El presidente Javier Milei en la convención conservadora en la que se cruzó a Donald Trump, este fin de semana en Washington

Economía y negocios > Economía exitosa

Para The Economist, Milei debería aprender del éxito peruano con un Banco Central independiente

Según la prestigiosa revista británica, dolarizar la economía del país ataca el síntoma y no la causa del problema. Por eso le recomienda mirar a Perú, que crecerá al 3% durante 2024
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28 de febrero de 2024 a las 10:17

A pesar de su inestabilidad política, que se evidencia en la rotación de presidentes (seis en los últimos ocho años) y el intento de golpe de Estado de uno de ellos (Pedro Castillo), el sol peruano es un referente de estabilidad monetaria. Es por ello que la prestigiosa revista británica The Economist publicó un artículo que, bajo el título “Lo que Javier Milei podría aprender de los éxitos económicos del Perú”, reseña algunas de las enseñanzas que el líder libertario debería tomar de este país sudamericano. 

El artículo de The Economist comienza con un repaso de los casi tres meses que Milei lleva en el gobierno, dando cuenta del traspié de la Ley Ómnibus en el Congreso y el plan “motosierra”, que en ese breve lapso incluyó una devaluación, la quita de subsidios e importantes reducciones de gasto público. 

Tras recordar el paso del presidente argentino por una convención conservadora en Washington este fin de semana, la revista lo aconseja: “En lugar de intentar emular la grandilocuencia trumpiana”, “Milei debería buscar asesoramiento económico más cerca de casa, concretamente en Perú”. Y añade: “la moneda peruana, el sol, ha sido un faro de estabilidad. Durante mucho tiempo ha sido la moneda más sólida de Sudamérica. Frente al dólar, fluctúa de vez en cuando, pero vale lo mismo que en 1999”. Así, el cierre del Banco Central y la dolarización son dos medidas que la experiencia peruana sugiere que son “innecesarias”. 

The Economista describe la economía peruana de los 80 como “igual que la Argentina bajo el predecesor de Milei”, con una moneda que nadie quería y “un gobierno populista que manejó varios tipos de cambio, con dólares baratos para los importadores favorecidos”.

En 1990 el presidente Alberto Fujimori puso en marcha un programa radical de estabilización y reforma económica: ”El tipo de cambio se unificó a un tipo bajo y luego se dejó flotar. De la noche a la mañana se suprimieron los subsidios a los combustibles y las facturas de servicios públicos; el gobierno dejó de imprimir dinero y desmanteló los controles de capital y las barreras comerciales. La inflación había alcanzado el 2.800% en 1989. Al ajustarse los precios relativos, alcanzó un máximo del 7.650% en 1990, antes de caer al 139% en 1991 y al 6% en 1998. En 1991 se introdujo un nuevo sol”.

Para The Economist, "en lugar de intentar emular la grandilocuencia trumpiana”, “Milei debería buscar asesoramiento económico más cerca de casa, concretamente en Perú"

Tras una importante contracción económica entre 1988 y 1990, la economía peruana empezó a crecer, con una expansión del 5,2% en 1993. “Con sólo uno o dos baches, el crecimiento se mantuvo hasta el año pasado. Fujimori cerró el Congreso y gobernó como autócrata hasta 2000, pero sólo tras la aprobación de muchas de sus reformas”, cuenta la revista, antes de recordar que “en este siglo, Perú ha disfrutado de la inflación más baja entre los países latinoamericanos con moneda propia, señala Julio Velarde, presidente del Banco Central. Los peruanos han ido confiando poco a poco en el sol. Sólo el 34% de los depósitos bancarios, el 23% de los préstamos bancarios y el 8% de las hipotecas están ahora en dólares”.

¿Cómo se explica la credibilidad del sol? “Empecemos por el Banco Central”, propone The Economist.  Durante la gestión de Fujimori se dio rango constitucional a su independencia. “Aunque el presidente y otros tres de los siete miembros del consejo del banco son elegidos por el presidente del país, en general han sido profesionales”. Julio Velarde, firme en el cargo desde 2006, goza de la "total confianza" de los mercados financieros. 

"Hay un cierto consenso público a favor de una macroeconomía prudente", le dijo Velarde a la revista británica.” El banco fue uno de los primeros del mundo en subir las tasas de interés, en agosto de 2021, para frenar el repunte de la inflación mundial. Volvió a recortarlos en septiembre. La inflación se sitúa ahora en el 3%. La lentitud de la Reserva Federal a la hora de recortar sus propios tasas está provocando cierta depreciación del sol”.

Pero además, para la revista Perú tiene también otras virtudes, como algunos factores económicos estructurales que pueden haber influido en la estabilidad del sol peruano: durante casi 30 años, ha gozado de "un auge productivo de dólares”, gracias a la apertura económica de Fujimori que “desencadenó el crecimiento de las exportaciones”. Y "una revolución en el transporte" ha facilitado un aumento constante de la producción de alimentos en los Andes reduciendo la presión sobre las importaciones de alimentos. “Si a ello se añade un flujo constante de inversiones extranjeras, el Banco Central ha acumulado unas reservas internacionales de 74.000 millones de dólares, equivalentes al 28% del PIB, la cifra más alta de la región”, una espalda suficiente para intervenir y proteger a la moneda de la volatilidad. 

“En gran parte, Argentina podría copiar a Perú. La desconfianza de los argentinos hacia el peso viene de lejos por dos motivos. Por un lado, los persistentes déficits fiscales que los gobiernos han financiado obligando al banco central a imprimir dinero. El Sr. Milei está poniendo fin a esta situación. El segundo es el proteccionismo. Incluso con una excelente cosecha agrícola en 2022, las exportaciones de Argentina ese año representaron sólo el 14% del PIB, frente al 26% de Perú. Y las políticas económicas nacionalistas de Argentina disuadieron la inversión extranjera. El resultado es que su banco central ha agotado sus reservas internacionales”, sostiene el artículo. 

Respecto de la dolarización y el cierre del banco central, para The Economist son medidas que “atacan el síntoma y no la causa”. “Menem impuso una especie de dolarización blanda en los años noventa, fijando el peso por ley a la par con el billete verde. Pero Menem era fiscalmente laxo y la economía argentina difiere demasiado de la estadounidense como para formar lo que los economistas denominan una zona monetaria óptima. Con el tiempo, el peso se sobrevaloró y el gobierno que le sucedió tuvo que imponer una desgarradora deflación que no pudo evitar el colapso financiero de 2001-2002”, explica.

Por último la revista señala la “beligerancia” del mandatario como una de las dificultades del gobierno para alcanzar el éxito.
 

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