Renunció el ministro de Finanzas británico en medio de una ola de protestas y huelgas

Kwarteng, que hace menos de veinticuatro horas había asegurado que "no se iba a ninguna parte" pese al malhumor social y la agitación que provocó en los mercados financieros, con el consecuente derrumbe de la libra esterlina, su controvertido plan económico de reducir impuestos a los sectores más ricos de la sociedad.

El exministro de Relaciones Exteriores británico Jeremy Hunt será el nuevo ministro de finanzas, según adelantó el diario The Times. "Jeremy Hunt es el nuevo canciller", anunció el editor político Steven Swinford.

La dimisión de Kwarteng se concreta luego que la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, criticara a Gran Bretaña por sus planes de realizar recortes fiscales y aumentar el gasto público, hoja de ruta calificada por la mayor parte de los analistas como “incoherente” en momento en el Banco de Inglaterra (BoE) suba las tasas para contener una inflación que erosiona los ingresos de las familias británicas.

Georgieva, en el marco de la Asamblea Anual Conjunta del FMI y el Banco Mundial que se desarrolla en Wasghington, reveló horas antes en una conferencia de prensa que había discutido con Kwarteng, y con el titular del BoE, Andrew Bailey, la necesidad de “coherencia política y de comunicar con claridad para que en este ambiente de nerviosismo no haya razones para más nerviosismo”.

La renuncia llega en el marco de un mercado financiero muy volátil y de un contexto de inestabilidad política que pesó sobre la divisa británica, que perdió un 1,10% frete al dólar y un 0,57% frente al euro, un día después de haberse disparado impulsada por especulaciones sobre posibles cambios en la controvertida política fiscal británica.

Kwarteng se encontraba en Washington para asistir a las reuniones anuales del FFMI y el BM, pero retornó a Londres un día antes de lo previsto en medio de una gran expectativa por quién será su sucesor, lo que podría conocerse este misma tarde durante una conferencia convocada por Truss, cuyo gobierno parece estar al borde de la implosión por los resultados de las encuestas que auguran una aplastante derrota de los conservadores en las próximas legislativas.

Aunque los comicios están previstos para enero de 2025, los analistas británicos destacan que la tormenta política y económica provocada por la polémica combinación de rebajada de impuestos y aumento del gasto fiscal decidida por Kwarteng y Truss parecen hacer imposible que la líder conservadora se mantenga en el poder hasta entonces.

El Partido Laborista británico obtuvo un resultado inédito desde finales de los años 1990 en un sondeo, que le dio 33 puntos de ventaja en términos de intención de voto respecto a los conservadores, hundidos por el fiasco de las medidas fiscales del gobierno. Según un estudio de YouGov para el diario Times, los laboristas obtienen un 54% en intención de voto (+9 puntos), frente al 21% de los conservadores, que bajan 7 puntos. Se trataría, según el Times y el instituto de encuestas, de la ventaja y de la puntuación más altas jamás obtenidas por ningún partido desde finales de los años 1990.

Según YouGov, la ventaja se explica sobre todo por la proporción de electores que habían votado a los conservadores en los comicios de 2019 -en aquel entonces liderados por Boris Johnson- y que ahora se declaran dispuestos a votar por los laboristas (un 17%). Estos también se benefician de la indecisión de esos mismos electores (26%) y de la caída en intención de voto de los liberales-demócratas.

Los laboristas británicos están en la oposición desde que el sucesor de Tony Blair, Gordon Brown, no logró conservar la mayoría en las elecciones generales de 2010. Desde hace dos años, Keir Starmer está al frente del partido y ha adoptado un posicionamiento mucho más centrista que su predecesor, Jeremy Corbyn.