Toda la región de Andalucía ha puesto este domingo punto y final a una Semana Santa pasada por agua que, si bien ha sido de las peores que se recuerdan para los cofrades, se ha tornado de las más beneficiosas para el campo, ayudando a paliar una situación de sequía preocupante.
La lluvia ha traído vida a ríos y arroyos que estaban secos y ha supuesto un alivio para el campo, para muchos agricultores a los que la falta de agua les estaba llevando a una situación de incertidumbre que hacía peligrar su futuro.
Han salido pocas hermandades, es cierto, pero esa lluvia que lo ha impedido ha permitido que los embalses tengan hoy más agua que hace una semana.
En el caso de los situados en la Cuenca del río Guadalquivir, hubo más de siete puntos que la semana pasada, pasando de unas reservas de un 29,8% a rondar el 37% de media.
De hecho, las intensas precipitaciones de los últimos días dejan unos ríos que amenazan ahora con desbordarse.
En la ciudad andaluza de Córdoba, la crecida del río Guadalquivir ha obligado a activar la alerta roja y varios recintos de algunas localidades han sido precintados.
Los Bomberos intervinieron este domingo en Córdoba para resolver caídas de árboles y anegaciones de algunas viviendas en la capital y Mantenimiento de carreteras también trabajó en la retirada de piedras tras desprendimientos de piedras en varias carreteras de la red secundaria a su paso por municipios como La Carlota, Obejo o Bujalance.
Destacó el rescate de un conductor en la N-432 a su paso por la capital cordobesa que había quedado atrapado en una balsa de agua. Fue auxiliado por los Bomberos y Policía Local y no precisó asistencia médica.
El secretario general de Feragua, Pedro Parias, ha pedido este lunes "mejorar" las dotaciones para los cultivos de regadío tras las lluvias registradas durante la Semana Santa aunque sin "lanzar las campanas al vuelo".
Los embalses andaluces han pasado de estar en torno al 30% a un 40% de su capacidad, ha apuntado Parias, que ha confiado en que "ojalá esto sea el inicio de una etapa de años normales" en cuanto a precipitaciones.
En el Estrecho, el vendaval de Poniente ha paralizado el tráfico marítimo de ferrys entre Tarifa y Tánger.
Rachas de hasta 100 kilómetros por hora y olas de cinco metros de altura impidieron los cruces a la costa norte de Africa.
También ha llovido y mucho en el norte peninsular, dejando los afluentes del Ebro, en Aragón, desbordados.
De hecho, el Ayuntamiento de Zaragoza, a modo de prevención, en la tarde del sábado desalojó las dos urbanizaciones del barrio rural de Peñaflor, 'El Soto II' y 'El Soto Peña Ortiz', aunque los vecinos pudieron iniciar este domingo el regreso a sus viviendas, que no han sido afectadas por el agua.
El caudal, que llegó a alcanzar los 360 metros cúbicos por segundo a su paso por Zuera, ya ha comenzado a descender.
El litoral gallego y asturiano, además de la costa de Girona, en Cataluña, están este lunes en alerta amarilla (riesgo para ciertas actividades) por fuerte viento y oleaje de hasta 5 metros de altura, según las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Las provincias gallegas de La Coruña y Lugo registrarán en zonas costeras viento del suroeste de 50 a 61 km/h (fuerza 7), principalmente mar adentro, con olas de 4 a 5 metros.
También el litoral occidental asturiano está en alerta amarilla por viento de 50 a 61 km/h (fuerza 7), principalmente mar adentro.
En el Ampurdán (Girona) y el litoral sur de esta provincia catalana habrá viento del suroeste de 50 a 60 km/h (fuerza 7) y olas de 2 a 3 metros.
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