Fito Páez, Hugo Fattoruso y Rubén Rada en el show del argentino en la Rambla
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > CRÓNICA DEL SHOW

"Me hicieron dar uno de los mejores shows de mi vida": Fito Páez llevó una multitud a la Rambla, brilló y celebró la música uruguaya

El argentino se presentó en un multitudinario show en la rambla de Montevideo en la noche de este sábado
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10 de diciembre de 2023 a las 12:44

Fue antes de cantar los bises, casi después de dos horas de show, que Fito Páez se dirigió a las 65.000 personas que se habían reunido en la Rambla de Punta Carretas de Montevideo para verlo, y les dijo: "estaba con un ataque de asma y me curaron. Me hicieron dar uno de los mejores shows de mi vida". Pavada de afirmación para un artista que se recorrió el mundo, que ha dado shows multitudinarios, épicos y consagratorios. Pero no fue tribuneo. Sonó a agradecimiento real, a reconocimiento a una noche donde Páez lo dio todo, brilló a lo largo de su espectáculo, y también se tomó el tiempo para abrazar y celebrar a la música uruguaya.

El comienzo - y la excusa - de esta presentación que tuvo entradas agotadas en la capital uruguaya, poco más de un año después de su actuación anterior en la ciudad, fue el cierre de la gira de celebración de los 30 años de El amor después del amor, su disco más exitoso, que volvió a grabar con una plétora de invitados para conmemorar el aniversario, y que hasta le dio título a la serie biográfica que Netflix estrenó este año, y que seguro también arrimó a parte del público que este sábado estuvo en el show, y que ahora puede largar una sonrisita cuando, por ejemplo, escucha la frase sobre "la yerba en el viejo cajón" en Ciudad de pobres corazones

Mientras que en su show de 2022 interpretó el disco que da título a esta gira de forma completa, en orden, aquí fueron las primeras cinco canciones de corrido, interrumpidas por 11 y 6, donde Páez ofreció el primero de los tres regalos que tenía para agradecer a Uruguay por su música y su influencia en él: Rubén Rada subió a cantar con él. 

Rada y Páez cantando 11 y 6

La presencia del cantautor uruguayo vino acompañada de una gran ovación, de parte de la multitud bien variopinta que recibió al rosarino: un montón de familias completas, grupos de amigos y de amigas, niños, adolescentes, veteranos. Acomodados como podían desde el borde de la costa hasta la explanada de pasto que se ubica fuera del Club de Golf, sobre el pavimento, algunas personas mayores que colaron reposeras (prohibidas por la organización), otros subidos al murito que separa la vereda de la bicisenda, lo que ocasionó algunos pedidos amables y otros no tanto de parte de los que tenían su visión restringida por esos aprovechados, lo que llevó hasta a algún amague de violencia en ese sector.

Pero claro, uno no le puede pedir comodidad a un show de tal tamaño, y a veces el público uruguayo, sobre todo el de mayor edad, parece olvidarlo. No todos van a ver de la mejor manera el escenario (alguno, incluso, no lo verá), pero no es el lugar donde reclamarlo. Y así como otros espectáculos de Páez en la ciudad se han visto beneficiados por la mayor intimidad que proporcionan los locales más reducidos (sin ir más lejos, el Antel Arena o el Teatro de Verano), la potencia y lo avasallante de algo tan grande como lo de este sábado son méritos en si mismos.

Y a Páez le sale bien lo de manejar al público. Tan bien como lo hace con su banda, a la que todo el tiempo ordena y dirige. Una banda que fue una aplanadora, llena de colores y de magia. Una y otra vez el argentino se dirigió a la multitud para hablar sobre su descreimiento en los políticos, sobre su rechazo a la falta de comunicación que generan los celulares, para contar algún detalle detrás de sus canciones.

Fito Páez en su show de la Rambla

Antes de cantar La Verónica explicó que la compuso en José Ignacio, al igual que Dos días en la vida, en un verano compartido con Cecilia Roth, y dijo "así sonaban los 80, más o menos", luego de interpretar un enganchado de seis canciones de sus discos de fines de esa década, como Ey! y Tercer mundo, un segmento discotequero y bailable muy bienvenido, sobre todo por tratarse de un tramo de su obra que no visita tan seguido, tapado por hits y sonidos de otras épocas.

Después de ese enganchado vino el segundo invitado, que levantó una ovación de gol por lo inesperado: Roberto Musso de El Cuarteto de Nos, que a diferencia de los otros invitados cantó una canción propia. Justamente, Roberto. Un momento descolgado del resto del show, pero que el público celebró.

Tras ese corte, vino una avalancha de hits, uno tras otro, que pusieron a la multitud a dejarse la garganta y las piernas. La rueda mágica, Al lado del camino, Circo beat, Brillante sobre el mic, una hiperrockera versión de Ciudad de pobres corazones y A rodar mi vida, para dejar las energías en las nubes antes de los bises, que empezaron con otro regalo.

La multitud presente en el espectáculo

Con una ovación de esas en las que los brazos se levantan por encima de la cabeza, las miles de personas dieron la bienvenida a Hugo Fattoruso, que primero al piano y luego al acordeón, cantó Giros junto a Páez, en una versión despojada y maravillosa - el momento en el que Fattoruso se paró del piano y Páez enganchó en ese instrumento de forma inmediata fue sublime -.

Dar es dar fue la tomada de carrera para el salto de Mariposa Technicolor, que con fuegos artificiales en el escenario bien podría haber sido el final. Pero no. A Páez todavía le quedaba un regalo prenavideño más. Todavía quería dar un último gesto a Uruguay, a su público y a su música, a la que elogió toda la velada. Entonces cantó Dale alegría a mi corazón con Rada y Fattoruso. Y con Musso. Y con Alfonsina y Paul Higgs, los locatarios encargados de abrir la noche. Y con la cuerda de tambores de C1080. Y un coro de miles de voces felices.

El final del show de Páez en la Rambla, a puro candombe

Parecía que no se iba a terminar más. Que Páez no tenía ganas de que terminara. Pero llegó el final, mágico y emotivo para una noche fenomenal, llena de amor y respeto recíprocos. Una noche que va a quedar entre los puntos altos del año y que, según Fito, también va a quedar entre los de su carrera.

 

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