“A la gente no le importa, el tipo es popular, la gente lo quiere”, me repiten a coro dos personas muy cercanas cada vez que comentamos algún elemento nuevo del escándalo de Pluna. Y tienen razón
El responsable de todo el embrollo es nada menos que el presidente José Mujica, que no solo supo en todo momento lo que pasaba, sino que ideó la tramoya pero no ha pisado un juzgado.
Veamos la secuencia de hechos. Sensatamente, el 5 de julio el gobierno resuelve que la sociedad no debe seguir poniendo plata en una aerolínea que da millonarias pérdidas, anuncia su liquidación y la subasta de sus 7 aviones Bombardier. “Esto arranca a las tres? Y… tres y cinco termina”, comentó el presidente a sus compañeros de comitiva el 1º de octubre cuando viajaba a Perú para participar de una cumbre Mercosur¨-Países Árabes, según informó Búsqueda. Efectivamente, ese mismo día en pocos minutos el ¨caballero de la derecha y representante de la ignota firma Cosmo, Hernán Antonio Calvo Sánchez, que había trabajado para BQB en España, se quedó con el boleto de reserva de las aeronaves. Como un primer remate había fracasado, el mandatario realizó gestiones -personales y a través de sus ministros- para que el empresario Juan Carlos Lopez Mena, que lo visitó en la Torre Ejecutiva, consiguiera interesados, ya que según declaró, el asunto era quién ponía “la plata”.
Y así se cumplió la voluntad presidencial. Fue López Mena el que compró por US$ 5.000 el pliego de la licitación, el que puso en contacto a Cosmo con el gobierno, y por lo tanto, responsable de que su propio empleado, con nombre falso y representando, sin presentar documento habilitante, a Cosmo, comprara los aviones con un aval bancario del Banco República garantizado por una aseguradora argentina no habilitada para operar en Uruguay y expedido con problemas de forma y tras un pedido expreso del ministro de Economía, Fernando Lorenzo, según declaró el primero en la Justicia de Crimen Organizado que investiga el caso.
El vicepresidente Danilo Astori defendió a Calloia y Lorenzoa capa y espada, pero eso no quiere decir nada porque también lo hizo con Juan Carlos Bengoa, el ex director de Casinos municipales, que en 2007 fue procesado por un delito continuado de fraude, uno de conjunción del interés público con el privado, y otro de concusión.
Tal vez el affaire concluya y nadie vaya preso. Tal vez Calloia -que en privado se jacta de ser “el banquero rico del Pepe por manejar la institución financiera más grande del país- termine convirtiéndose en el Braga de la izquierda (por haber cometido errores de forma y porque su cabeza cotiza menos que la de Lorenzo, que tiene aspiraciones políticas. Pero la verdad de la milanesa es que el jefe de Estado fue el cabecilla y responsable moral e intelectual del polémico negocio, aunque funja enojado y la gente se divierta escuchándolo en la TV pedir a los legisladores que investigan las decisiones del gobierno que preside ocuparse de saber en qué andan sus mujeres.
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