, y no con que haga cinco prendas que no se puedan usar", afirma. "Afuera pasa mucho que un diseñador no es menos respetado porque venda más, mientras que en Buenos Aires se comenzó a pensar que el camino comercial era el camino del no-diseño".

Sin dudar de sus motivaciones, Chebar erige la identidad como estandarte. "La feminidad también es importante, pero desde el lugar de estar fresca y explorar tu parte de mujer", agrega, dándole la bienvenida a una piel más colorida, más adornada, pero que no sea más importante que la comodidad que domina debajo.

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