Morena Ferreira

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Morena Ferreira: “No está bueno seguir viendo solo gente blanca, heterosexual y del mismo físico en todos los canales"

La modelo y comunicadora abre espacios de visibilidad de la comunidad LGBTIQ+ en Uruguay desde la pantalla televisiva y la de las redes sociales
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19 de agosto de 2023 a las 05:03

¿Con qué mirada te identificás?, pregunta Morena Ferreira, comunicadora y modelo uruguaya. Y esa pregunta también se la hace a sí misma. ¿Estás de acuerdo con la forma en la que te mirás? Incluso cuando estás sola, en tu dormitorio, observando el espejo.

"Imaginemos que somos otra persona y nos miramos como nos miraría una mayoría. Después te das cuenta de que vos no estás de acuerdo. Yo no estoy de acuerdo con que mi cuerpo o que mi realidad sexo genérica tengan que ser de una determinada manera. Me parece súper importante fortalecer esa visión y ese pensamiento de una misma, o de uno mismo, para que justamente todo el resto de opiniones y pesos que nos imponen sean más livianos y no los carguemos en nuestra vida. Porque no tiene sentido", dice a El Observador desde una mesa de un café de la Ciudad Vieja, y con una mirada libre de cargas sociales.

Morena Ferreira, a los 27 años, es pionera. Ella fue la primera modelo trans del país. Una mujer que entró en el mundo de la moda quitándose poco a poco la timidez, aprendiendo de un oficio nuevo, animándose a salir de su zona de confort. Todavía modela, y si bien cree que será algo que va a hacer durante mucho tiempo porque lo disfruta, hoy reconoce que no es la actividad a la que quiere dedicarse por completo.

“Me gusta expresar a través de la imagen, pero el mundo del modelaje en sí es un mundo bastante superficial, por momentos un poco duro y violento en cómo tratan a los modelos. No es muy digna la forma en la que se ejecuta ese intercambio, cuando la persona que está modelando se transforma en una cosa y es como un maniquí que tenés que mover y que tenés que decirle qué medidas tener. Los mundillos del modelaje son diferentes y hay diferentes tratos. No voy a decir que todo es de esa manera, pero por lo general hay una forma que es esa de tratar”, dice.

Ferreira trabajó en organizaciones sociales vinculadas a la comunidad LGBTIQ+ en Uruguay, en la Coordinadora de la Marcha de la Diversidad y en el festival de cine Llamale H. Hace tres años forma parte del equipo de Mirá Montevideo, junto a Noelia Campo, Pablo Silvera, Lucila Rada y Agustina Albez. Un programa que se emite en vivo de lunes a viernes por TV Ciudad en el que recorre la capital mostrando espacios culturales, movidas artísticas y entrevistando a personas de diferentes ámbitos.

La primera vez que salió al aire la recuerda con claridad. Justo antes de que se encendiera la luz del vivo una pregunta se le cruzó por la cabeza: ¿Qué estoy haciendo acá? “Fue muy gracioso, yo me sentí muy feliz en ese momento”, comenta mientras se ríe.

“Siempre me animé a hacer todo lo que quise. Y siempre fui de empujarme a las cosas. Todo en mi vida es como a los empujones. Es tirarme de cabeza a las experiencias y ahí descubrirme”, sostiene.

Aclara que no es la primera mujer trans en los medios uruguayos y recuerda el antecedente de Romina Sosa como panelista en Esta boca es mía. “Es algo que yo sé que sucedió antes que mi llegada a los medios”, señala con honestidad. Pero ahí está: en la pantalla del televisor todos los días a las 18.

En la televisión también es pionera.

“En la niñez y en la adolescencia tuve muchas experiencias que me fueron alejando de ese trato fácil con las personas. No me interesaba mucho relacionarme o conversar. Siempre pensaba que lo que iba a obtener era algo que no me iba a hacer sentir cómoda. Trabajar en Mirá Montevideo fue todo un desafío al principio porque me encontré teniendo que entrar a lugares con veinte personas y tener que decir 'hola, mi nombre es Morena, ¿cómo están?, ¿qué están haciendo acá?'. Me sorprendí a mí misma con ese rol porque me descubrí como en realidad soy: respetuosa, empática y creo que tengo esa sensibilidad como para poder interesarme realmente por lo que está haciendo la otra persona. De verdad me importa, me gusta saber y me gusta llegar a descubrir algo en la otra persona. Y me sorprendió mucho la gente también, esa falta de confianza que tenía con los demás ahora cambió mucho. Ahora descubro que la gente es muy linda y que tiene muchas cosas lindas en su vida, en su día a día, que hacen un montón de cosas que están buenas y cosas que no tanto obvio también, pero descubrí esa cosa linda de las personas que antes no conocía o me resistía a conocer también por esas experiencias de violencia”.

Dar algo de sí misma a los demás. Abrirse al mundo. Y en ese camino transformarse. Explica que cuando empezó a caminar en el mundo televisivo apenas le “salía la voz”.

