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“Prudencia” y “mismas condiciones que hace un año”: las razones de OSE para mantener las represas precarias
Las escenas de agua salada saliendo de las canillas quedaron atrás y las lluvias del invierno permitieron que los primeros días de setiembre la represa de Paso Severino, la principal fuente de abastecimiento del área metropolitana, volviera a llenarse hasta desbordar.
La situación representó un gran alivio para las autoridades de OSE aunque lejos de dar por finalizado el tema, ahora buscan evitar que la crisis vuelva a repetirse en los próximos meses.
El asunto volvió a ponerse arriba de la mesa semanas atrás cuando el directorio recibió la notificación del Ministerio de Ambiente de que tenía que comenzar a “desmontar” las represas precarias que construyó en Belastiquí y Buschental, sobre los ríos Santa Lucía y San José, debido a que recibieron autorizaciones de emergencia sujetas al cumplimiento de ciertas condiciones, aunque recién se conoció este lunes en la conferencia de renuncia del director de la oposición, Edgardo Ortuño.
Según confirmó El Observador con fuentes de Ambiente, esas condiciones fueron dos: que se reestableciera el volumen de reservas de Paso Severino y que el Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) emitiera un pronóstico trimestral que previera con una probabilidad “mayor a 50%” que la cuenca tendrá acumulados de lluvias “iguales o superiores al promedio”.
Aunque fueron notificadas, la intención de las autoridades de OSE es no desmontar esas obras y que pasen a tener autorizaciones definitivas para aumentar la gama de recursos con que cuentan a la hora de enfrentar una crisis hídrica.
“Tenemos que pasar el verano y eso aún no está asegurado”, graficó una fuente del gobierno que está al tanto de la situación.
Formalmente, OSE pidió una “prórroga” para no desmontar las obras y contrató un estudio para realizar un proyecto definitivo. A su vez, a principios de octubre le presentó una nota a Ambiente en la que anunció que por razones de disminución de caudales registrados en los ríos iban a empezar los “trabajos de cierre de las presas” nuevamente.
El gerente general de la empresa, Arturo Castagnino, reconoció a El Observador que “OSE solicitó no desmontarlas todavía” y que pidió “esperar un tiempo más”.
“No sabemos aún el tiempo ni qué contestará al respecto el ministerio, pero no es porque nos gusten las represas, es sobre todo por prudencia, ya que hoy estamos en las mismas condiciones en que estábamos hace un año atrás, en octubre de 2022”, explicó.
El jerarca enfatizó en que un año atrás los pronósticos indicaban lluvias para el verano que no se registraron y Paso Severino estaba llena (con unos 70 millones de metros cúbicos de reservas).
Los datos de la empresa pública señalan que las reservas de la represa comenzaron a bajar a partir del 23 de noviembre, una cifra que las autoridades ahora quieren “estirar” a través del mantenimiento de las “obras de emergencia”, que son “lo único nuevo” entre una situación y otra, al decir de Castagnino.
“Esta gerencia general ha recomendado al directorio transformar esas obras en definitivas para lo cual se deberán realizar los trámites ante el Ministerio de Ambiente para el cumplimiento de la ley de Impacto Ambiental”, agregó.
En OSE estiman que es necesario realizar estudios hidrológicos para saber cuánto caudal pueden aportar los ríos y de impacto ambiental para determinar qué efectos tiene la retención de agua en las zonas aledañas.
Las obras están caracterizadas como “B”, ya que pueden tener “impactos ambientales significativos moderados, cuyos efectos negativos pueden ser eliminados o minimizados mediante la adopción de medidas bien conocidas y fácilmente aplicables”, de acuerdo con la reglamentación de la ley.
De acuerdo con datos manejados por Ortuño a partir de resoluciones oficiales, las dos represas precarias y el trasvase del río San José tuvieron un costo de US$ 52 millones.
“He insistido en la necesidad de realizar los estudios mencionados y las obras necesarias para consolidar y aprovechar las obras de ser técnicamente posible”, dijo el director por la oposición, que renunciará al finalizar la semana.
“Un Paso Severino adicional”
Las represas cumplen objetivos diferentes, ya que Belastiquí permite aglomerar agua dulce del río Santa Lucía que bajaba hacia el Río de la Plata mientras que la de Buschental acumula del San José y luego es trasvasada hacia el Santa Lucía en una zona cercana a la planta de Aguas Corrientes.
Ese trasvase –compuesto por 13,7 kilómetros de tuberías– tiene capacidad para bombear unos 8 mil metros cúbicos por hora, es decir unos 240 mil metros cúbicos diarios, aunque OSE nunca ha tenido que utilizarla al máximo.
De hecho, una de las incógnitas –que se responderá con el estudio hidrológico– es si puede soportar ese caudal, ya que las primeras estimaciones son que el río San José puede aportar unos 200 mil metros cúbicos en condiciones normales.
Las autoridades consideran “fundamental” ese trasvase ya que permite sumar 2.500 kilómetros cuadrados de cuenca a la conformada por los ríos Santa Lucía grande y chico.
A su vez, en caso de necesitarse, puede aportar 70 millones de metros cúbicos por año, lo que lo transforma “en un Paso Severino adicional”, ya que esta represa tiene capacidad de embalsar esa misma cantidad de agua.
