Lunes 3. El expresidente Luis Alberto Lacalle en la asunción del nuevo presidente de la Suprema Corte de Justicia.
Denis Dutra

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Pizza con mortadela, café con leche, y etiqueta negra

Los resultados educativos guardan relación con la altura del sistema político uruguayo demostrada esta semana
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16 de febrero de 2014 a las 00:00

Un ex presidente que saca la lengua. Un rector apellidado "Arocena", acusa de pituco a uno que vive a pocas cuadras de Schroeder .Esto es humor involuntario y de catálogo !!!! escribió una periodista en Facebook mofándose del altercado público que protagonizaron esta semana nada menos que el ex presidente Luis Alberto Lacalle, un doctor en derecho y ciencias sociales que vive cómodamente en Carrasco y Rodrigo Arocena, el rector de la Universidad de la República, la máxima casa de estudios, un doctor en matemáticas y Ciencias sociales nacido en una familia de clase alta uruguaya.

Mientras el ministro de Educación Ricardo Ehrlich intentaba explicar en el Senado el desastre de la educación pública uruguaya, las dos encumbradas figuras de la sociedad charrúa se peleaban en público por unos minutos de televisión. Esa es la verdad. No discrepaban por ideas en torno a cómo mejorar el desastre educativo sino por salir en la tele, lo que generalmente aporta poco ya que se dedican a cabecear centros de los reporteros televisivos salvo muy pocas y honrosas excepciones.


Lacalle le reprochó a Arocena que en materia educativa el Frente Amplio “lo único que ha hecho es hablar” lo que generó la ira del matemático de izquierda que reaccionó con una furia más propia de un barrabrava que la compostura que debería guardar el titular de la máxima casa de estudios.


El Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) es un estudio internacional de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) orientado a evaluar el grado de desarrollo de competencias en Lectura, Matemática y Ciencias de los estudiantes de 15 años de educación media.


El resultado de Uruguay en las últimas pruebas de 1012 fue el peor del país en su historia en las mediciones


Los test hacen énfasis en matemáticas, y en esta área, al igual que en lectura y ciencias, Uruguay obtuvo su peor resultado.

En matemática pasó de un puntaje de 422 en 2003, a 427 en 2006, repitió 427 en 2009 y bajó a 409 en 2012. Por su parte, en lectura, de 434 en 2003, se pasó a 413 en 2006, 426 en 2009 y 411 en 2012. Finalmente en Ciencias -cuyo resultado en 2003 no es comparable porque se usaron parámetros distintos- el resultado de Uruguay en 2006 fue de 428, en 2009 de 427 y en 2012, de 416.
El espectáculo que brindaron Lacalle y Arocena no debería sorprender entonces
Para completar la barbarie, El Senado levantó el receso el miércoles para considerar cuatro proyectos sobre educación, a solicitud del senador colorado Pedro Bordaberry (Vamos Uruguay). El cuerpo aprobó por mayoría enviar las iniciativas para que la comisión del ramo las estudie en profundidad, pero en la sesión se generó un debate que se extendió por cuatro horas.


La oposición, pero sobre todo los colorados, criticó al Frente Amplio por mostrar magros resultados educativos en su gestión en el gobierno desde 2005.

La bancada del oficialismo se defendió, y en los intercambios no surgieron datos o propuestas novedosas. Nada.


Sin embargo, al repasar las cifras, el senador colorado Alfredo Solari (Vamos Uruguay) lanzó una frase que llamó la atención a varios en la sala, que se miraban asombrados por la afirmación. Solari recordó que 56% de los estudiantes tiene dificultades con la comprensión lectora. “No saben lo que leen, son unos animalitos”, lanzó el legislador. Luego, cuando habló en la sesión la senadora oficialista Constanza Moreira, criticó al pasar el comentario de Solari.
A esos jóvenes, insistió el senador colorado, el gobierno les dio computadoras portátiles del Plan Ceibal con las que “miran dibujitos animados”. “Y después tenemos estos resultados en las pruebas PISA”, agregó con una miopía galopante que no le permite ver siquiera la única experiencia exitosa de la izquierda en materia educativa
El legislador, médico de profesión, dijo que sentiría “vergüenza” si fuera gobierno y tuviera que defender los resultados de la gestión de la enseñanza.
En plena campaña electoral es lógico que la oposición trate de machacar sobre uno de los flancos más débiles de la izquierda en casi una década de gobierno y que el partido gobernante interprete los números como mejor le convenga o incluso intente tapar el sol con la mano.


Lo positivo es que se hable de educación ya sea con promesas de seguir por el mismo camino de aumentar los recursos públicos a la enseñanza estatal como lo hizo el candidato oficialista Tabaré Vázquez u otras tan ambiciosas como oportunistas como la del colorado Pedro Bordaberry de aprobar ya los 200 días obligatorios de clase como mínimo.


Lo que la sociedad no debería tolerar –y para eso tiene la posibilidad del voto secreto cada 5 años- es que la clase política de lecciones de moral desde el poder ya sea acompañen la pizza con mortadela y café con leche o con etiqueta negra.


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