La bacteria causante de la sífilis se descubrió en 1905.

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Se notifica un caso de sífilis cada 79 minutos: temen que sea “solo la punta del iceberg"

Estiman que hay más casos de los diagnosticados porque las parejas sexuales “casi no son tratadas”
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05 de abril de 2023 a las 05:03

La infectóloga Mariana Guirado no daba crédito de lo que veía. Pero la ecografía era contundente: el feto estaba sufriendo y corría riego inminente de muerte. Dos semanas antes, en el mismo consultorio, había observado una imagen casi idéntica, cuando casos de esa rareza —o mejor dicho por esa razón— apenas había examinado dos en dos décadas de medicina. Las madres, embarazadas, habían dado positivo al test de sífilis y la infección se estaba transmitiendo a los hijos que venían en camino.

Casi en simultáneo empezaron a encenderse las alertas. Solo en un año el Pereira Rossell —la maternidad pública de referencia— trató a 82 recién nacidos que habían contraído de sus madres una infección que Uruguay se había propuesto erradicar. Cada uno de esos 82 bebés, frágiles, tienen chances de ocupar una cama hospitalaria por 12 días en promedio, lo que significa un tratamiento que, en niños que todavía no tienen las defensas desarrolladas, les implica una pulseada entre que se les afecte el sistema nervioso o no, entre un paro cardíaco o no, entre la vida y la muerte. De hecho, la sífilis es la primera causa de fallecimientos fetales por una infección.

Las ecografías, las internaciones de neonatos y los resultados de laboratorio que confirmaban que los pacientes tenían valores elevados de VDRL (la sustancia que sube cuando se está infectado con la bacteria de la sífilis) hicieron reaccionar a las cátedras de Neonatología y Ginecotología. A fines del año pasado le enviaron al Ministerio de Salud una carta exigiendo la “emergencia sanitaria” por lo que consideran un “aumento significativo y crítico de la sífilis” en el sector sanitario público de Uruguay.

Pero con el correr de las semanas, y con la confirmación todavía más notoria del aumento de infectados, la preocupación se extendió a cuatro disciplinas médicas (se sumaron los infectólogos y los médicos de familia), y los datos más recientes harían prever que los contagios van más allá de la transmisión vertical de madres a fetos.
El Ministerio de Salud recibió en 2022 al menos 6.609 notificaciones por sífilis: en promedio, una cada 79 minutos. Un año antes había recibido 5.384, y uno antes 4.402.

Cada una de esas notificaciones no necesariamente equivalen a un caso distinto y confirmado (puede que haya reinfecciones o falsos positivos). Pero las estadísticas del MPS muestran que, en promedio, el 84% de las notificaciones responden a casos confirmados y, por consiguiente, se mida como se mida la tendencia es al aumento.

Uruguay se había propuesto erradicar esta infección de transmisión sexual cuyo tratamiento es “sencillo y económico”. Pero, por el contrario, “cada vez estamos más lejos de erradicar la transmisión vertical (como si se viene consiguiendo con el VIH), y cada vez aumentan más los casos y se hacen menos test… es insólito”, dice con preocupación la infectóloga Guirado.

La pandemia del covid-19 bajó la cantidad de exámenes de diagnóstico, porque la población tuvo menos acceso al sistema de salud (lo mismo pasó con la tuberculosis o los test de cánceres). Pero “el aumento de la sífilis es anterior a la pandemia y responde a un problema de salud grave”.

¿Qué está pasando?

La sífilis se cura y en muchos pacientes apenas da una lesión en la piel. Su baja letalidad y el cierto control de la propagación de la infección hicieron que la población bajase su percepción de riesgo. Y, sobre todo, los diagnósticos quedaron focalizados en las mujeres embarazadas (que deberían hacerse un examen de VDRL cada tres meses de gestación), pero surtieron poca adhesión en las parejas sexuales que deberían estudiarse al menos una vez mientras esperan el nacimiento de su hijo.

“Como muchas veces los síntomas pasan desapercibidos, hay veces que los síntomas de la infección se pasan por alto aunque la infección sigue estando. Las parejas sexuales también se contagian, pero al no controlarse pueden ocurrir dos cosas: que reinfecten a sus parejas que fueron tratadas o que infecten a otras parejas con las que mantienen relaciones sexuales”, explicó Guirado.

Una investigación que, entre otros, lideró el neonatólogo Juan Pablo Gesuele, demostró que “casi la mitad de las madres (de recién nacidos en el Pereira Rossell con sífilis) no recibe tratamiento correcto y de las que sí lo reciben más de la mitad se catalogaron como reinfectadas”.

Para cortar esa reinfección, habría que tratar correctamente a las parejas sexuales. Entonces surge la pregunta: ¿quién paga el tratamiento por más económico que sea? Según Guirado, “Uruguay tiene una ordenanza que obliga al diagnóstico de la sífilis en el embarazo y a su notificación a Salud Pública, pero falta un orden y, sobre todo, falta que el sistema sea más sencillo para que las parejas sexuales y las madres se estudien sin tener que pedir consulta a un médico ni estar discutiendo si la paga la hace el prestador de la mujer, de donde nacerá el futuro bebé, de la pareja sexual o de quién”. La normativa establece que en el mismo prestador en que la mujer se controla el embarazo debería darse el diagnóstico y tratamiento a la pareja.

Muchas parejas dejan de usar barreras de protección cuando la mujer queda embarazada. Como no puede quedar embarazada a la vez que está gestando, se dejan de cuidar. Pero la infección se transmite igual.

“La falta de control de las parejas sexuales, en buena medida por la falta de información, es una de las mayores fallas que está teniendo Uruguay”, reconoce la infectóloga Susana Cabrera, profesora agregada de Enfermedades Infecciosas. Pero, dice la especialista, “no es la única falla y no es algo exclusivo al embarazo ni del sector público”.

Cabrera es infectóloga en uno de los principales prestadores de salud privada. “En el último tiempo he atendido a muchísimos varones heterosexuales y homosexuales con sífilis”, reconoce. Hace pocos días, recuerda, le derivaron un paciente con lesiones en la boca. Llevaba meses deambulando por distintos médicos, de distintas especialidades, y estaban a punto de hacerle una biopsia en busca de la causa. “Nadie en ese periplo se dio cuenta de que eran lesiones típicas de una sífilis, porque entre los médicos también se bajó la guardia y se dejó de pensar en esa infección”.

A la sífilis le dicen “la gran simuladora”. En una primera etapa suele causar una lesión indolora y que se cura sola en la zona por la que ingresó la bacteria. En el pene es más sencillo de ver, pero en los orificios (vagina, boca o ano) puede que pase desapercibido y el paciente no consulte. En una segunda etapa suele causar lesiones de distinto tipo en la piel, no necesariamente donde entró la bacteria. Y es allí donde se confunde con otras causas. En los casos más avanzados puede agravarse, ocasionar afectaciones del sistema nervioso, del corazón e incluso la muerte.Entre los recién nacidos con esta infección en el Pereira Rossell, por ejemplo, la quinta parte requirió internación y un tratamiento que, para un cuerpo tan pequeño, es muy invasivo.

Cabrera insiste: “Estamos ante un problema de salud grave que, de no tratarse como país, se irá agravando mientras las infecciones pasan por debajo del radar”.

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