Sábado 14.  Tabaré Vázquez en el acto del grupo Frente Unido, en el teatro El Galpón.
Denis Dutra

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Tabaré Vázquez , la tribuna, el estadio y un gol desde el vestuario

El primer guiño del candidato del FA a los que piden más izquierda con precisión cirujana
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10 de noviembre de 2013 a las 00:00

A estas alturas del partido ya no quedan dudas que Tabaré Vázquez, el empresario-oncólogo que emergió desde una familia obrera y llegó a llevar a la presidencia a la izquierda uruguaya por primera vez en la historia tiene una precisión cirujana para medir cada uno de sus movimientos políticos.


En febrero del 1996, Líber Seregni renunció a la presidencia del Frente Amplio (FA) acusando falta de apoyo a la reforma constitucional que había acordado con blancos y colorados. Tabaré Vázquez era el único político destacado de dimensión nacional que rechazaba esa reforma, apoyada por los partidos tradicionales, Seregni y Astori.


Al renunciar Seregni, Vázquez también se apartó del Secretariado Ejecutivo del FA, en lo que puede registrarse como su primera renuncia.
La reforma se impuso pero por apenas 7.000 votos, lo que mostró la potencia política de Vázquez.


Semanas después el Congreso del Frente lo eligió presidente de esa fuerza política .
Su primera renuncia lo había catapultado unos meses después a la condición de número uno de la izquierda uruguaya.


Su segunda renuncia histórica se produjo 10 meses más tarde a causa de la indisciplina partidaria del edil del MPP Jorge Zabalza, que impidió con su voto en la Junta la voluntad de la intendencia frenteamplista de privatizar el hotel Carrasco.
Para regresar a la presidencia frenteamplista, Vázquez puso como condición la autoexclusión de quienes no acataran las decisiones de los órganos ejecutivos.
Su demanda fue satisfecha y el Congreso de noviembre de 1998 lo designó presidente por aclamación.


Su segunda renuncia lo había terminado consagrando como el político mejor valorado del país.
Su tercera renuncia fue al Partido Socialista. Devolvió el carné de afiliado que portaba desde hacía 25 años, porque el partido rechazó su veto como Presidente de la República a la ley que flexibilizaba el aborto.
Para fundamentar su veto, Vázquez expuso motivos filosóficos pero también científicos que nadie replicó.


En 2008 rechazó la reelección y dijo que en la izquierda no había mesías aunque seguramente convencido en su fuero íntimo de que el capital político que acumuló lo convirtieron tal vez en el único salvador capaz de continuar el proyecto de la izquierda a nivel nacional.


Luego vino el retiro de la actividad política pública y su profundo y prolongado silencio tras confesar ante un auditorio de alumnos -donde había periodistas- que en 2006 le pidió apoyo a George Bush ante un eventual conflicto bélico con Argentina por la instalación de la planta de celulosa de Botnia en Fray Bentos. Ayuda al “imperio para ir a la guerra con “un país hermano”.


Después dijo que si la biología se lo permitía volvería a pujar por el sillón presidencial hasta que en los últimos días se puso el overol se largó a la campaña electoral para octubre del año que viene, para la cual las encuestas lo dan como posible ganador.
Y lo hizo con viento en la camiseta, con la mística intacta y la precisión de quien maniobra un bisturí.


Al cierre de la semana que termina, el precandidato presidencial dijo que en un próximo gobierno del FA “los que mucho tienen van a tener que pagar más”.


Se trata de una definición contundente que está en línea con lo que piensan dos integrantes de la unidad de macroeconomía de la comisión de programa de la coalición a los que entrevisté recientemente, los economistas Carlos Viera y Jorge Notaro (este último renunció por decir lo que pensaba ). Ambos consideran que se deben aumentar los impuestos a los grandes agroexportadores para seguir redistribuyendo la riqueza; e incluso, con lo que piensan dos posibles ministros de Economía de una eventual tercera administración frentista, los economistas Álvaro García y Gabriel Oddone, que entienden que existe espacio para seguir mejorando la distribución del ingreso por la vía tributaria.


La definición de Vázquez no es solo para las gradas. Como político inteligente que es sabe que la economía uruguaya ya no “vuela” como lo hizo desde el año 2003, que el crecimiento empezó a atenuarse, eso impacta sobre las finanzas del Estado, y que de algún lado habrá que sacar plata para capear un posible deterioro y continuar las “reformas de izquierda”.


También sabe que su contendora en la interna, Constanza Moreira, apunta a generar más izquierda y captar votos frentistas desencantados y que no puede permitir ni la menor fuga de votos para asegurar una eventual mayoría parlamentaria. Con olfato goleador intacto y sutileza médica Vázquez metió un golazo dede el vestuario que seguramente festeja el estadio frenteamplista.


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