La presidenta del Tribunal de Cuentas, Susana Díaz, renunció a su cargo en la tarde de este miércoles, informó Búsqueda y confirmó El Observador con fuentes del organismo.
La renuncia de la presidenta se dio por motivos personales. Aseguró que estaba cansada y sin fuerzas para seguir en el cargo.
Su salida genera movimientos en el tribunal porque si bien ella fue votada como neutral, sus suplentes son representantes partidarios. Su primera suplente es blanca y la segunda frenteamplista.
En marzo de este año, la falta de acuerdo en el oficialismo llevaba que Díaz –que había sido nombrada en 2017 como una representante neutral–, se mantuviera en el cargo a pesar de haber transmitido a diversos integrantes de la coalición de gobierno su intención de dejar el cargo y retirarse de la actividad pública.
En aquel entonces, si bien su planteo fue comprendido, el planteo no tuvo eco porque el oficialismo le pidió que se mantuviera en el puesto, dado que no hay acuerdo político para encontrarle un sustituto y en la coalición tenían dudas sobre la neutralidad de la persona que asumiría el cargo (su suplente) en caso de su renuncia, según supo El Observador a partir de fuentes políticas.
Legisladores de todos los partidos políticos manifestaron en ese entonces que Díaz siempre cumplió con la “independencia técnica” que exige el cargo, aunque en el último tiempo su gestión en el Tribunal de Cuentas venía recibiendo críticas –tanto públicas como privadas– de oficialistas y opositores.
En la coalición de gobierno, principalmente en el Partido Nacional, observaron con recelo su votación junto a los ministros de la oposición en la licitación para la compra de tres escáneres para Aduanas, y señalaron que ha tenido una actitud zigzagueante desde que el Frente Amplio le retiró el apoyo por su actuación en la discusión de la concesión a Katoen Natie.
El punto más álgido llegó cuando el ministro propuesto por el Frente, Enrique Cabrera, llevó todas esas actuaciones a la Fiscalía, con el audio crudo que en el Tribunal se usa a cada sesión para elaborar el acta. Díaz amagó entonces con dar un paso al costado y obtuvo el aliento del Partido Nacional para mantenerse en el puesto.
Funcionaria de carrera del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la contadora ocupaba la presidencia de forma activa desde 2017, cuando sustituyó al abogado Siegbert Rippe, aunque su venia –como suplente del presidente– fue votada por la Asamblea General en julio de 2010 pocos meses después de la asunción de José Mujica.
En ese momento, Díaz ya era conocida de los legisladores, dado que desde el retorno de la democracia venía trabajando con ellos en las comisiones que discutían las leyes de Presupuesto y Rendición de Cuentas.
“Trabajó con todos los gobiernos”, dijo un parlamentario que la conoce desde la época en que funcionarios de la Contaduría General de la Nación –el organismo en el que hizo carrera– y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) solían instalarse en el Parlamento para negociar los cambios con los legisladores.
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