Este viernes se entregaron los Premios Onetti, galardones que cada año la Intendencia de Montevideo concede a una serie de obras inéditas en distintas categorías. Este año, además, los primeros premios de cada categoría recibieron una dotación de $100 mil, además de la publicación de la obra, lo que convierte al Onetti en el galardón literario con el mayor premio económico del país.
El jurado integrado por Lía Schenck, Sofía Aguerre y Horacio Cavallo le dio el premio a El corazón de piedra de la tía Perla, de Edgardo Fabián Lucas Silva por “su habilidad narrativa, al lograr una obra al mismo tiempo profunda y sumamente entretenida, con una prosa pulida y ágil, y una trama que permite un interjuego entre verdades, suposiciones, engaños y artilugios...”.
Las menciones fueron para Renata Colifata, de María Noel Toledo Paseggi, y La asombrosa y aterradora historia de la gente pata de pollo, de Fernando González.
El jurado conformado por Leonardo Pintos, Alejandra Gregorio y Estela Golovchenko premió a Luz, de Juan Sebastián Peralta. El jurado destaca: “La obra presenta una estructura muy bien diseñada y plantea rupturas temporales que favorecen a la progresión dramática de la trama.... demuestra un estilo personal interesante y un manejo de las herramientas de escritura muy adecuadas”.
Las menciones fueron para Fixión, de Agustín Urrutia, y Andreína Cruza Montañas, de Bruno Acevedo Quevedo.
El jurado estuvo integrado por Alejandro Ferreiro, Magdalena Portillo y Melba Guariglia. Por unanimidad, el primer premio fue para Ya no seremos tapa de disco, de Juan Andrés Felártigas. “En un lenguaje sencillo, la cotidianidad donde objetos y hábitos dan cuenta de un oficio poético contemplativo y despojado....”, rotuló el jurado.
Las menciones fueron para La fiebre, de Claudio Burguez, y Palmo de piel, de Adriana Méndez Antúnez.
El jurado estuvo integrado por Anne Gauthey, Vera Giaconi y Gustavo Espinosa y le dio el premio a Las chicas doradas, de Manuel Soriano, por ser " una novela vertiginosa, de prosa potente y profesional. Unas tramas asimilables a lo que suele llamarse 'género' (como el policial o las distopías) se entretejen de modo eficiente y funcional, pero también generan densidad dramática y aun poética...”.
Las menciones fueron para Ascensores, de Paula Curbelo, y Temporada de ballenas, de Tamara Silva Bernaschina.
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