Moria Casán opinó de las bajas en el Bailando 2023: "Circo sin payasos, zoo sin animales"

Durante la gala del martes, Yeyo de Gregorio anunció su intención de tomarse una semana de descanso, recibiendo un cero como puntaje de Ángel de Brito. Esto desencadenó un intenso ida y vuelta sobre la correspondencia entre el puntaje y la actuación en la pista.

En el programa del miércoles, Tinelli abordó nuevamente el tema: “Quiero la palabra de cada uno de ustedes por este tema que es el mes de enero, que nos está atravesando y no es fácil, por conseguir reemplazos por algunos que tenían trabajos tomados. Algunos lo arreglaron con la producción, otros no. Pero empiezan los participantes, como yo lo veía al mediodía a Yeyo, muy enojado por el cero que le puso Ángel, mientras otros participantes se tomaban 20 días de vacaciones como Charlotte. Así que vamos a establecer un criterio de acá en más”.

De Brito expresó su desacuerdo con las vacaciones en este momento crucial del programa, "No me parecen las vacaciones a esta altura, porque tienen que ganar y estar presentes en todos los ritmos, y bailar para ganar. Yo mandaría al teléfono a quienes no vengan a bailar y que decida el público".

Pampita explicó: "Hay casos donde me da pena el otro participante, como el caso de Martu, que no tiene la culpa”, en relación con la próxima ausencia de De Gregorio. La modelo continuó empatizando, “El tema de los trabajos es muy complicado, porque en enero hay mucho trabajo para todos los artistas. Y trabajar en enero se le complica a todo el mundo. Polino no pudo volver”, tomando de ejemplo el caso del jurado que se encuentra en la costa realizando la temporada y su lugar está siendo ocupado por Aníbal Pachano, quien aprovechó el momento para afirmar que “Cuando uno toma un compromiso es de principio a fin, sea quien sea y en un momento en que se habla de la falta de trabajo, este es un momento de poner las pilas y ponerse a trabajar en serio”.

Por otro lado, Moria Casán ofreció su perspectiva sobre la situación: “Emociones líquidas, carreras inexistentes o en coma con respirador artificial, tener cámara para mostrar lo que sea, casi todo menos talento. El piso televisivo es fast food, no tiene el tiempo de un escenario o de un set cinematográfico, entonces el influencer tiene fandom y hace su bussines, el que viene de otro reality sigue con la fama prestada de seguir pegado al otro para tratar de ganarle, siempre con estrategia y siempre para cagarlo, terminando de votarlo y diciéndole ‘¡te amo!’ y el verdadero artista si no se envaselina sale lastimado, porque su sensibilidad no tiene sincro con el rating".

Casán caracterizó el conjunto como un "circo sin payasos, un zoo sin animales y todos vulnerables esperando un like y que alguien los elija, generalmente con autoestima pisoteada por ellos mismos", aunque muy en el fondo le dan ternura, otros admiración por sus valores y el resto "cotillón". En un tono reflexivo, concluyó que, en última instancia, nadie es imprescindible en el gran espectáculo televisivo, dejando interrogantes sobre el rumbo del programa en medio de las vacaciones y compromisos profesionales que podrían agitar aún más la dinámica del certamen.