El campamento improvisado junto al canal pasó de las 60 carpas primigenias, a más de 120 en la actualidad

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Los migrantes que viven a orillas de un canal en “la capital de Europa”

Son decenas de personas que llegaron a Bruselas desde Afganistán, Irán, Palestina, el África subsahariana empujados por la desigualdad, el hambre, la guerra. Sobreviven en carpas y con temperaturas bajo cero, sólo atendidos por las organizaciones humanitarias que se acercan a ellos
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03 de marzo de 2023 a las 18:20

Llegan del África subsahariana, de Palestina, de Siria, de Eritrea, de Afganistán, de Irán. De zonas en problemas de todo tipo. Tuvieron que atravesar una odisea para llegar a lo que se supone es la salvación. Pero la salvación se convierte en un nuevo infierno. O como dice a la agencia de noticias AFP Moussa, un joven de 21 años que abandonó su Sierra Leona natal en 2020: “Esto no es lo que había soñado”.

Es el caso de las decenas de personas migrantes que viven en carpas alineadas a orillas de un canal que atraviesa Bruselas, Bélgica, la autoproclamada capital de Europa. Decenas de personas que solicitan un asilo que tarda en hacerse real. Decenas de personas que llevan dos, tres meses viviendo en la calle, con temperaturas bajo cero en el crudísimo invierno europeo, sin baños, sin agua potable, obligados a depender de las organizaciones humanitarias que llegan hasta allí para procurarles algún tipo de alimento que nunca alcanza.

Suleyman Camara, de 24 años, es uno más de los migrantes. Es aprendiz de pintor y comparte su carpa con Moussa. Mira a la lejanía para recordar su trayecto. Llegó a Bruselas a finales de enero, cuenta a AFP, luego de cuatro años de viaje desde Guinea. Pasó por Malí, Argelia, Túnez. Allí embarcó en un botecito para pasar a Italia. Por tierra llegó a Bélgica. A la calle a orillas del canal en Bruselas, a las pocas mantas, a la tienda de campaña. Suleyman y Moussa piden poco: que las autoridades los admitan en un albergue temporario mientras se examinan sus solicitudes de asilo.

"Comer y dormir al aire libre es difícil. Quiero capacitarme y trabajar", dice sin dejar de mirar más allá de las hileras de carpas.

La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó esta semana sobre las condiciones "indignas" de los migrantes: "Necesitan higiene y dignidad básicas, pero la gestión desastrosa de Bélica, autoproclamada el corazón de la capital europea, no se las provee". Entonces, con recursos propios, MSF instaló una docena de baños químicos y un lavabo con acceso a agua corriente cerca de las tiendas. 

Uno de los integrantes de MSF que opera en Bélgica, David Vogel, señala a AFP que las tiendas de campaña aparecieron por primera vez a fines de 2021 cerca del edificio federal llamado "Petit Château", que había sido usado como centro de orientación para los solicitantes de asilo hacia un alojamiento temporal después de registrarse. “Pero la red de viviendas que se ofrecían como alojamiento temporal en 2021, con unas 33.000 plazas, quedó completamente saturada”, dice.

De ese modo, el campamento improvisado junto al canal pasó de las 60 carpas primigenias, donde los migrantes pasaban uno o dos días hasta que se les asignaba un refugio de emergencia, a más de 120 en la actualidad. Por eso, Vogel señala que ahora no les queda más remedio que dormir en las calles durante seis meses.

Segú datos del gobierno belga, el país registró casi 37.000 solicitudes de asilo en 2022, un aumento de 11.000 casos con respecto al año anterior. Un aumento que se registra en tos la Unión Europea: en 2022 hubo casi un millón de solicitudes de protección internacional, alcanzando un nivel visto por última vez durante la crisis de refugiados de 2015-2016.

Funcionarios belgas dijeron que su meta es “acelerar el procesamiento de las solicitudes para devolver a los llamados ‘inmigrantes económicos’ a su país de origen más rápidamente”. El primer ministro de Bélica, Alexander De Croo, fue duro en su alocución frente al Parlamento: "En nuestro país, demasiadas personas ingresan pero que no tienen ese derecho. Necesitamos una investigación de antecedentes más eficaz y mejor coordinada entre los países europeos".

El diputado opositor centrista Francois De Smet le salió al cruce: “El campamento improvisado de 100 a 200 personas en el centro de Bruselas es una vergüenza para Bélgica”.

Mientras tanto, las entidades humanitarias que trabajan con refugiados pidieron una solución más drástica y permanente para resolver la falta de alojamiento. Sin embargo, Vogel, como portavoz de MSF, dice que "no hay voluntad política para resolver esta crisis". Los migrantes, bajo cero, en tiendas precarias ubicadas a la orilla del canal de Bruselas, esperan.

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