“Ahora lo vengo trabajando hace años y he evolucionado mucho pero en ese momento era alguien que apenas hablaba, apenas me salía la voz, porque no estaba acostumbrada a hablar con la gente que no conocía. Hablaba mucho con mi familia, amigos, amigas o parejas, pero el resto de las personas era un mundo totalmente desconocido e inseguro para mí”, señala.

Esa percepción de los demás se fue modificando desde un nuevo rol en los medios de comunicación. “He descubierto cosas en la gente que antes no me parecían posibles y eso me abrió todo un mundo de bienestar para mí y en esta labor también, que es la comunicación, ser entrevistadora. Yo me siento súper bien, es un lugar que me da mucha paz. Ser esa conexión que puede permitir de alguna manera que las personas se expresen y que muestren lo que hacen y que muestren eso por lo que trabajan tan incansablemente. Me parece algo super lindo y que disfruto mucho”, valora.

Se define como autodidacta. Una persona en formación constante. Tanto en el oficio de la televisión, como en su desarrollo artístico y profesional en paralelo. Desde el estudio de la actuación hasta la profundización en idiomas y técnicas de canto.

Un reflejo de la sociedad en la pantalla

El lugar de Ferreira en la televisión uruguaya es también un sitio de representación.

“Las personas deberíamos tener representatividad de todo tipo en todos lados. No deberíamos tener que quedarnos en nuestras casas o estar en lugares específicos para nosotros, nosotras, nosotres, por ningún motivo. Me parece que no es lógico, porque somos parte de la sociedad. Somos realidades que interactúan todo el tiempo con las personas y tenemos mucho para aportar". 

“Me resulta muy interesante poder permitirle a la gente que me conozca, conocer a la gente también, no sentirme un mundo aparte cuando en realidad soy parte del mismo mundo que toda la gente. Eso me parece súper importante, aunque falta todavía mucho trabajo de apertura de parte de la sociedad y mucho trabajo también de parte de nosotras para descubrirnos, saber más de nosotras mismas, poder expresar más y mejor sobre nosotras mismas también. Y de esa manera, generar una estabilidad y un estar presentes de una manera que sea sostenida y que aporte algo de alguna manera y que eso se entienda. Somos realidades que salimos de esa norma y creo que hay mucho para aprender y mucho que enseñar. Porque no se sabe casi nada. Creo que hay un mundo por descubrir ahí que es súper importante visibilizarlo y que esté presente y que haya interacción también con esta realidad. Cosa que en realidad siempre hubo de alguna manera, pero no al estar incluida en la sociedad de alguna manera". 

– ¿Cuál es ese mundo por descubrir? 

– Lo que siempre escuchaba de personas como yo era que hacían determinadas cosas, se relacionaban de determinadas maneras, tenían determinada sexualidad. Permitiéndome abrirme a experiencias me he descubierto en un montón de facetas que realmente no sabía que eran posibles, que si era por el exterior y por lo que me decía el exterior que era hubiera ido por un lugar totalmente diferente y me hubiera encasillado en algunos espacios, en algunos pensamientos que en realidad no tienen mucho que ver conmigo.

"He escuchado muchas veces que se dice que de esta manera se promueve la diversidad o el ser trans. Y yo digo ¿por qué no? Es esa cosa de querer esconder, invisibilizar o correr para un costado. Como es algo desconocido la gente tiene miedo, se sigue considerando que es algo malo y que no tiene que formar parte de la sociedad. Cosa que me parece totalmente equivocada porque ya estamos y está bueno que estemos, no veo ese contraste negativo que por ahí se dice que puede llegar a suceder. Yo realmente veo súper beneficioso para todas las personas, tanto para la comunidad como para el resto de la sociedad, que estemos", dice.

Estar. Ser visible. En la calle, en la televisión, en las redes sociales. “Las redes sociales me parecen un espacio muy importante para poder compartir cosas y para que la gente pueda sentir empatía, que puedan conocer más e informarse. Realmente me cuesta bastante hacer algunas cosas o decir cosas, pero igualmente trato de hacer el ejercicio de hacerlo si o si y vencer esos mieditos a lo que sea: a la exposición y a lo que puedan decir.

Ferreira se transparenta en sus redes sociales y allí encuentra un lugar desde el que llevar el activismo a espacios amplios y diversos. “Son un espacio útil para que la gente entienda cosas. Me gusta aprovecharlo para eso, porque todavía la educación está muy en pañales con estos temas. Está bueno poder hacerlo desde mi lugar, que es un lugar de la experiencia y también desde un lugar de mucho pensamiento, mucha reflexión”. 

Un lugar despojado de la mirada del afuera.

“Qué mal hace que yo tenga mi expresión y que use la ropa que quiero y que me relacione con la gente que quiero y que trabaje de lo que quiero, que me llamen como quiero llamarme. ¿Qué mal hace eso realmente? ¿Cuál es el impacto negativo que genero? Ninguno. Entonces, ¿por qué me voy a estar torturando por cosas que no tienen nada de malo?”

Ahora Morena Ferreira está en la televisión toda la semana. Pero recuerda que la primera vez que se vio en la pantalla tenía apenas 19 años y su atención estaba en lo que creía que no hacía bien, en su forma de expresarse o en aquello que señalaba de su imagen. “No me podía ni ver”. Sin embargo, ahí estaba. Y esa presencia es lo que la hacía volver.
 
