Compras más seguidas y por unidades, las estrategias de los argentinos ante el "no hay plata" de Milei

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Se acabó el “stockeo”: la clase media cambia de hábitos para hacer frente a la crisis

Limitar las compras al dinero disponible y reducir la frecuencia, pasando de las grandes compras mensuales a las compras semanales más puntuales y por unidad son algunas de las estrategias frente a la pérdida del poder adquisitivo
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19 de febrero de 2024 a las 13:22

Como sucede cada vez que la Argentina en una situación de crisis, la clase media echa mano al cajón de los recuerdos para poder hacer frente a una pérdida del poder adquisitivo que los economistas comparan con la que se produjo después de la crisis de 2001. Así, mientras en 2023 podía verse cómo un segmento de la población "stockeaba" ante una inflación que se aceleraba y con un cepo que impedía el acceso libre a los dólares para ahorro, en el comienzo de 2024 los especialistas empiezan a detectar nuevas conductas de parte de la clase media para afrontar la nueva situación de escacez. 

Una estrategia básica es la llamada "out of pocket", que bajo un nombre de apariencia técnica esconde una idea muy sencilla: limitar los gastos de bolsillo al máximo, adaptando la compra básicamente al dinero disponible. Así, según le explicó un verdulero de Villa Crespo al diario Clarín, “ahora, la gente no pide los productos por peso sino por unidades”. “Los clientes van comprando lo que necesitan a diario porque con los precios tan altos, nadie puede darse el lujo de descartar nada”, dice el comerciante mientras pesa tres duraznos en la balanza.

La devaluación de diciembre y la posterior la liberación total de los precios que el Gobierno anterior mantuvo "pisados", entre otros factores, provocaron un deterioro de los salarios que siempre se mueven por detrás de la inflación. En 2023, la suba de los precios llegó al 211,4% interanual mientras que los salarios, hasta noviembre, se apreciaron 142,7%. Si se tiene en cuenta los dos últimos meses, con la inflación de 25,5% en diciembre y de 20,6% en enero, el bolsillo de la clase media está más flaco que nunca.

La perdida del poder de compra afecta a todos los segmentos sociales, pero no del mismo modo. Mientras que en los sectores bajos la capacidad de ajuste es menor porque la mayora parte del presupuesto se destina a cubrir necesidades básicas como los alimentos, en la clase media existen otros márgenes para las decisiones, aunque los aumentos en rubros como educación, prepagas, luz, gas y combustibles, también imponen sus límites.

Para los especialistas, un fenómeno que se observa es el de la mayor asiduidad con que se realizan las compras, en las que además, se adquieren menos cantidad de productos. “En gran medida, las compras de abastecimiento pertenecen al pasado, ya que la situación económica no permite altos niveles de planificación como antes y la compra mensual comienza a desaparecer incluso en niveles socioeconómicos más altos”, le explicó Juana Merlo, titular de la consultora ShopApp, al matutino porteño Clarín.

En uno de los últimos trabajos de la consultora, se detectó que “sólo el 50% de los consumidores sabe cómo se va a mover dentro del punto de venta (supermercado, almacén o autoservicio) y tratan de no tentarse. Ya no se implementa la tradicional 'lista de compras' y además, la compra es más pequeña también”, agrega la analista.

Otro estudio de Moiguer Consultora de Estrategia señaló que entre los cambios de habitos se encuentra el traslado hacia las marcas blancas o segundas marcas; el menor consumo de carnes (una decisión que hoy abarca al 50% de los hogares); la disminución en las salidas gastronómicas, la baja de las suscripciones a las plataformas de streaming y hasta el menor uso del auto o de la moto debido a los aumentos de los combustibles. También las salidas a “tomar un cafe” fueron recortadas por un tercio de la clase media.

Segun ShopApp, “el precio es un driver de cambio en tres de cada 10 casos y se da principalmente en niveles socioeconómicos más altos. En cuanto a la innovación, son los hombres quienes se animan un poco más”, resalta el estudio.

Todos estos cambios de habitos se enmarcan en una situación de caída del consumo generalizada que se está notando desde enero. Al respecto Javier González, analista de Nielsen IQ, señala: “lo que estamos viendo es una caída en general del consumo impulsado en principio por algunas primeras marcas”. Un dato no menor es que, en enero el consumo en la Costa cayó un 15% respecto del mismo mes del año pasado”, comentó el experto.

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