Negociación salarial con "avisos" y conflictividad

El inicio de la negociación salarial de la actual administración de gobierno arrancó con un fuerte choque entre el PIT-CNT y Ejecutivo por los lineamientos que el gobierno fijó para acordar los ajustes para el sector privado. Con la intención de ayudar a converger las expectativas inflacionarias al rango meta (3% a 7%) y el ojo puesto en la preservación del empleo más que en sostener los niveles de recuperación de los ingresos de la última década, el Ejecutivo fijó aumentos nominales con correctivos por inflación bianuales.

En la central sindical, en particular algunos varios gremios, se quedaron con gusto a poco porque aspiraban a que el salario acompañará el crecimiento del 13,5% que las autoridades proyectan para el quinquenio. Luego de algunas semanas de tensión el gobierno laudó la discusión habilitando la posibilidad de acordar alzas de salario superiores a los lineamientos pero con la condición que las empresas no trasladen a precios y tarifas, en todos aquellos sectores que tienen algún grado de subsidio o contrato por parte del Estado, como la bebida, construcción o salud privada.

Para los públicos las pautas generales aseguran el mantenimiento de salario, con excepciones como en la educación donde habrá subas reales. Algunos datos de la desaceleración económica y las dificultades que tienen sectores ya se confirmaron en los últimos meses con el cierre de dos industrias lácteas (Ecolat y Schreiber Foods), una automotriz (Chery-Socma) y esta la pesquera Fripur. La bajada de cortina de estas empresas implicó la pérdida de unos 2.000 puestos de trabajo.

En tanto, la cantidad de trabajadores amparados por el seguro de desempleo volvió a subir en junio alcanzando a 37.187 beneficiarios, una expansión de 15,8% frente a igual mes del año pasado, según los últimos registros del Banco de Previsión Social (BPS).

"La postura de sólo aceptar subas reales de los salarios puede generar, considerando el contexto macro y la situación actual de muchas empresas, la posibilidad de que éstas incurran en pérdidas de significación. Si las ventas no crecen y los salarios reales no pueden moderarse o estabilizarse , la alternativa que tienen las empresas para disminuir costos es despedir personal", explicó Cavallo.

En tanto, para el integrante del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) Francisco Pareschi, es "indudable" que el ciclo económico para negociar salarios "será bastante diferente al que enfrentó el Frente Amplio en las anteriores dos administraciones de gobierno. Para el experto a nivel industrial hay que atender las distintas "heterogenidades" porque "no todos los sectores están mal". Para el economista, uno de los cambios que puede sumar los convenios que se están negociando es que se "acorte su período de vigencia" de manera de reducir los riesgos tanto para los empresarios como para los trabajadores. A su juicio, el deterioro reciente del mercado laboral "estaría llegando a un piso" y seguramente vuelva a mejorar una vez que la economía muestra mayores dinamismo a partir 2017.

Según Cavallo, "es posible que haya también un aumento de la informalidad y de modalidades de contratación más precarias, que eludan cumplir los laudos y otros costos laborales asociados. Evidentemente puede haber un deterioro en los indicadores de pobreza e indigencia, principalmente por la caída en el empleo y aumento en el desempleo", alertó.

Para el economista Talvi, los sindicatos que en Uruguay "tienen una madurez y una inteligencia que normalmente no se les reconoce, han internalizado que la situación ya no es la misma y que no pueden tirar de la cuerda más de lo razonable". Por otro lado, el experto apuntó que los dos dígitos de la inflación "es una barrera psicológica que si la superamos va a dar lugar a que se empiecen a rediscutir mecanismos de indexación. Y después, no solo no nos la sacamos más de arriba, sino que además puede generar un espiral" cuyo final es de difícil pronóstico.

"Una de las conquistas más excepcionales que tuvo la democracia uruguaya en los últimos 30 años es haber extirpado de nuestro paisaje ciudadano el flagelo de la inflación que castiga con virulencia a los sectores más vulnerables de la población. La política salarial es un ancla para la inflación", recordó Talvi.