Los registros y los mercados “grises” de la marihuana

En una década sucedieron muchas cosas en este país, pero ese registro se ha mantenido inmutable en su forma de funcionamiento (farmacias, clubes cannábicos y autocultivo), lo que -en opinión de Radio y otros expertos- lo ha vuelto poco útil y necesita “ajustes”. Casi la mitad de los consumidores de marihuana de Uruguay obtienen esta droga en el mercado regulado, pero ¿qué pasa y cómo se abastece la otra mitad? 

Un estudio realizado en 2023 por investigadores de la Universidad Católica del Uruguay, indagó sobre características y dimensiones de lo que llama el “mercado gris”, según explicó la politóloga Rosario Queirolo cuando se presentaron las conclusiones. La principal de ellas, es que las “vías de acceso son el principal obstáculo para generar un mercado legal más grande”.

La investigación marcó cuatro gamas de grises para identificar los tipos de consumo: si el cannabis se distribuye con o sin fines de lucro y si el destino es un usuario o el mercado ilegal.

Ya entonces Radio había alertado que el registro que hoy se exige a consumidores individuales, que compran en farmacias o clubes o autocultivan, es un “problema” y “está mal”. El jerarca entiende que ya no tiene sentido que exista este registro para los compradores, comparando la situación de la marihuana con la de otras drogas legales para las que no se exige nada, como el alcohol e incluso el tabaco. “Hoy una persona puede tomar (alcohol) hasta el coma y nadie le pregunta cómo se llama. Pero, si quiere fumar una pitada, tiene que dar el número de cédula y, en lo posible, el número de zapato”, dijo Radio.

La propuesta del secretario de la Junta es corajuda por varias razones, la primera de las cuales relacionada con el gobierno que integra, desde donde se levantaron la mayoría de las voces en contra de la ley. Uno podría pensar que el pasado es pasado y que las cosas van cambiando, y con ellas los argumentos y las posiciones, pero no parece ser el caso de una parte de los integrantes de la coalición multicolor, que hasta el día de hoy, con el caso más claro de Cabildo Abierto a la cabeza, estarían incluso dispuestos a dar marcha atrás con la ley entera. 

La propuesta de Radio es atendible, al menos para considerarla y discutirla con seriedad, si se tiene en cuenta que entre los objetivos de la ley original estaba el de dar acceso abierto -pero controlado- por un precio regulado que, se pretendía, disminuyera el mercado negro y por lo tanto desbocado con el que se manejaba la marihuana y el cannabis en general. En los hechos, dijo Radio en estos días, lo único que se ha logrado en esta década es tener un precio justo y unificado; los puntos de acceso -farmacias y clubes- siguen siendo escasos, sobre todo en el interior del país, lo que alienta esos grises que menciona el estudio de la UCU.

¿Por qué el secretario de la Junta propone, e incluso piensa en un proyecto de ley para terminar con el registro en farmacias? Porque así se evitaría que quienes no se registran, la mitad de los actuales consumidores, recurran a ese mercado negro que intentó eliminarse en 2013. “Uruguay porque es conservador (…) Es una vocación de control que tiene el Estado uruguayo que se va de mambo, se le va la moto”, reflexionó.

Tampoco es práctico el registro de autocultivadores, que tiene validez tres años y que obliga a quienes no cultivan más a ir y borrarse. En los hechos, muchos no renuevan a los tres años y así se genera un subregistro. 

Hasta ahora los no residentes en Uruguay no pueden comprar cannabis legal, en teoría. En los hechos  igual compran por diversas vías, incluso a través de usuarios registrados. En los países en los que se legalizó este consumo, cualquier persona que entra puede también comprar marihuana y el ejemplo clásico es Holanda. 

Por otra parte, el registro no ha servido en absoluto para frenar el crecimiento de la cantidad de consumidores, que también siguiendo tendencias internacionales, son cada vez más. En 2001, según datos de la Tercera Encuesta Nacional de Prevalencia del Consumo de Drogas, la marihuana era la droga ilegal más consumida , por unos 100.000 uruguayos. En 2012, la Quinta Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas en Hogares, ubicó el consumo en unas 130 mil personas. 

El año que terminó cerró con unos 250.000 consumidores. Poco más de 86.000 personas integran el mercado regulado, según el último informe del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA). Entre 2018 y 2023, los “registrados” crecieron un 153%, lo que deriva en dos lecturas: hay más gente consumiendo marihuana sí, pero es gente que lo hace vía el mercado legal. 

A esta altura parece inútil que alguien sueñe con “achicar” la cantidad de consumidores. Falta mucho por hacer con respecto al cannabis en Uruguay, sobre todo en lo que tiene que ver con su uso responsable. Pero eso no se arregla con registros que siguen creando mercados grises que siempre tienen el riesgo de mezclarse con mercados negros mucho más peligroso, de drogas ilegales que cada vez complican más el panorama ya no solo del consumo sino de la conviviencia.