El Comité Ejecutivo de World Rugby (Exco) decidió una primera asignación de plazas para el Mundial de rugby 2027, el primero que se realice con 24 equipos, y a partir de allí estalló una polémica política. Es que la propuesta del organismo fue en contra de un pedido oficial de la mayoría de los países involucrados, en una decisión que favorece a las naciones de América del Norte (especialmente Canadá), socios políticos del actual gobierno del organismo. La decisión aún no es final porque falta que la refrende o no el Consejo de World Rugby, en mayo, y los esfuerzos se dirigen hacia esa instancia, donde están representadas todas las naciones.
El Ejecutivo decidió la semana pasada, en base a recomendaciones de la oficina de managent del organismo, un criterio de asignación de las 12 plazas a repartir para el torneo de Australia 2027, cuando el torneo suba de 20 a 24 selecciones (los mejores 12 del torneo anterior clasifican directo).
El criterio de asignación de las plazas restantes elegido por el Ejecutivo fue:
(Los 12 clasificados directos son: Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, Argentina, Inglaterra, Irlanda, Escocia, Francia, Italia, Fiji y Japón).
La polémica estalló porque, una semana antes, el Comité de Regiones de World Rugby, que representa a través de las federaciones continentales a todos los países involucrados en la clasificación, había votado por 5 votos a 1 por un sistema diferente, y trasladó ese pedido de forma oficial al Comité Ejecutivo. La diferencia radicaba en que, en la propuesta de las asociaciones continentales, Sudamérica tenía dos plazas directas, y no tenía que disputar ese playoff con América del Norte. Además había un repechaje de ocho equipos para repartir la última plaza.
En el Comité de Regiones votaron a favor de la propuesta original Sudamérica, Europa, Oceanía, Asia y África. El único voto en contra fue el de América del Norte, que finalmente resultó el favorecido por World Rugby.
La decisión favorece a Canadá, una selección con peso histórico y político pero que ha perdido peso deportivo en los últimos años. Y más allá de las peleas políticas de los últimos años, en realidad hay una pulseada entre las regiones y las estructuras rentadas de World Rugby, que son las que impulsaron la Pacific Nations Cup (PNC) y que, de manera directa o indirecta y por diferentes razones, tienen fuerte peso sobre las uniones del Pacífico (Fiji, Samoa, Tonga) y las de América del Norte (Estados Unidos y Canadá). En las del Pacífico influyen por los problemas de gobernanza de las islas, mientras que en Estados Unidos World Rugby aterrizó por los problemas financieros de USA Rugby y por la necesidad de impulsar el deporte en ese país luego de haber sido elegido sede del Mundial 2031.
En definitiva, muchos dirigentes del resto de las regiones ven esta batalla por las plazas como una forma de fortalecer la PNC, en contra del modelo de regiones. Eso es lo que pesa hoy, más que la elección de 2020, que dividió al continente americano. Para esta eliminatoria América del Norte se fue a competir con los países del Pacífico, el nuevo PNC.
World Rugby propuso a Uruguay y Chile ser parte de ese torneo, que en ese momento era la APAC, pero la región desistió de participar porque entendió que era un modelo cerrado, que quitaba la oportunidad de participar al resto de las selecciones de Sudamérica, lo mismo que se reclama al hablar de la Nations Cup, que solo será cerrada a las potencias. Por eso desde la región se entiende que la decisión de fondo de World Rugby es asegurarle vías de acceso a la competencia que depende del organismo.
La molestia es muy grande especialmente en Sudamérica, continente que para Francia 2023 logró clasificar dos selecciones de forma directa al ganarle los dos duelos al Norte (el 100% de las que podía disputar), y que ahora, cuando se aumentan cuatro equipos, solo tiene una plaza directa.
De hecho Sudamérica es la única región que pierde lugares respecto a 2023. Europa, que para Francia 2023 tenía dos plazas directas más un repechaje (y terminó clasificando a tres equipos), sube ahora a 4+1. Asia, que no clasificó a equipos (tenía una plaza en el repechaje) sube a 1+1, mientras que África, que tenía una plaza y una a repechaje, mantiene el 1+1. Oceanía, que tenía dos plazas directas, mantiene las dos si se cumple la lógica y Tonga y Samoa están dentro de los primeros tres de la PNC. América del Norte, que no había clasificado equipos a Francia 2023, sube a una y una a playoff.
La molestia también se da porque el Ejecutivo de World Rugby decidió en contra del pedido del 90% de las naciones involucradas en la clasificación.
La decisión final debe recaer en el Consejo de World Rugby (que se reunirá en mayo), que tiene 51 votos, aunque las regiones son minoría en votos, en un sistema que favorece el interés de las potencias (que tienen tres votos cada una), mientras que otros países emergentes (Tier 2) tienen uno cada uno. De todos modos, las regiones, encabezadas por Sudamérica, han comenzado los movimientos políticos para que el Consejo pueda revertir la decisión del Exco, ya que entienden que es el organismo que debe tomar esas decisiones, ya que a diferencia del Exco representa a todos los países.
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