“Me parecía importante hacerlo igual por un tema de visibilidad. Estar ahí para otras personas. En mi niñez o adolescencia no vi muchas personas con las que me sintiera identificada. Que pudiera ver y yo pensara que yo también puedo hacer tal cosa o tal otra desde una edad temprana”.

Había –recuerda– algunos ejemplos. Pero no eran modelos con los que pudiera, o quisiera, sentirse identificada: personas trans que cuando aparecían en los medios eran objeto de burla para los demás.

“No tengo nada contra reírse de una misma, me parece super sano. Pero no cuando lo único que ven que podés hacer es eso. Cuando te ven solamente como un chiste, porque pasa de ser reírse de una misma a ser simplemente un objeto de burla”. 

Hace seis años la llamaron desde la producción del programa argentino Caiga Quien Caiga (CQC) para ofrecerle una participación en la que debería ir a la previa de un partido de fútbol, besar a un fanático y después decirle que su nombre era, en realidad, masculino. Ferreira expuso públicamente la situación.

“Esa broma me parecería hasta graciosa si la realidad fuera otra, si fuéramos personas que tenemos oportunidades, si fuéramos personas respetadas. La realidad es que la expectativa de vida de las personas trans en Uruguay y en Latinoamérica sigue siendo de no mucho más de 40 años de vida. Y eso no es para estar haciendo bromas. Sería algo muy gracioso si estuvieran las condiciones dadas para que a mí me resulte gracioso y no es así. Si me hacen esa broma y al otro día no tengo trabajo, mi familia me echa de mi casa o no me quieren atender los médicos, esa broma no debería ser”.

La representatividad en la segunda década del siglo XXI está llegando también al cine y a los productos audiovisuales. En los últimos años diferentes películas infantiles han incluido, brevemente, personajes que integran la comunidad LGBTIQ+. Siempre secundarios. Y, de todas formas, una porción reaccionaria y conservadora ha puesto el grito en el cielo.

“Hay gente que se enoja cuando aparece un beso o cuando aparece una persona trans y no se dan cuenta que siempre estuvimos ahí pero desde el lugar de la burla. Y desde ese lugar a nadie le molestaba. Yo veía muchos dibujitos, muchas películas para niños y niñas, en las que se hace alusión al tema trans o que bueno que antes que sean cosas relacionadas y a nadie le molesta eso. Nadie nunca dijo nada de que se reían de eso. Pero cuando aparecemos como alguien a quien se puede tomar en serio, alguien a quien se puede considerar, alguien a quien se puede escuchar, ahí hay un problema. Eso es súper importante de poder cambiarlo. Y empieza por eso. Sí, está bueno ocupar lugares de hacer reír; pero también está bueno que nos escuchen, que seamos respetadas y consideradas.

Morena Ferreira habla del contexto. Un contexto en el que pasaron casi cinco años de la aprobación de la Ley integral para personas trans, aunque señala que algunos aspectos aún deben ser implementados.

“Las chicas trans de mi generación, de 27 para arriba, son chicas que no vivieron con los derechos que hay ahora. A los 16 años fui a un liceo en el que me dijeron que en el recreo no saliera al patio para que no me relacionara con mis compañeros y que no hubiera problemas con los padres. Desde ahí hay algo que está considerablemente mal y a esas personas de esa generación que les pasaron todas esas cosas hoy tienen mi edad o son un poquito más grandes y están en unas realidades que no son las de tener un trabajo digno o las de tener las condiciones para estudiar”, dice Ferreira.

“Sí, las leyes cambian. Igual falta ponerlas en práctica, se están poniendo en práctica en muy pocos lugares públicos. Hay muchos organismos públicos que todavía no toman esa ley en consideración y en los lugares privados es como lo mismo de siempre, no se abren mucho. Es como eso de seguir atentas y de seguir trabajando y de seguir luchando por esas cosas; las que podemos y las que por ahí podemos estar visibles y presentes como para poder hacer algo".

La televisión de hoy y mañana

Morena Ferreira ve que la televisión se está reinventando. Cuando son tiempos en los que la audiencia está cambiando, en los que mucha gente ya no consume tanta televisión y se vuelcan hacia plataformas digitales. 

Sin embargo, esa reinvención no siempre está acompañada de un cambio en lo que vemos.

“Me parece que hace mucha falta que la televisión se acompase con los cambios sociales, con las luchas sociales. No pretendo que haya gente visiblemente luchando todo el tiempo en televisión sino que, por ejemplo, el tema de la representatividad: no sólo tema de diversidad, diversidad corporal, diversidad étnico-racial. Me parece que hay un montón de debes ahí”.

“No está bueno seguir viendo solo gente blanca, heterosexual y de la misma contextura física en todos los canales. Esa parte me falta un poco: que haya realmente representatividad y que se tenga en consideración eso tan importante por lo que se viene trabajando que creo que importa la evolución de los seres humanos y de la sociedad en general. Y ese es el camino por el cual todo va a ser mucho mejor, simplemente así. Está bueno que la televisión evolucione”.

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