349 días tuvieron que pasar para que Rafa Nadal (672°) vuelva a disputar un partido en singles. En esta ocasión, casi un año después, el español derrotó con mucha autoridad al austriaco Dominic Thiem (98°) por 7-5 y 6-1 en el Pat Rafter Arena en una hora y media de juego y logró acceder a la segunda ronda del ATP 250 de Brisbane.
Nunca se fue, solo se tomó un descanso. Muy buenas sensaciones dejó Rafa en su regreso a las pistas, incluso mejores de las que se esperaban: rápido en los movimientos, empleando constantes golpes ganadores y defendiendo excelente en un partido que comenzó muy parejo.
Ambos jugadores se aferraron a su servicio y fueron sumando de a un game cada uno en el primer set. Para dimensionar, recién en el último juego Nadal logró el primer quiebre de servicio del encuentro, que a su vez fue el primer set point.
Lo más positivo de todo es que a nivel golpes, saque, derecha y revés, Nadal estuvo a un nivel descomunal. Parece que nunca se lesionó. No cedió ninguna bola de break y castigó muy bien desde el fondo a Thiem, que se lo notó muy impreciso por momentos, con muchos errores no forzados y varias distracciones.
La parte a mejorar para Nadal y, lo que era esperable, es que de movilidad se le nota muy lejos de lo que era, pero es algo lógico y normal después de lo que ha pasado y su tiempo de inactividad y poco rodaje. Así y todo, se lo vió en excelentes condiciones físicas y su rendimiento deja muchas sensaciones positivas e ilusión.
Tras un primer set muy parejo, Nadal consiguió una ventaja de 0-3 en el inicio del segundo set ante un Thiem desconcertado y con un bajón en su rendimiento que el español aprovechó al máximo para sacar una notoria diferencia.
El austriaco no logró recuperarse a tiempo ante un Rafa que jamás perdió la concentración y la agresividad que le sirvió para liquidar el partido en dos set con un contundente 6-1.
Después de mucha incertidumbre y dudas sobre el regreso, Nadal dejó a todo el mundo con la boca abierta. Nadie sabía como iba a volver y en que nivel, incluso él. Su sonrisa de oreja a oreja tras el punto final reflejó la alegría y emoción de poder volver 349 días después y la satisfacción de haberlo hecho en un nivel espectacular que, si logra mantenerlo a lo largo de la temporada, puede conseguir logros que hace un tiempo eran inimaginables.
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