Un estudio de la Universidad de Stanford y la Universidad de Rutgers reveló que lo que muestran las
selfis no es precisamente un retrato fiel de la persona, sino más bien una imagen distorsionada, en la que las dimensiones faciales, especialmente las de la nariz, están alteradas.
Para que la autofoto sea lo más realista posible (si es que ese es su deseo) necesitaría tener unos brazos de un metro y medio de largo. Esta es la distancia óptima a la que debe poner el
smartphone para que el objetivo no distorsione el tamaño de la nariz.
Si, por el contrario, coloca el móvil a tan solo 30 centímetros de su rostro, el resultado es que la nariz parecerá un 30 % más ancha y la punta un 7 % más larga que en una foto tomada a una distancia de metro y medio. Los palos de selfi suelen tener, de media, unos 90 centímetros de largo, por lo que tampoco servirán de mucho.
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De cerca
Los investigadores encontraron que una selfi promedio, tomada aproximadamente a 30 centímetros de la cara, hace que la base nasal parezca aproximadamente un 30% más ancha, que si la foto hubiera sido tomada a 1,5 metros (derecha). La razón de la distorsión es bastante simple: se trata de la perspectiva.
Distorsión
El estudio fue realizado para desmotivar a aquellas personas que muestran selfis como ejemplo de por qué quieren someterse a una cirugía que reduzca el tamaño de sus narices. Un informe de la Academia de Cirugía Facial Plástica y Reconstructiva de EEUU afirma que hasta el 55% de las personas que recurren a los servicios de un cirujano buscan procedimientos y “retoques” que puedan mejorar sus selfis.