Panamá se encuentra en el centro de la polémica mundial, luego de que varios países ejercieran presiones para que el país cumpla con las reglas de transparencia internacional. Estas presiones se enmarcan en el escándalo de los "Panama Papers", una filtración masiva de 11 millones y medio de documentos pertenecientes a la firma legal Mossack Fonseca, que dejó al descubierto el oscuro mundo de las sociedades offshore.
Francia ha encabezado estas presiones contra el país centroamericano, luego del anuncio de que volvería a registrar a Panamá en su lista de paraísos fiscales, tras cuatro años de ausencia.
"Desgraciadamente Panamá tiene una tendencia a dar giros de 180 grados, a jugar al policía bueno y malo a la vez. Esto no puede continuar", declaró el ministro de finanzas francés, Michel Sapin. El ministro también pidió a los 34 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que vuelvan a incluir al país en la lista.
Sapin declaró que Francia tiene la intención de que la situación se debata también en la cumbre del G20 a celebrarse la semana próxima en la ciudad de Washington, Estados Unidos. La cumbre coincide además con reuniones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. El tema será tratado también en una cumbre de ministros de finanzas europeos a fines de Abril, en Amsterdam, Holanda.
A su vez,
Estados Unidos podría ser otro de los aliados de Francia contra la situación panameña, luego de que su presidente Barack Obama, declarara que "la cuestión de la evasión fiscal es una cuestión enorme", que afecta a todo el mundo. Además, Obama pidió reforzar la cooperación internacional y endurecer la legislación relativa al tema.
Estados Unidos ha sido un socio histórico de Panamá e incluso fue dueño del canal homónimo hasta 1999. El país norteamericano tiene una lucha constante con la
evasión de impuestos dentro de sus fronteras, dado que muchas multinacionales estadounidenses transfieren su sede a paraísos fiscales, buscando mayores libertades impositivas.
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, también se refirió al escándalo y calificó a Panamá como "el último gran reducto" para ocultar fortunas offshore.
Estas declaraciones no han caído bien en el gobierno panameño, que se ha defendido de los ataques asegurando que "enfocarse únicamente en Panamá es injusto y discriminatorio", según explicó en una carta a la OCDE el vicecanciller panameño Luis Miguel Hincapié. "Tenemos que ser fríos en esto y ver qué le conviene a Panamá. No podemos por un ataque o una presión acabar con un sistema que ha venido siendo efectivo por muchos años" añadió el diplomático en conferencia de prensa.
La OCDE acusó a Panamá de falta de cooperación en la lucha contra el blanqueo de capitales al negarse a ofrecer información financiera de manera inmediata. Por su parte, Panamá aseguró estar dispuesto a compartir la información bajo un sistema propio y bilateral, que garantice la confidencialidad de su centro bancario, que representa el 7% de su PBI.
El presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, anunció que su gobierno defenderá "en todas las instancias posibles" su sistema financiero.
Fonseca reclamó por el hackeo
Por su parte, el director y uno de los socios fundadores de la firma legal Mossack Fonseca, Ramón Fonseca, dijo a la agencia de noticias AFP que poseen "un informe técnico que dice que fuimos hackeados desde servidores extranjeros", por lo que presentaron una denuncia ante la Fiscalía nacional. "Nadie habla del hackeo y es el único crimen que se ha cometido", reclamó Fonseca.